Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)

Capítulo 22

Mayo 13 – Día 43

Antes de nuestra siguiente cita le envié seis mensajes. No me respondió ninguno.

11:42am Jennie
Perdón por lo que hice, ¿podemos hacer como que nunca paso?

12:43pm Jennie
Por favor responde, sé que estas molesta pero necesitamos hablar sobre esto.

2:34pm Jennie
Aunque sea avísame si te están llegando mis mensajes, al menos quiero que sepas que lo siento.

3:36pm Jennie
Lo siento mucho.

1:57am Jennie
Te necesito.

1:59am Jennie
No me voy a disculpar por ese ultimo mensaje.

***

Esa noche caminar por el hospital hasta la habitación de Lisa fue fácilmente una de las cosas más aterradoras que había hecho en mi vida. Podía sentir mi pulso en mis oídos, mis manos temblaban, no importaba lo que hiciera por calmarme mis manos seguían temblando.

Esa tarde me había pasado una hora en mi closet buscando algo para ponerme, al final termine escogiendo unos pantalones blancos ajustados y un sweater azul nada espectacular, que por el momento coincidía muy bien con mi visión general de la vida.

Mis converse rojos resbalaban un poco en el suelo, tenía agarrada la correa de mi bolso con mis dedos mientras caminaba por el pasillo. No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar en el otro lado de la puerta. Algo en mi me decía que me diera la vuelta y regresara a casa pero fui vencida por mí misma, había pasado tres noches sin dormir pensando en sus ojos marrones y en sus labios rosas.

Yo era un desastre, el cáncer y la falta de sueño habían dibujado sombras purpura debajo de mis ojos haciendo que mis pensamientos se fueran nadando hacia algún lugar lejano. Jisoo me ayudaba en lo que podía, Rosé también comenzó a ayudarme una vez que le dijimos, pero necesitaba a Lisa. Necesitaba a la única persona que yo sabía que cuando tomara mi mano todo se sentiría mejor y tal vez ya lo había perdido por mis acciones.

Me quede a dos pasos de su puerta durante un largo rato, estaba esperando en la incertidumbre. De momento una voz que no logre identificar provino desde el interior, era una voz femenina y algo gruesa. ¿Tal vez era su mamá?

Respire profundamente dando unos últimos pasos para cruzar la puerta y entrar a la habitación, contemple lo que estaba ocurriendo con temor. Era como si abril hubiera regresado, Lisa estaba con sus sabanas hasta su cintura, su laptop entre sus piernas y su cabeza entre una pila de almohadas. Ella no me noto al principio, tenía sus ojos en la chica pero no la estaba mirando realmente. Ella le estaba diciendo algo a Lisa con un cierto tono de alegría en su voz, pero ella solo se limitaba a mirarla sin decir nada, había un vacío en su mirada que dolía más de lo que debería de haber dolido.

Ella se volteó y me miro a ver, su rostro se ilumino cuando me vio– ¡Hola! ¿Eres alguna amiga de Lisa? Soy Sorn, su nueva terapeuta.

Si pudiera comparar con algo lo que sentía en ese momento seria como ser golpeada en el estómago muy fuerte. Parecía que el aire dejo de pasar por mis pulmones dejándome débil y sin aliento, por un momento pensé que mis rodillas no me sostendrían y terminaría cayéndome.

Después de un largo rato finalmente pude hablar– Soy Jennie, soy su.. su terapeuta.

Su expresión cambio a confusión– ¿Oh no te dijeron que yo vendría a partir de ahora? Me dijeron que te llamarían, creí que todo estaba arreglado...

–No –le dije apretando mis labios, sentía la mirada de Lisa en mi pero no era capaz de voltear mi rostro y mirarla– no me dijeron nada.

Ella me miro con preocupación en sus ojos, moviendo sus manos entre sus piernas. Lisa no me quitaba su mirada de encima y yo no volteaba a verla, había una enorme tensión en la habitación y tal vez ella era la causante, por un segundo me sentí mal por ella, pero luego recordé que estaba sentada en mi silla reclamando un título de 'terapeuta' que no se había ganado.

–Bueno esto será divertido –dijo luego de una larga pausa tratando de alegrar nuestro estado de ánimo– no hay problema en tener una tercer invitada. Las enfermeras me dijeron que ustedes dos son muy unidas. Estoy segura que podrás ayudarme un poco.

Estuve pensando en tomarle la palabra y sentarme ahí durante la hora para disfrutar de la compañía de Lisa, pero no podía. Tenía que decirle todo lo que no le había podido decir en la azotea. Había llegado a un punto sin retorno, ya no existía motivo alguno para esconder todo lo que sentía. Todo se había convertido en una mierda, y si no podía tenerla, al menos quería que supiera todo. 

Negué con mi cabeza y le dije– Solo necesito decirle algo a ella. Luego me iré.

Ella tenía una mirada incierta, obviamente estaba tratando de calmar todo lo que se había vuelto un enorme desastre– Eso está perfectamente bien. ¿Verdad Lisa?

Me obligué a mirarla a los ojos, su mirada parecía un mar furioso con profundidades oscuras y peligrosas. Me dolía verla así, dura y fría sin ningún consuelo en su mirada. Quería regresar el tiempo y volver a como estábamos antes pero eso parecía ser imposible.

Por un momento pensé que diría que no, pero abrió su boca para hablar y un tranquilo– Está bien –salió de sus labios. Fue allí cuando pude notar lo herida que estaba por la calidad de sus palabras y la tristeza que se escondía entre ellas. Yo había hecho todo esto y no estaba tan segura de poder repararlo.

–Quiero que sepas que no lo hice a propósito –comencé jugueteando con mis manos al hablar sin quitar mi mirada de la suya, en ese momento me sentía tan inservible– no se suponía que te convirtieras en alguien especial para mí. No tenía planeado que te necesitaría. Una vez dijiste que morir era como caerse y ahora entiendo lo que querías decir con eso. Es como si una conclusión rondara por tu cabeza y no pudieras dejar de pensar en ella. Es como si tus emociones cayeran y estuvieras esperando hasta que tu cuerpo toque fondo. Pero supongo que si voy a caer por ti, quiero todo el tiempo que pueda tener. Quiero caer contigo y que cuando las dos toquemos fondo, estemos juntas. No quiero que seas el sueño que se quede fuera de mi alcance. Sé que piensas que al alejarme me salvaras pero ya es demasiado tarde para eso.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, las palabras salían fácilmente de mi boca en una desesperada suplica, Lisa era la única cosa que realmente había querido en toda mi vida– Quiero cada día que puedas darme. Quiero tus malos y tus buenos días, incluso te seguiré queriendo en los días que ya no recuerdes quien soy. Te necesito mucho, te necesito más de lo que tú me necesitas a mi Lisa. Antes de conocerte yo estaba flotando, no sabía lo que estaba haciendo o hacía donde me dirigía y tú me diste algo que me hace sentir como si estuviera volando cuando estoy contigo. Tu eres mi seguridad y...te amo.

Me detuve al darme cuenta de lo que había salido de mi boca. Era cierto, siempre había sido cierto y ahora mis palabras estaban entre el silencio.

No podía entender la expresión en su rostro, parecía que había un océano de emociones abstractas en sus ojos, me miraba como si yo fuera la única cosa que la mantenía en esta tierra. Ella se veía tan rota, estaba entre sus sabanas y estaba temblando. Quería acercarme a ella y frotar su espalda hasta que dejara de temblar de esa forma. Quería tomar todas sus piezas rotas y repararlas.

–No puedes –comenzó a hablar, sonaba algo alterado– no puedes amarme. ¡Crees que puedes amarme pero no es así! –Dios, odiaba cuando ella me gritaba, odiaba la forma en que su voz se rompía con desesperación. Era el mismo estúpido argumento del tiempo que le quedaba, una y otra vez se repetía, creía que esta vez lograría convencerme de que no lo necesitara– ¡Tengo un pie dentro de un bote que está perdido en medio de un maldito océano sin retorno!

–Entonces creo que estamos en el mismo bote –le respondí.

Mire a ver a Sorn quien me estaba mirando con algún tipo de confusión y vergüenza. Ella abrió su boca para hablar, como si tuviera algo que decir pero negué con mi cabeza y baje mi mirada hacia mis manos articulando mis últimas palabras.

–Llámame por favor, o mándame un mensaje.. algo –me voltee mirando hacia la puerta pero era incapaz de irme, incluso cuando todo mi cuerpo me decía que debía de irme de esa maldita habitación– y solo.. buenas noches –dije finalmente.

Escuche su voz detrás de mí, era suave e incierta– ¿Jennie?

Comencé a irme sin voltear a verlo, me fui levantando mi cabeza tratando de que las lágrimas no rodaran por mis mejillas.