38. Abrazar sus demonios.

3.5K 164 45
                                    

Abrí los ojos con lentitud sintiendo mi cabeza doler como los mil demonios. Una imagen de Jack con ojos desorbitados apareció en frente de mí y supuse que las cosas se habían complicado más de lo esperado.

–¿Estas bien?

Noté que estaba nuevamente dentro del coche con el asiento completamente echado hacia atrás.

El ambiente se sentía mucho más frío y mi cuerpo reaccionó ante aquel cambio repentino.

–¿Que paso? –me reincorpore en mi lugar de un movimiento haciendo que me mareara bastante en consecuencia.

Cerré los ojos por unos segundos tratando de recuperarme.

–Te desmayaste–contestó de forma malhumorada.

Se encontraba mirandome desde afuera, la puerta estaba completamente abierta y tenía ambos brazos apoyados por encima del techo.

Recordé por instantes todo lo que me había confesado y sentí un nudo en la garganta al saber que no había sido un sueño.

La realidad me golpeó otra vez.

–¿Cuánto tiempo estuve
inconsciente? –lleve una mano a mi frente tratando de apaciguar el dolor.

Jack echo un rápido vistazo a su reloj.

–Casi cinco minutos–su expresión era de hielo.

Estaba segura que se sentía culpable, podía notarlo en sus ojos.

–Debió ser mi azúcar, no he comido nada desde el mediodía–mentí.

Sabía perfectamente que había sido por la impresión.

Jack exhalo con empeño ahora refregandose el rostro. Le observé atentamente mientras que se dedicaba a encender un cigarrillo.

Estaba nervioso.

–En el compartimiento del medio tengo unos caramelos, cómelos antes de que te pongas peor–demandó de forma rápida para luego alejarse.

Decidí no hablar por los siguientes segundos.

Busqué los dulces con mayor lentitud de lo normal. Mi cuerpo estaba en cámara lenta y mi mente también.

Quería volver a casa.

De eso era lo único que estaba segura.

Trate de concentrarme en el sabor dulce del caramelo que comenzaba a esparcirse por mi boca. Jack ahora me daba la espalda mientras que fumaba algunas caladas.

Miré el cielo de forma inconsciente.

Tenía toda la pinta de que iba a llover, las hojas de los árboles danzaban con toda su elegancia y por instantes en el cielo destellaban telarañas de electricidad.

Parecía ser que el tiempo se había tornado igual de gris a la par que nosotros y para nuestra suerte la tormenta había elegido situarse primero dentro de nuestras cabezas.

Pensé por un segundo ir junto a él pero luego entendí que era mejor dejarlo un momento solo.

Abrazé mis piernas por el frío y mi mente comenzó a trabajar denuevo.

Todas mis suposiciones habían estado demasiado cerca a su realidad pero aún así al haberlo confirmado mi mente no pudo procesarlo del todo bien. Y eso era porque desde un principio temía enormemente de que Jack estuviera escondiendo algo lo suficientemente grave como para que llegara a afectarnos a los dos.

No sabía que pensar y tampoco sabía muy bien que le iba a decir en respuesta a todo.

Flashes de algunos momentos vividos a su lado chocaron con malicia en mi cabeza y las fichas comenzaron a caer.

Soportando a Jack. Where stories live. Discover now