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Joshua estaba quieto mirando el techo, procesando lo que había pasado.


Ayer pensó que había fallado nuevamente en encontrar al profesor Yoon, además de que estaba en un lugar que no conocía, por lo que estaba pensando que tuvo mala suerte. Claro, hasta que decidió entrar al Purple Rose.


Con Jeonghan pensó que sería difícil llamar su atención, por lo que tenía el plan de a poco enamorarlo y hacerlo feliz para cumplir su objetivo inicial. Pero a la mierda los planes, había tenido el mejor sexo de su vida con el amargado profesor que en su época lo hizo sufrir.


Ese atractivo hombre por el que antes rogaba que se enfermara para no tener sus clases, conoció cada rincón de su cuerpo en una noche, dándole tanto placer que sus caderas estaban resentidas al igual que sus labios, además de que no se fijó en cuantas veces llego al clímax.


Una interrupción a la regular respiración de Jeonghan provoco que se girara a mirarle, causándole ternura por como movía su boca como si saboreara algo, haciendo pequeños sonidos.


Se permitió a admirar al hombre desnudo que estaba a su lado, cubierto a medias con una sábana azul, teniendo su sedoso cabello castaño revuelto y no como solía verlo, peinado hacia atrás dejando su frente descubierta. Tenía un rostro absurdamente precioso, como si no fuera de este mundo, tan irreal. Sus pestañas del largo perfecto para no opacar sus hermosos ojos que ahora se encontraban cerrados, unos labios de un tono rosado y que solo daban ganas de besarlo, nariz pequeña y perfilada, mandíbula marcada y un rostro con proporciones perfectas.


Sus ojos empezaron a bajar, fijándose en las marcas repartidas por la piel de tono más claro a la suya. Se sentía avergonzado al ver que no tuvo nada de control, pues el cuerpo del mayor estaba salpicado de chupones, mordidas y rasguños. No quería ni ver cómo le dejo la espalda.


Nunca se imaginó deshacerse en gemidos a causa de su antiguo profesor. Ese maravilloso hombre estaba acostado sobre su brazo derecho, por lo que apenas lo sentía, pero era un sacrificio que valía la pena para ver a un ángel durmiendo tan cerca suyo.


Se acomodó para quedar de frente a Jeonghan, estirando su brazo libre hasta la sabana para cubrirlos correctamente y luego dejarlo caer sobre la curva de su cadera, permitiéndose acariciar su espalda.


- ¿Tienes el habito de tocar el trasero de alguien mientras duerme? – Su corazón casi se detiene al escuchar esa usual seria voz, sonar juguetona y adormilada. Su mano se había movido naturalmente más abajo, pero no la movió a pesar de ser descubierto.


- Solo los que valen la pena – Espero unos segundos para luego alejar la mano, riendo divertido al escuchar a Jeonghan bufar – ¿Quieres que te toque? – Se inclinó hacia el mayor, besando con suavidad sus cerrados parpados.


- Quiero, pero si lo haces, no saldrás de aquí hasta medio día. Se supone que tengo que llevarte a casa, niño perdido – Dijo eso, pero se movió para acomodarse sobre el pecho de Joshua, escondiendo su rostro en el hueco entre su cuello y hombro, soltando algo parecido a un ronroneo ante lo bien que se sentía ser abrazado de esa manera por el menor. Este solo pudo usar un brazo, pues el otro se estaba recuperando del peso que soporto durante horas.

Why not? (JIHAN)Where stories live. Discover now