Un salvavidas

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La puerta del armario se abrió y en ese momento Tony interrumpió rápidamente su llanto y trato de limpiar sus lágrimas lo mejor que pudo, para que la persona que había ingresado al lugar no pudiese determinar con exactitud qué era lo que estaba pasando.

—Tony, ¿Cómo estás?— interrogó la dulce y calma voz de su madre, quien cerró la puerta tras ella y se colocó frente al castaño.

—estoy bien, no te preocupes— respondió rápidamente el menor con la voz un poco ahogada por el nudo en su garganta, mientras trataba discretamente de secarse las lágrimas.

—no lo estás, Tony. No puedes engañarme y por si fuera poco, el llanto que escuche antes de entrar te delata y si no es suficiente, aún puedo ver el rastro que dejaron tus lágrimas— respondió con sabiduría la mujer, mientras extendía su mano para tomar una de las manos del castaño y darle un abrazo, que el castaño se vio incapaz de rechazar.

—no estaba llorando, los alfas no lloran— respondió con la voz ahogada por el nudo y el hombro de su progenitora, mientras silenciosas lágrimas se escapaban de sus ojos.

—estabas llorando y no hay necesidad de ocultar eso. Además, eres totalmente consciente de que eso último que dijiste es falso, y lo sabes— aseguró en el mismo tono, pero con un tinte de severidad que no dejaba lugar a discusión. —¿Que pasó con Steve? Después del medio enlace, las cosas entre ustedes habían marchado de maravilla, no puedo entender que paso ahora— preguntó la mujer con preocupación, sosteniendo a su vástago entre sus brazos y consolandolo.

—yo lo arruiné, le presioné e hice algo que no debía hacer— murmuró entre el refugio que presentaban los cálidos brazos de su madre, mientras la tranquilidad regresaba a él.

—puedes decirme eso que hiciste— pidió su madre con calma, causando que el menor de tensara en sus brazos. —no te voy a juzgar y no voy a hacer nada contra Steve si es lo que te preocupa— agregó la mujer en el mismo tono, causando que el menor se relajara solo un poco.

—Howard...— empezó, siendo cortado por su madre.

—él ya debe saberlo. Por eso la dureza que tuvo contigo a la hora de tratarte— respondió la mujer, causando que el menor se tensara aún más, para luego relájese y suspirar.

—él no sabe con exactitud lo que pasó entre nosotros— respondió con un falso tono de tranquilidad, antes de suspirar —yo lo besé. No es la primera vez que lo hago. Yo lo besé cuando tenía trece años y él me pidió tiempo. Trate de resistir, pero no pude y lo besé de nuevo. Para que quede constancia de que él fue el primero en tratar de hacerlo, y que me beso de nuevo, yo solo lo seguí— agregó el castaño, ya mucho más tranquilo.

—Estás consciente de que lo que hiciste estuvo mal, ¿Cierto?— preguntó la mujer, antes suspirar y agregar —además, aquí hay muchas partes que no me encajan del todo, por lo que puedo asegurar que esa no es toda la historia. Steven Rogers, tal y como yo lo conozco, jamás se atrevería a ponerte un dedo encima, por más sentimientos de cualquier índole que tenga para tí— agregó la mujer con seguridad, haciendo doler el corazón del castaño.

—se que he hecho algunas cosas mal, pero ¿Donde esta el problema en amarlo? Yo lo amo y he tratado de demostrárselo, pero siempre me rechaza— respondió enfadado el menor —y con respecto a lo último, puede que haya omitido un par de detalles, pero no tenías que destruir mis ilusiones de tajo, mamá— agregó en un tono triste y lleno de dolor.

—Tony, amar no es pecado, ni está mal, el problema está en el momento en que quieres imponerle tu amor a otra persona, y para tu caso en particular, cuando asumes las cosas y pasas por encima de la opinión de los demás. Tu ¿Le preguntaste a Steve si quería que lo besaras?— explicó y cuestionó con sabiduría la mujer, acariciando las hebras castañas del cabello de su hijo. —y con relación a lo último que dije, mi intención no era lastimarte. Creo que lo puse en los términos erróneos. Quiero que me escuches atentamente y que te guardés esto en tu memoria, si en algún momento llegas a tener algo con Steve, estoy seguro que lo que te voy a decir a continuación va a ser de gran ayuda. La razón por la que Steve no se metería contigo es, porque no importa lo que su Omega pueda sentir por tu alfa, no importa los sentimientos que Steve pueda tener por ti y no importa cuánto se muera por cruzar esa línea, Steve siempre será primero capitán América antes que Steve, y siempre tratará de hacer lo correcto, aún cuando esto vaya en contra de cualquier deseo, instintivo y personal que pueda tener. Ese intento de su parte por besarte y ese beso que que mencionaste hace poco responde precisamente a eso, quizás su omega o algún parte de él se sintió atraída hacia a ti y logró vencer el férreo control que él tiene sobre sus emociones, sin embargo, logró contenerla a tiempo he hizo lo correcto en este caso, aunque finalmente lo haya vencido su instinto— explicó con calma y paciencia, sin dejar de acariciar las hebras castañas. —si mi intuición no me falla, creo que el problema entre ustedes dos, surgió fundamentalmente por ese ligero momento de debilidad que tuvo Steve y que tu tomaste como permiso para hacer y deshacer a tu antojo, ¿O me equivoco?— preguntó la mujer con seriedad, bajando las manos a su rostro y tomándolo, para que la mirará fijamente.

—yo no le pedí permiso, simplemente asumí que él quería y lo hice porque quise— respondió el castaño con sinceridad —no te equivocas, pero eso no es todo. Yo puede que lo haya manipulado un poco para ponerlo celoso y hacer que me besara de verdad— confesó con sinceridad, desviando su mirada del rostro de su madre, siendo incapaz de verla, debido a la vergüenza.

—eso que hiciste está mal. Está bien que ustedes tienen una relación extraña, por decir lo menos y que son alfa y Omega, pero eso no te hace dueño de Steve, ni tampoco te da derecho de pasar por encima de su opinión individual. Debes respetarlo, porque, independientemente de su casta, Steve sigue siendo un ser humano valioso y merece respeto. Eso es lo que Howard te ha recriminado todos estos años y sin embargo, sigues sin entender— explicó la mujer con calma, pero sin dejar espacio a dudas, antes de suspirar. —con respecto a la forma en que lo estás llevando, date tiempo y dale tiempo a él. Aún eres muy joven para que él pueda tomarte en serio y de la manera en que tú quieres, solo tienes catorce años, Steve no se atrevería a meterse contigo con tan poca edad. Si continuas en tu afán y apresuras las cosas ahora, solo lo vas a alejar. Espera, se paciente y te prometo que una vez las cosas entre ustedes dos funcionen, por más problemas que existan entre ustedes, siempre podrás contar con que Steve estará para tí. Ahora, no eres el único que necesita tiempo, Steve también lo necesita. Jamás ha tenido una vida normal y por eso mismo, aprendió a ser soldado y a ser héroe, antes de aprender a ser omega, él también necesita ese espacio, necesita aprender a aceptar a su parte omega, pero sobretodo, debe aprender a lidiar y asimilar todos los cambios que trajiste a su vida. Una vez aprenda todas esas lecciones, tu trabajo será enseñarle la más importante. Confiamos en que cuando llegue el momento, tú serás capaz de conducirlo en la forma correcta— aconsejó mujer con suavidad y calma, terminando con un beso en la frente del castaño.

—me dices todo esto como si pensarás que Steve se va quedar a mi lado, como si apoyaras lo que sucede entre los dos— murmuró el castaño, siendo escuchado por su madre.

—lo hago. Se que en algún punto Steve estará a tu lado y no puedo estar más conforme y feliz con la decisión. Un Omega excepcional para un alfa excepcional. Sin embargo, también quiero que te des tu espacio y les permitas a ambos la oportunidad de crecer. Yo supe que su destino estaba enlazado en el momento en que se encontraron por primera vez, y como madre no hay nada que me haga más feliz que saber que mi hijo quedará en las mejores manos— respondió la mujer con sinceridad, antes de depositar un beso en la frente del castaño. —quiero que recapacites de esto que hablamos, que pongas en orden tu cabecita, que mires en donde están tus fallos, que te disculpes con Steve y aclares las cosas con él, pero sobre todo, que te des un tiempo para ti y que lleves las cosas con calma. Todas las cosas llevan un proceso y no se puede aprender a caminar antes de aprender a gatear— pidió la mujer, antes de dar un abrazo por última vez a su hijo, antes de soltarlo y tomar el pomo de la puerta. —eres nuestro orgullo— agregó, antes de salir finalmente y dejar al castaño solo y con su cabeza llena de pensamientos.

El Alfa Perfecto Para MiWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu