Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Caminaba entre las calles del barrio bajo y pobre de la gran capital del universo seis, portando una capucha que le ocultara el rostro, intentando pasar desapercibida por los guardias que pasaban cerca.
En las paredes de las viejas construcciones había folletos y carteles donde su rostro estaba impreso. Ofrecían recompensa por su cabeza.
Ingenuos. Hasta ella sabía que aquella gente desamparada no la entregaría pues ella era su heroína. Si los gobernantes y la deidad de aquel universo no se preocupaban por ellos, ella sí; se encargaba de robarles a los ricos para darle a los que menos tenían.
Los gobernantes le decían criminal, pero ella se autodenominaba como justiciera. Lo que menos quería era hacerle daño a la gente. Ella no los ignoraría ni les rechazaría, como ella alguna vez sufrió el rechazo de su propia familia.
TN provenía del universo nueve, pero su familia la dejó en una pequeña capsula a la deriva en el espacio. Su propia familia la abandonó, dejando a una niña de ocho años a su suerte. Según sus crueles progenitores, la joven peli-__ no era digna de portar su apellido, pues al no tener antenas y tez azulada, la fémina no era digna de vivir entre ellos. Era una abominación para ellos. No cumplía los estándares de belleza de aquel extraño mundo del que provenía y eso significaba deshonra.
Y entonces llegó al universo seis donde fue sobrellevando una vida nómada pero era mucho mejor que estar encerrada en una pequeña alcoba por días. Sobrevivía robando y cazando.
Conforme pasaban los años, observaba como el gobierno prestaba más atención a los de la clase elite y de alta sociedad, y a los más desamparados los excluían. A los de clase media estaban en medio de esa línea que dividía la decencia y la locura de tener más y más bienes materiales.
Creció así, en compañia de un varon de ojos carmesi, el cual se encargó de enseñarle y entrenarla. Hitt era el nombre de aquel hombre. Lucharon junto contra penurias y adversidades, hambrunas y noches frías, ambos seapoyaban mutuamente.
Pero un dia, él simplemente se fue, dejandola sola y sin ninguna explicación.
El ver a aquellos pobres ciudadanos pasar hambre, le causaba una horrible sensación. Ver como veneraban a una deidad que no hacía nada más que comer y destruir planetas le causaba un increíble enojo. Pero no los juzgaba, tan solo le molestaba el hecho de ver como aquel a quien llaman Champa, se rascaba la barriga, sin importarle que a diario niños, adultos y ancianos morían de hambre.
