Capítulo 25

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–¿Tenemos todo el lugar para nosotras solas entonces? –pregunto pasando sus distraídos dedos por mi cintura, deteniéndose en mi estómago– suena bien.

–Oh basta –le dije finalmente colocando la llave en la cerradura– estás haciendo que suene como una mujer vieja y espeluznante.

–Tu eres la que me trajo a su apartamento vacío –me respondió descansando su barbilla en mi hombro, aprisionando su pantalón contra mi mientras empujaba la puerta para abrirla.

–Pero tú fuiste la que me pidió que la trajera, tal vez tu eres la pervertida aquí –me burle sin molestarme de separarme de ella mientras entrabamos. Levante mi brazo para encender la luz pero ella sujeto mi muñeca.

–Realmente no me importaría sin luces.

Levante una ceja, la mire de reojo en la sombra oscura del apartamento. Estaba todo tranquilo, la ventana abierta dejaba entrar rayos de la luz de la luna iluminando el lugar con un color azul– ¿No te importaría?

Ella negó con su cabeza mordiendo su labio inferior– Nah.

Coloque mi mano en medio de sus pechos, sintiendo su firme musculo sobre el algodón de su camisa mientras la empujaba hacia atrás, sus hombros golpearon suavemente la pared– Si tu insistes.

Su sonrisa nerviosa se convirtió en una mueca que me llevo con ella. Sus dedos encontraron el borde de mi sudadera deslizándola hacia arriba junto con mi camisa para quitármela por encima de mi cabeza, dejando la pieza de ropa en el suelo, quedando sólo en brassier.
Paso sus dedos por la piel desnuda de mi espalda, antes de que pudiera detenerla, sentí un escalofrío en mi cuerpo.

–Tu sabes... –susurro en mi oído girando, ahora ella apoyándome contra la pared– solo porque eres mayor no significa que puedas tener el control.

Luche contra el impulso de gemir, su voz era grave y entrecortada en mi oído. Deslice mi mano por debajo de su camiseta en venganza, frote mis dedos por la suave piel de su cadera trazando la línea divisora de su hueso hasta que llegue a la línea de sus pantalones– Realmente creo que si lo tengo.

Ella extendió su mano y detuvo la mía, su respiración silbaba a través de sus dientes apretados– ¿Te gusta provocar a las personas no? –me pregunto pegando más su cuerpo contra el mío. Mi piel estaba completamente aprisionada contra su cuerpo y contra la fría pared– y apuesto que siempre te sales con la tuya.

Levante mi rostro hasta alcanzar su boca, le robe un beso y coloque mis dedos en las cintas de su pantalón por donde pasa el cinturón y jale más su cuerpo contra el mío– A veces lo hago.

–Tú lo has dicho, no todo el tiempo es así –murmuro, sus ojos tomaron un tono oscuro y se encontraron con los míos, una de sus manos subió por mi brazo, por mi cuello, por la curva de mi mandíbula hacia la línea de mi cabello– apuesto que un montón de personas dejan salirte con la tuya. Te dejan que los provoques. ¿Pero qué hay de divertido en eso? –paso su mano ahora por detrás de mi cuello enredando sus dedos en mi cabello y tirando hacia abajo, por lo que mi cabeza se inclinó hacia atrás.

Jadeé al sentir el movimiento que hizo, cerré mis ojos mientras sentía como quitaba su mano de mi cabello, tenía una sonrisa sucia en su rostro– ¿Quién es la que está provocando ahora? –le pregunte sonando casi sin aliento incluso para mis propios oídos.

–No te estoy provocando –dijo inocentemente– ¿Hay algo que quieres que haga?

–No me preguntes cosas como esas –le conteste tomando la parte posterior de su cuello para inclinarla un poco hacia abajo y besarla, casi podía degustar engreimiento en su lengua. Tome su camisa deslizándola hacia arriba hasta que ella se separó de mi boca y se la quitó por completo pasándola por su cabeza, lanzo la camisa en dirección a la habitación y regreso su boca a la mía para seguir besándome, su cuerpo que era más grande que el mío me envolvía cada vez que ella me aprisionaba contra la pared.

Mis manos pasaban por su espalda, mis dedos apretaban sus hombros, mis uñas se clavaban en su piel cuando ella aprisionaba una de sus piernas contra mi vientre. Tiraba mi cabeza hacia atrás contra la pared mientras ella bajaba besando mi mandíbula, luego comenzó a succionar mi cuello dejándome marcas rojas en él.

Me aferre a Lisa, pero a la vez separe poco mi cadera de la suya, tratando de no correrme a mitad del camino. No era que me quejara pero cuando me dijo que ella era virgen, esperaba que fuera algo menos experta.

–Pon tus brazos alrededor de mi cuello –me ordeno con una voz ronca. Le obedecí y coloque mis brazos en su cuello sujetándome con fuerza. Antes de que pudiera procesar lo que ella estaba haciendo, sus manos estaban en mis muslos y me cargo, mis talones colgaban cerca de la parte baja de su espalda.

–¿Cuál de las dos es tu habitación? –me pregunto entre besos mientras pasábamos el sofá.

Alcance mi puerta con una mano y con la otra me mantuve sujetada firmemente de su cuello mientras entrabamos en mi habitación. Apreté mis dientes para no dejar escapar un fuerte gemido.

Me recostó en la cama y se subió encima de mi besándome con un entusiasmo que hacia difícil desabrocharme el botón de mi pantalón. Ella comenzó a frotarse contra mí, pude sentir como su miembro estaba duro haciendo que me excitara aún más– Dios mío Lisa déjame... –jadeé mientras sus manos encontraban mi cabello y tiraban suavemente de ella– déjame quitarme mis malditos pantalones.

Ella se apoyó con sus manos en la cama aun encima de mi mientras yo terminaba de desabrochar mi pantalón y bajar el cierre, su respiración estaba entrecortada justo como la mía. Sus pupilas estaban completamente dilatadas, su cabello caí por su rostro, tenía una expresión perversa en su boca.

Finalmente pude deslizar mi pantalón y mis bragas hasta mis rodillas, jale nuevamente a Lisa hacia mí, deje escapar un gemido cuando nuestros cuerpos se juntaron. Le quite su top deportivo y agarre sus pechos girando para quedar ahora encima de ella y me quite por completo mi ropa.

–Pensé que... –dijo vacilante, su voz se quedaba sin aliento en medio de la penumbra– pensé que me dejarías... tu sabes.

–¿Tenemos toda la noche no? –le conteste sintiendo una fascinante oleada de control en mi cuerpo. Comencé a desabrochar sus jeans mientras besaba su estómago sintiendo como ella se retorcía debajo de mí.

Ella no respondió mientras le bajaba sus jeans quitando sus boxers, quedando completamente desnuda, expuesta ante el aire frío del apartamento.

Sople la punta de su miembro, una sonrisa diabólica apareció en mi rostro mientras ella apretaba las sabanas y dejaba escapar un largo gemido de sus labios.

–Creo que tenías razón Lisa. Me gusta provocar –le dije lamiendo alrededor de la cabeza de su miembro y luego separándome.

–Te odio –dijo jadeando con sus ojos cerrados, los nudillos de sus manos estaban blancos de tanto apretar las sabanas, sus músculos se tensaron y en su frente comenzaba a haber algunas gotas de sudor.

–No, no me odias –envolví suavemente la base de su miembro con mi mano mientras que con mis dedos comenzaba a masturbarla– Dios, eres preciosa –dije y luego me lo lleve a mi boca deslizando mi lengua en círculos lentos alrededor de su miembro mientras lo chupaba.

Sus caderas temblaban al tratar de mantenerse quieta, luchando contra el impulso de embestir mi boca, habían jadeos entrecortados que resonaban en la silenciosa habitación. Yo estaba más que mojada, pero mantenía mis manos sobre Lisa concentrándome en llevarla al clímax.

Podía sentir que sus caderas se movían un poco más, comencé a sentir el sabor salado-dulce del líquido pre seminal en mi boca y saque de inmediato su miembro de esta, ella dejo escapar un quejido en tono de frustración. Me arrastre por encima de ella dejando que su miembro rosara con mi estómago y mi pecho al moverme para besarla.

Ella me recostó nuevamente, besando y lamiendo mi boca como si estuviera hambrienta mientras me quitaba el mando, recuperando su posición anterior. La deje, disfrutando que la emoción desconocida de dejarla al mando, me envolviera.

Dejo de besarme para comenzar a morderme y succionar mi clavícula dejando moretones ahí– Que tan lejo... –hizo otra mordida haciendo que la última palabra se convirtiera en un sonido de aprobación– ¿Que tan lejos iremos? –le pregunte.

Dejo de morderme levantando su rostro un poco para fijar su mirada en la mía, tenía sus ojos bien abiertos y una expresión seria– ¿Que tan lejos me dejaras ir?

Frote mis caderas contra las de ella, deseaba sentir su miembro contra mi desde hace un rato– Yo solo... –me frote nuevamente seguido por un jadeo mientras ella se pegaba más contra mí– no quiero que hagas algo que... mierda... te lamentes por la mañana.

Ella rió contra mi piel– ¿De verdad crees que voy a lamentar esto en la mañana?

Deje ir cualquier preocupación que tenía. Puse fin a la conversación tomando su rostro para besarla con fuerza, mis manos se enredaban en su cabello. Ella me siguió el beso con el mismo entusiasmo, sus grandes manos frotaban mis caderas, podía sentir su piel caliente contra la mía. Comenzaba a acercarse a mi entrepierna haciendo que me excitara más y más.

–Lisa –murmure, mis palabras se perdían entre jadeos haciéndose cada vez más incoherentes– estoy cerc...

Ella mordió mi labio inferior sin dejar de que terminara de hablar, sus dedos eran fuertes como si quisiera romperme y consumirme. No había nada casual sobre la forma en que mis dedos pasaban por su cabello, pero la forma en que ella había dejado moretones sobre mi piel con su boca me volvían loca, estos tardarían varios días en desaparecer. Estaba todo oscuro, aquel juguetón coqueteo se convirtió en algo mucho más desesperado, era una necesidad de hacernos el amor mutuamente.

Paso una mano por debajo de nosotras y empujo dos dedos adentro de mí, abría y cerraba sus dedos en forma de tijera, no me dio tiempo de adaptarme a la sensación. Arqueé mi espalda dejando escapar un fuerte gemido dejándole marcas rojas con mis uñas por toda su espalda.

–Te ves tan hermosa así –susurro añadiendo un tercer dedo profundamente en mí. Sentí un hormigueo en todo mi cuerpo, una sensación eléctrica me hizo sentirme aturdida, mi respiración estaba entrecortada. No podía hablar, Mi boca estaba abierta y lo único que podía hacer era respirar la esencia de Lisa, el sudor de su piel, eso era más precioso que el mismo oxígeno.

Pude sentir su miembro en mi entrada, el lento quemar mientras entraba en mí. Empujo un poco rápido con el afán de ser cuidadosa. Se quedó quieta durante un largo rato, sentía su respiración caliente en mi cuello mientras me acostumbraba a la sensación de tenerla adentro de mí. Comenzó a moverse lento y profundamente, mordí las sabanas para mantenerme tranquila.

–Lisa por favor yo... –su piel era suave y lisa en donde sus pechos rosaban contra los míos. Comenzaba a dejarme besos en mi cuello mientras murmuraba algunas palabras de amor contra mi piel.

Ella aumento la velocidad de sus embestidas, extendió sus manos para tomar las mías, entrelazo sus dedos con los míos aprisionándolos tan fuerte que casi dolía mientras se adentraba en mí.

Apreté mis ojos cerrados, tratando de mantenerme en la realidad pero fácilmente me salía de ella. Estaba nadando entre las sabanas, sentía las manos de Lisa sobre mí, sentía como me llenaba. Podía sentir sus embestidas irregulares, su respiración acelerada, como sus movimientos se volvían cada vez más brutales, hasta que no pude aguantar más, me corrí.

Sus dedos dejaron marcas en mis manos, Un fuerte gemido salió de sus labios mientras se corría adentro de mi, dio unas cuantas embestidas más hasta que no pudo más. Se recostó encima de mi besando mis hombros mientras sacaba su miembro, me di la vuelta y lo bese mientras pasaba sus dedos por mi pecho agitado.

Lo miré con ojos vidriosos, la luz entraba por la ventana iluminando sus ojos oscuros y sus labios hinchados, el tinte rosado de sus mejillas era apenas visible. Todo mi cuerpo se estremeció, extendí mi mano frotando mis dedos por toda la longitud de sus bíceps.

Él me sonrió mientras se acomodaba a mi lado quedando a mi altura con un suspiro contento. Extendió su mano y pasó uno de sus dedos por mis costillas haciendo que me erizara.





Disculpen la tardanza, estuve muy ocupada estos días, pero acá están los capítulos, espero que les gusten.

Catch Me, I'm Falling (Jenlisa G!P)Where stories live. Discover now