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Alex ardía de celos. Damon le había dicho que lo alcanzaría luego, y tuvo que ir solo a la universidad. No le dijo por qué, pero Alex sabía que se quedaría con Graham, Dios sabe haciendo qué.

No tenía nada en contra de Graham como persona, a decir verdad: habían sido amigos en la niñez y, antes de aquél accidente, había sido un muy buen chico. Eran sus... maneras las que lo molestaban. Su presencia lo incomodaba desde aquél día en que lo besó (por error, quería pensar él), y a partir de allí no podía aguantar que esté cerca de él. Quería ignorar el hecho de que Graham había sido la primera persona a la que había besado, y odiaba tener que cambiar la historia de su primer beso a una más "aceptable".

Pero Alex no era homosexual. Es más, incluso le provocaba rechazo el oír esa palabra, y ser asociado a ese grupo de personas. La vuelta de Graham a su vida no le gustaba, y menos si se ponía en medio de la amistad que tenía con Damon.

Era eso. Alex estaba celoso, y tenía miedo de que Graham intentara lo mismo con él, y peor, que a Damon terminara gustándole. Aunque sinceramente Alex nunca había pensado en el rubio como un gay en el closet, esto cambió cuando Damon empezó a pasar cada vez más tiempo con el chico de gafas. Su forma de actuar había cambiado, la forma en que trataba específicamente a Graham no era propia de amigos; y por más Damon trataba de ocultar aquello a toda costa, Alex sospechaba demasiado últimamente.

Tenía miedo de perder a su mejor amigo por el estúpido de Graham, que hasta entonces sólo había traído preocupaciones a su vida. Al igual que consideraba repulsivo el simple pensamiento de ver a los dos chicos besándose... claramente si eso pasaba, no podría volver a ver a Damon como su amigo. Era una lástima, pero así tenía que ser.

Sea lo que sea, hablaría con Damon, e intentaría que recapacite sobre Graham. Por eso cuando el rubio llegó tarde a la primera clase de aquél día y se sentó a su lado a la vez que se disculpaba con el profesor, Alex le susurró serio:

—Tenemos que hablar.

Damon lo miró divertido. No se veía preocupado a pesar de que el profesor lo había regañado por su impuntualidad. Estaba casi recostado en el pupitre y con las piernas estiradas. Alex podía jurar que el rostro del chico estaba más relajado que nunca. Las tensionadas expresiones faciales que tenía siempre en aquellas clases habían desaparecido por completo. Era como si se hubiese fumado algo.

Damon no le respondió y giró su cabeza para mirar sonriente a la pizarra llena de números, con el rostro apoyado sobre su mano.


Cuando la clase concluyó, ambos se dirigieron al patio.

— ¿Entendiste algo?—le dijo Alex, al mismo tiempo que colgaba su mochila en el hombro, mirando un poco hacia atrás tratando de caminar tan lento como lo hacía Damon, que iba a paso despreocupado por el estrecho pasillo que llevaba afuera.

—Nop—le respondió, sonriendo.

— ¡Damon, la clase de matemáticas es muy importante en este curso! Son cinco horas semanales. No aprobarás los exámenes.

—Ah, ¿sí? —Le dijo Damon, riendo— ¿Y desde cuándo a Alex James le preocupa tanto pasar un tonto examen? Sabes que no seguiremos una carrera de todas formas. Y si lo hacemos, no tendrá nada de matemáticas.

—Pues no, no me importa. Pero lo digo por tu bien. Tus padres hacen el esfuerzo enorme de pagarte una escuela y aparte este curso para que puedas encontrar algo que te guste aparte de la música. Supongo que al menos se merecen ver que intentas entender algo y aprobar con una nota mínima—le dijo, a la vez que se sentaban en el banco de siempre. El día seguía un poco soleado.

— ¡Ja! Mira, te has convertido en mi abuela. Tengo todo bajo control. No te preocupes—le dijo, palmeándole la espalda. Alex rio.

—Sólo digo, Damon, esto no es como la secundaria, y lo sabes. No sé porque estás tan dejado últimamente...Oh, ¡espera! Ya lo sé—dijo, fingiendo asombro—. Es por... Graham—dijo, dándose cuenta de que le costaba incluso pronunciar su nombre en voz alta.

—Así que, ¿eso es de lo querías hablar? —dijo, apoyando los codos sobre las rodillas. No se sentía bien al hablar a espaldas de alguien, y mucho menos del chico que le gustaba.

—Sí, Damon. Mira, no me importa que sea tu amigo—sí le importaba—, pero ya casi ni pasas tiempo conmigo. En las mañanas en la escuela, estás todo el tiempo como perdido en tus pensamientos. Y aquí es igual. En gimnasia estás todo el tiempo pegado al niño ese... Y sabes que son los únicos lugares en donde podemos vernos. Ya ni siquiera me invitas a tu casa ni vienes a la mía los fines de semana. No quiero decir que me estés remplazando... y bien por ti si encontraste otra amistad, pero... te extraño.

Damon no sabía qué decir. Quería tanto decirle a su amigo que él no era el único que estaba sufriendo. Quería contarle que estaba sintiendo algo por alguien, quería decirle los miedos que tenía con respecto a tener una relación seria. Pero conocía a Alex, y sabía que el que ese "alguien" sea un chico no ayudaba... menos siendo Graham. Se sentía mal al pensar que no podía confiarle algo tan simple como sus sentimientos a sus supuesto mejor amigo, por miedo a que dejara de hablarle.

—Y no todo es sobre mí, Damon, no. También te está afectando a ti. ¿Has visto tus notas últimamente? Incluso las mías son mejores—paró de hablar unos segundos y al no ver respuesta por parte de Damon, continuó diciendo algo que sabía causaría algo en él—. Además... los chicos comienzan a hablar, ya sabes cómo son.

— ¿Qué? —dijo el rubio, sin comprender.

—Sí... ya sabes a lo que me refiero... rumores. Y no es que yo crea que son verdad, pero son muy difíciles de negar. Graham y tú parecen casi una pareja.

Y sí. Eran casi una pareja. El miedo de Damon por admitir que era homosexual, y el de Graham por entrar en una relación y también salir del closet, no les permitía estar tan juntos como quisieran.

—Y no digo que sea verdad, eh. Pero... no sé, si esos rumores llegan a esparcirse y repetirse más, puede que todo el mundo se lo crea. Y tú sabes que a mí no me gusta ser relacionado con ese tipo de personas... ni a mí, ni a los demás—dijo Alex—. Así que sólo te advierto: cuidado con quien te juntas, porque te pueden aislar como con ese niño... ¿Cómo era su nombre? Jarvis. ¿Recuerdas que decían que le gustaba un profesor? Pues todos se alejaron de él y el acoso fue tal que tuvo que cambiarse de escuela.

La expresión relajada de Damon desapareció. Más temprano ese día, sintió que sus miedos de ser visto con Graham iban desapareciendo por fin, lentamente. Pero ahora que escuchaba lo que Alex le estaba diciendo, se sentía paranoico y sus nervios volvieron incluso más fuertes.

Y Alex supo que mintiendo de esa forma, tenía a Damon donde quería: dejaría de hablarle a Graham por miedo a que se rumoree, y todo volvería a la normalidad. 

monday; gramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora