cosas que no encajan

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23 de octubre de 1983

Después de que se arreglaron las cosas entre ellos, Tony empezó a realizar pequeños avances con Steve. A veces le daba algún detalle pequeño, o le fabricaba algo en el taller. Podía darle cosas más grandes, pero sabía que no era la estrategia indicada, por lo que decidió que los pequeños detalles eran la mejor línea de curso.

Sin embargo, no tenía mucho tiempo para verlo, porque él estaba en la universidad y Steve había estado trabajando en la oficina, entrenando a varios grupos de militares y, los dos últimos meses, moviéndose entre diferentes guerras.

Esto último lo tenía con el corazón en vilo, pues no podía dejarse de preocupar por el bienestar de Steve y aún permanecía fresca en su memoria la imagen de un Steve lastimado y en cama por culpa de una maldita misión. Si, más allá de que fuera alfa u Omega, Tony sabía que Steve no estaba del todo exento de salir del todo bien librado de las duras misiones a las que se enfrentaba.

Y su desesperación aumento cuando dejó de recibir llamadas y notícias de él, haciéndole sentir realmente enfermo, tanto espiritual, como físicamente.

Fue por eso que, ese día pidió ser enviado a casa. Termino con todos sus pendientes y llamo a Jarvis para que enviará a alguien a recogerlo.

No soportaba ni un segundo más sin saber de Steve y la mejor forma que obtener respuesta era justamente en casa, así tuviese que pedirle noticias a Howard.

*****

Llegó a casa entrada la madrugada del 24 de octubre. La entrega de trabajos le había quitado demasiado tiempo y se vio obligado a llevar pendientes a casa, por lo que salió en un vuelo privado a las ocho de la noche para llegar a casa a las 12.

Cuando llegó, le sorprendió ver qué había tanta actividad dentro de su hogar y supuso que esto se debía a que Howard y su madre estaban allí, por lo que se apresuró a entrar y a buscar respuestas.

******

-¡Eso no puede ser posible! ¡Cómo demonios el maldito presidente permitió que esto sucediera! ¡Se perdieron muchas vidas! ¡Muchas!- exclamó con molestia el hombre a la persona al otro lado del teléfono, sin dejar de moverse inquietamente por la sala, bajo la mirada atenta de su esposa, quien se aferraba a un pañuelo, en señal de preocupación y angustia, e ignorantes a la silenciosa presencia que se acercaba. -¿¡Y dónde está el capitán Rogers!? Pedí explícitamente que mantuvieran un ojo sobre el y que tratarán de protegerlo en la medida de lo que es posible- preguntó con una nota de preocupación en su voz, moviéndose aún más rápido. -¡Si, yo sé que es el jodido capitán América! ¡Pero también se que el maldito suero puede fallar! ¡Lo he visto hacerlo!- exclamó alterado y con un temblor en su mano, que indicaba que las cosas no estaban bien, María y Tony lo sabían, pero muy pocas veces lo habían visto, sobretodo este último. -Desaparecido... En un atentado suicida a la base de marines de los Estados Unidos... Me dice usted que Rogers estaba dentro del campamento cuando explotó- murmuró el mayor, con la cara pálida y tembloroso, causando un sollozo en la mujer, que estrujó con fuerza el pañuelo que retorcía en su mano y, que el mundo del pequeño que escuchaba la conversación se cayera a pedazos.

-¿Es verdad?- preguntó en un murmullo el menor, causando que sus padres girarán en dirección al lugar donde venía la voz, encontrándose con un pálido y tembloroso Tony, que se aferraba con fuerza a la pared para evitar caerse, pues sus rodillas no querían cooperar para mantenerlo en pie por mucho más tiempo y tenía serías dificultades para respirar.

-Tony, cariño, por favor cálmate y respira- pidió la mujer mayor, al notar que su hijo no estaba respirando adecuadamente y que estaba por tener una crisis nerviosa.

-mi Steve, está desaparecido. En un atentado suicida a la base donde se encontraba y yo... Yo no debí dejarlo ir, yo... Yo... Yo sé que el está vivo, el me prometió que no iba a morir y el siempre cumple sus promesas, ¿Verdad? Él no está muerto. Él debe estar vivo y cuando regrese vamos a hablar muy seriamente, porque esto es una broma muy pesada de su parte- murmuró el menor, con la voz ahogada y susurrante, mirada perdida en el vacío y temblando frenéticamente.

-Tony, cálmate por favor y trata de respirar- pidió la mujer corriente a sostenerlo, mientras su padre buscaba más información a través de la llamada y veía como su hijo entraba a una crisis nerviosa, sin poder hacer nada en ninguno de los dos casos y sintiéndose dolido e impotente ante todo lo que estaba sucediendo.

-mi Steve no está muerto, no puede estarlo- murmuró sin dejar de temblar y perdiendo la consciencia, debido a la falta de aire.

******

Tony despertó con una cálida presencia a su lado.

Al abrir los ojos y girar hacia el lugar de donde venía el calor, observó a Steve, que tenía una gasa en su mejilla y varias vendajes cubriendo su brazo, y que se encontraba leyendo un libro, el cual dejo de leer, cuando notó que el menor despertó.

-¿Cómo te sientes, Tony?- preguntó con suavidad, volviéndose a ver al menor, que lo miraba incrédulo.

-¿Eres real? Si eres real, entonces ¿Cómo te sientes? Debiera ser yo quien preguntara eso- respondió con otra pregunta el menor, levantándose rápidamente de la cama, pero notando que tenía una intravenosa en su mano.

-no te muevas así de nuevo, Tony. Te vas a lastimar- advirtió el rubio, empujándolo con suavidad a una posición acostada. -y ¿Por qué no habría de ser real? ¡Soy yo... de carne y hueso! Y ya estoy mejor, llegué ayer en la noche- explicó con calma, bajo la mirada interrogante y extrañada del castaño.

-no es posible que seas real. Estar conectado a esta porquería, cuando en la madrugada estaba recibiendo la noticia de que un kamikaze voló la base en la que estabas es un indicativo- respondió con calma, aunque Steve sabía perfectamente lo que había detrás de ello.

-no fue hoy en la madrugada, Tony. Han pasado dos días después de ello- respondió el rubio con cuidado y calma, causando que el menor de alterará.

-¡Dos días! ¡Cuánto tiempo he estado aquí, maldición!- exclamó alterado, tratando de ponerse en pie y siendo detenido por el rubio.

-Tony, cálmate. Te voy a explicar- pidió el rubio con calma y seriedad, antes de suspirar y empezar -tuviste una crisis nerviosa muy severa, causante inconsciente debido a la falta de aire y cuando despertaste, empezaste a gritar y a entrar en una nueva crisis, por eso tus padres te pusieron bajo un médico, que te inyectó unos calmates, para tenerte controlado y evitar una nueva crisis, en eso fue que llegué yo y te encontré así. Howard y María me pidieron que te cuidará, para que cuando despertarás, no te alterarás de nuevo- explicó con calma y en un tono que no revelaba mucho, pero al menos, su explicación fue convincente para tranquilizar al menor.

-entonces, llevo dos días aquí...- murmuró, para luego suspirar y preguntar. Y ¿Cómo te sientes?- preguntó nuevamente.

-estoy bien, Tony- respondió automáticamente, causando extrañeza en el menor.

-por alguna razón me cuesta creerte. En verdad, Steve ¿Cómo te sientes?- preguntó nuevamente el castaño, levantándose con suavidad y mirando al rubio, que evitaba su mirada.

-estoy bien, Tony. No te preocupes. Todo está bien- respondió con calma, acostando al menor.

Tony sabía que las cosas no estaban bien, todo esto, la guerra, la explosión, el inconsciente y Steve de regreso como si no hubiese pasado nada, por supuesto que las cosas no estaban nada bien, pero no obtendría las respuestas que necesitaba ahora.

*****

Información que cura

-Las guerras alteran a Tony, porque Steve siempre se involucra en ellas y no solo lo altera a él, también altera a su alfa

-Tony tiene razón al pensar que las cosas no están bien

-Perdonen por la tardanza en actualizar y por este arco tan extenso, pero es necesario

El Alfa Perfecto Para MiWhere stories live. Discover now