Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)

Capítulo 41

Julio 20 - Día 111

El tiempo paso lento desde que me dijo sobre el procedimiento. Tenía quimioterapia un día después de la noticia, me hacía sentir horrible y pesada durante dos sólidos días mientras trataba de dormir para combatir la enfermedad. Lisa alegremente me había mandado un mensaje por la tarde preguntándome si había estado tratando de comer. Fingí estar ofendida, aunque no podía olvidar la razón por la cual ella se había saltado la ronda de quimioterapias del tratamiento. Cuando los doctores te operan quieren que estés lo mejor posible.

Cuando la vi ese martes caminamos por los pasillos del hospital, se podía escuchar el chillido de su silla de ruedas contra el azulejo mientras la empujaba con mis brazos temblorosos, la esperanza se arrastraba lentamente detrás de mí. No teníamos un destino en particular mientras cruzábamos las amplias extensiones de baldosas y la alfombra industrial, solo teníamos el extraño deseo de movernos.

Pude sentir como cada respiro de oxigeno se desgarraba a través de mis pulmones, mi cuerpo estaba trabajando fuertemente para los lentos pasos que estaba dando. Probablemente fue una mala idea la caminata que decidimos tomar a través de los pasillos fluorescentes en contra de las advertencias de nuestros cuerpos, pero en algún modo era satisfactorio. Se sentía como tal vez si caminábamos lo suficientemente lejos podríamos escapar de nuestros demonios.

De alguna manera terminamos en el techo, el sol se asomaba afuera de las nubes calentando mi piel contra la oleada de viento. Había un enorme contraste comparado a la primera vez que estuvimos ahí, cuando no podía tocarlo por el miedo a que ella no me tocara de vuelta. Ahora estaba más asustada de que fuera a romperla.

–Dijeron que tomara seis horas –dijo empujando su silla cerca del borde del techo, las ruedas casi golpeaban la barrera de concreto. Me baje con cuidado hacia el concreto colocando una mano en su silla como si con eso pudiera salvarla de que cayera hacia el pavimento.

–Tal vez tome una siesta durante ese tiempo –le conteste en un tono deliberante y alegre mientras recuperaba mi aliento– he oído que las sillas de la sala de espera son bastante cómodas.

Ella sonrió irónicamente– No son tan malas.

–¿A qué hora entras a operación? ¿Cuándo debo ir a verte?

Ella se encogió de hombros– Va a iniciar a las 12:30pm, ¿Tal vez alrededor de las 9:00pm? Me van a preparar primero pero debes de tener algo de tiempo.

Lo cual fue una cosa divertida de decir, como si posiblemente tuviera tiempo suficiente para decir adiós.

–Te esperare totalmente para llevarte a cenar después del procedimiento –le dije estirándome para apretar su mano– te comprare todos los caros alimentos que puedas comer.

Ella se rió, la enfermedad parecía desaparecer un poco de su rostro– Te tomare la palabra. Sera mejor que lleves mi cuerpo anestesiado al mejor restaurante que puedas encontrar.

Contuve una risa sabiendo las consecuencias de la felicidad en mis pobres pulmones– Bueno ahora no puedes morir, perderías tu cita.

Ella se deslizo cuidadosamente fuera de su silla y se movió para besarme, sus labios estaban ligeramente agrietados y no tan cálidos como la primera vez que lo bese en la azotea. De alguna manera estar sentadas bajo la luz del sol, cayendo aunque nos sujetábamos mutuamente era mejor que aquel amanecer– Por nada en el mundo me lo perdería.

La bese de nuevo respondiéndole con un murmuro en sus labios– Más te vale que no –sus labios sabían cómo a un adiós.

Julio 28 - Día 119

Eran las 8:47am y muy probablemente la última vez que vería a Lalisa Manoban. Habíamos pasado la última semana siendo optimistas cuando luchábamos por contener las lágrimas y ella seguía sabiendo quien era yo, pero cuando desperté esa mañana lo único que podía encontrar en mi pecho era un lugar tranquilo que crecía en temor. Ya nada se sentía real, nada excepto por Lisa y a veces Jisoo, el resto del mundo era tan solo figuras de cera y mis dedos se deslizaban en ellas.