Las instrucciones eran sencillas. No perder. Derribar a cualquiera que se cruzara en tu camino y obtener las super esferas del dragón.
Pan comido.
Aunque nunca le dijeron que sus oponentes serian mucho más fuertes de lo que imaginó.
- ¿Qué estás haciendo? concéntrate
La fémina quedó tendida en el suelo después de un golpe que no supo de donde vino. Se levantó soltando algunos quejidos.
-Cierra la boca, Vegeta-gruñó mirando a su esposo- ¿Qué demonios me golpeó?
Frente a ella apareció un sujeto muy parecido a Bills, pero este vestir un traje rojo con detales negros.
-Tú me golpeaste, basura-gruñó contra aquel sujeto.
Vegeta se colocó a su lado, fulminando con la mirada a ese tipo.
-Elimínalo de una vez-dijo Vegeta a su esposa. - O ¿No puedes?
TN quitó su mirada de ese tipo, Dyspo, y miró ofendida a su esposo.
- ¿Crees que no puedo? -rio irónica- Por favor. Yo puedo con todo. Apuesto que derrotaré a más idiotas que tú.
- ¿Eso crees? -preguntó Vegeta cruzado de brazos
-No lo creo, lo sé-afirmó segura de sí misma.
Mientras tanto Dyspo observaba incrédulo al matrimonio. Se supone que debían atacarlo, después él se luciría mostrando movimientos únicos, en cambio estaban discutiendo entre sí, como si él no importara.
- ¡Te apuesto lo que quieras a que derrotaré a más sabandijas que tú!
- ¡Apuesto un mes sin deberes! -exclamó TN sonriendo confiada.
-Trato-asintió Vegeta. Y enseguida se abalanzó contra Dyspo sin darle tiempo a reaccionar.
Fue un ataque tan rápido que le fui difícil bloquearlo. Se tomó muy enserio la apuesta que no quería perder nada de tiempo.
- ¡Espera! ¡Él es mío! -intervino TN antes que Vegeta rematara e Dyspo, este último suspiró aliviado.
La saiyajin tomó del brazo a su esposo.
- ¡Suéltame!, ya lo tenía.
-Pero yo iba a atacarlo-objetó TN señalando al herido Dyspo
- ¿Eso importa ahora? -preguntó, rodando los ojos ante la actitud infantil de su esposa.
-Si, porque si lo derrotas entonces tendrás ventaja en la apuesta. -respondió.
A lo lejos Bills miraba a ambos saiyajines con molestia e incredulidad.
- ¡Ustedes dos! -finalmente estalló la deidad- ¡Dejen de pelear como un par de niños y peleen-gritó Bills desde las gradas.
-Te venceré-amenazó antes de irse en busca de algún otro contrincante.
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