Soportando a Jack.

28. Pequeña Burbuja.

Jugué distraídamente enterrando la pequeña cuchara en mi helado de crema, una vez que mi padre estuvo nuevamente frente mio sonreí levemente.

-¿He tardado? -preguntó mirando mi vaso con expresion de sorpresa, negué con la cabeza mientras que saboreaba lo último que quedaba del primer sabor.

-Hace tiempo que no tomaba
uno, está muy bueno-confesé y al instante mis pensamientos se encargaron de buscar cuando había sido la última vez.

Suspiré al recordar que había sido con Jack, cuando apenas nos estábamos conociendo y cuando habíamos hecho esa tonta apuesta.

Sonreí estúpidamente y mi padre habló.

-¿Qué ocurre? -me sonrió devuelta, percate sus ojos curiosos.

-Nada, nada.

Traté de disipar mis expresiones tontas y decidí cambiar de tema antes que descifrara mis pensamientos. Ya que sabía que él era uno de los pocos que podía descubrir lo que ocurría en mi cabeza.

-¿Quién era? -pregunté apuntando a su teléfono con la barbilla.

Pude percatar que mi pregunta lo había tomado desprevenido, el silencio corrió en segundos.

-Era Nancy, quería saber cuando volvía, que tal estaban ustedes, entre otras cosas-respondió y me quedé mirando sus manos que hacían exactamente lo mismo que yo con el helado, recordé vagamente a la mujer que había mencionado.

Traté de imaginarme como luciría despues de años sin verla, si había cogido peso o todo lo contrario, si su cabellera ya estaba completamente blanca o si su voz seguía siendo dulce y envolvente como la recordaba de pequeña.

Una sentimiento fuerte surgió en mi y caí en la cuenta que hacía mucho ni siquiera pensaba en ella.

Me sentí mal.

-¿Nancy? -pregunté y el asintió mientras que saboreaba la pequeña
cuchara-¿Cómo está? Me hubieras dicho que era ella-solté un poco disgustada y al instante traté de que no se me subiera los humos.

-Pensé que no ibas a querer saludarla-se encogió de hombros e hice una mueca decepcionada.

¿Por qué pensaba eso?

-Hace mucho que no la veo...-deje las palabras en el aire y solté un suspiro nostálgico.

Prácticamente desde que papá había entrado en rehabilitación.

Él se quedó mirandome como si estuviera estudiando mi humor.

-Podemos organizar algo, Aaron tampoco estuvo en contacto con
ella durante este tiempo-dijo animado y yo asentí al instante.

Nancy había sido una persona muy especial para mí , ya que tuve la mala suerte de perder a mis abuelos más temprano de lo normal y ella fue la que reemplazo ese importante lugar durante toda mi infancia.

Y sabía que no era la única que había llenado ese espacio.

Podía recordar frescamente que ella apreciaba a mi padre como a un hijo y Aaron y a mí como sus nietos tanto que en los últimos años ya le decíamos abuela y no la llamábamos por su nombre.

Estaba segura que el bienestar de mi padre hizo que se quedara por mucho más tiempo a su lado.

Mis pensamientos no pudieron ignorar el hecho de que mi vida definitivamente se había dividido en un antes y después luego de todo el desastre con mi padre. Desde personas, hábitos, lugares, todo había cambiado. Y todo ese hilo de cosas estaban volviendo a mí y quería poner mi mayor esfuerzo en no soltarlas nuevamente.