―Capítulo XIII

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Heba suspiró mientras se acurrucaba al lado de Haou, el omega emitiendo calor y hormonas de cariño a su alrededor, y sonrió cuando Jesse se volteó, abrazándolo por detrás, medio dormido

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Heba suspiró mientras se acurrucaba al lado de Haou, el omega emitiendo calor y hormonas de cariño a su alrededor, y sonrió cuando Jesse se volteó, abrazándolo por detrás, medio dormido. Los había encontrado durmiendo en una esquina de los vagones que utilizaban como dormitorios, despertando al alfa para que le hiciera un espacio entre ellos, y Jesse no tardó en atraerlo a su pecho, frotando su mejilla contra su cabello en señal protectora para dejarlo con su olor.

Haou se removió en sus brazos, bostezando.

―Todavía estoy enojado contigo ―le gruñó amodorrado, pegándole con suavidad en el pecho.

El tricolor asintió, frotando su nariz en el cuello del omega, haciendo una marca pequeña de amor y sintiendo cómo se relajaba en sus brazos.

―Perdón ―se disculpó con honestidad―, ¿cómo puedo recompensártelo?

Los ojos del omega brillaron.

―Quiero ver cuando Jesse te folle ―exigió sonriendo maliciosamente.

Heba se atragantó con su saliva, pero antes de poder decir algo Jesse soltó un gruñido.

―Eres un pervertido ―reclamó el peliazul―, primero te follaremos a ti y luego me encargaré de Heba.

El omega chilló mientras Heba sentía sus mejillas coloradas por lo que estaban diciendo.

―Váyanse a la mierda ―refunfuñó el castaño.

Jesse se rió entre dientes, sacudiendo su cabeza por la diversión mientras el tricolor se dedicaba a dejarle pequeños besos en el rostro encantado de verlo haciendo un puchero inconsciente por el disgusto.

Sin embargo, la burbuja alrededor suyo pareció estallar cuando una presencia conocida se acercó a ellos.

Mana se inclinó con una mirada preocupada.

―Necesito que Heba venga conmigo ―dijo con voz firme.

Haou frunció los labios, parpadeando, en tanto Jesse enarcaba una ceja y Heba arrugaba el ceño, confundido. Por un momento pensó en negarse y mandarla al diablo, sin embargo, decidió que no sería lo más sensato porque estaba en un lugar desconocido, con gente que no lo conocía, y debía portarse bien para proteger a Jesse, Haou y a Yūgi. No debía ser un chico malo.

―Volveré enseguida ―dijo mirando al omega castaño, que le tenía agarrado el brazo.

El omega sacudió su cabeza.

―No, te acompañaremos ―dijo haciendo amago de ponerse de pie.

―Sólo Heba ―dijo la omega en su torpe japonés.

Haou mordió su labio inferior y Heba le dirigió una mirada rápida a Jesse.

El alfa pareció entenderle sólo con ello.

𝐘𝐮𝐚𝐧𝐟𝐞𝐧 ❘ 𝐁𝐥𝐢𝐧𝐝𝐬𝐡𝐢𝐩𝐩𝐢𝐧𝐠 ❘Where stories live. Discover now