―Capítulo IV

1.3K 110 17
                                    

―¿Es mi idea, Haouki, o tío Atem no ha envejecido nada?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

―¿Es mi idea, Haouki, o tío Atem no ha envejecido nada?

―Sigue con la misma cara de amargado.

―Voy a patearles el culo, par de mocosos insolentes.

Los dos chicos frente a Atem se miraron con sonrisas cómplices y Heba sintió que no había sido buena idea juntarlos todavía, no cuándo su papá lucía todo mareado y nervioso, casi ido por sus palabras dichas horas atrás.

Heba no recordaba haberlo visto nunca antes así.

Su papá quitó la carne congelada que sostenía contra su mejilla hinchada, suspirando.

―Heba ―preguntó con tono cuidadoso―, ¿estás usando protección?

Se atoró con su propia saliva ante las palabras de Atem mientras Jesse rompía a reír de forma desquiciada y Haou parecía querer desaparecer de allí.

―¡¿De qué mierda estás hablando?! ―preguntó incrédulo.

Atem señaló hacia Haou.

―Mocoso uno huele a ti ―contestó como si eso lo explicara todo.

―Y a Jesse ―agregó el tricolor menor―. No puedo creer que estemos hablando de esto. ¿No deberías estar saltando de la emoción?

Atem le miró de forma inexpresiva, aunque Heba fue capaz de leer nervios, ansiedad y terror en sus ojos, y eso, si era honesto, le asustaba un poco porque nunca antes había visto esa mirada en su papá.

―No iré contigo, Heba ―respondió el alfa con brusquedad.

Arrugó el ceño, pero la persona que replicó no fue él:

―Y una mierda ―dijo Jesse―, si nosotros vamos a ir, usted también debe acompañarnos.

El mayor miró a Jesse con rudeza, su mandíbula apretada mientras arrugaba los labios.

―No lo entienden ―gruñó molesto―, las cosas entre mi aibou y yo... no acabaron bien.

Heba soltó un bufido.

―Bueno, ¿quieres contarme entonces toda la historia? ―espetó poniéndose de pie―. Tengo un montón de vacíos en todo esto que no logro comprender, y si tú no me los explicas... Supongo que la abuela sería una pésima opción pero sabré algo más.

Atem le miró con derrota, suspirando, y se enderezó.

―Engañé a Yūgi.

Heba no pudo controlarse en ese instante y Jesse tuvo que ponerse de pie para sostenerlo por la cintura al ver que iba a lanzarse sobre el mayor para darle un golpe en la mandíbula.

Atem no se movió, e incluso parecía que quería recibir ese golpe.

―¡¿Tú qué?! ―escupió Heba gruñendo para que Jesse le soltara, pero el otro chico respondió también con un gruñido, imponiéndose.

𝐘𝐮𝐚𝐧𝐟𝐞𝐧 ❘ 𝐁𝐥𝐢𝐧𝐝𝐬𝐡𝐢𝐩𝐩𝐢𝐧𝐠 ❘Where stories live. Discover now