Graves errores

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Steve regresó irritado y de mal humor. Había estado luchando todo el día con la necesidad y la molestia en su cuello y gracias a eso, no pudo rendir y concentrarse en el trabajo.

Sin embargo, ya estaba de regreso, por lo que parte de su molestia desaparecería cuando logrará poner todo en orden.

Al ingresar al garaje, descubrió, para su enorme decepción, que el auto de Howard no estaba en el lugar correspondiente, ni en ningún otro lugar, lo que significaba que el hombre estaba afuera y que tal vez tardaría en regresar.

Suspiró y bajó de su motocicleta, para dirigirse al interior de la mansión, comer algo y poner en orden el desastre que había dejado en la mañana.

******

Al llegar a la sala de estar, le impresionó en gran medida el enorme silencio. Cuando Tony estaba allí, el ruido era una constante a pesar del enorme espacio que poseía la mansión.

Se preguntaba que estaba haciendo el castaño, pero tan pronto el pensamiento cruzaba por su cabeza, lo desechaba de inmediato para no tener pensamientos que podían provocar el despertar de su Omega, que podía conducir a situaciones y pensamientos mucho peores, los cuales prefería ahorrarse en este momento.

—Capitan Rogers, buenas noches. Justamente estaba esperando su llegada— saludó rápidamente el mayordomo y el rubio se volvió rápidamente hacia el hijo hombre, al notar el tinte de preocupación que bañaba sus palabras.

—Jarvis, buenas noches— saludó de vuelta. —te notó preocupado, ¿Que ocurre?— preguntó rápidamente, teniendo que se tratara de algo con relación a Tony e imaginando los posibles escenarios.

—el joven Stark no aparece— respondió escuetamente, causando que el rubio se pudiera pálido —generalmente el joven Anthony despierta tarde cuando se encuentra en la mansión, por lo que no creímos conveniente ir a tempranas horas de la mañana. Sin embargo, cuando notamos que no bajo en ningún momento a tomar su desayuno y se hacía medio día, fuimos a buscarlo a su habitación y no encontramos rastros de él. Hemos buscado en todos los lugares permitidos de la mansión, pero seguimos sin hallar pistas de su paradero— explicó el mayordomo, ante la expresión de consternación del rubio, quien no podía creer la información que recibía y quien se encontraba realmente preocupado y asustado por las condiciones en las que se quedó Tony y lo que podía causar en ese estado.

Su parte Omega, mientras tanto, se encargaba de hacerle miserable al mandarle imágenes de Tony estando con otras chicas y atrayendolas con su olor, lo que le causaba irritación y algo que no admitiría, sin importar que.

—¿En qué lugares no han buscado aún?— preguntó el rubio con seriedad, retomando algo de control sobre su cuerpo y buscando algo de calma dentro de sí, para hacer esto bien.

—aun no hemos buscado en el taller del señor Stark y en su lugar— explicó el mayordomo angustiado, bajo la antena escucha del rubio.

El sonido de un carro ingresando en el garaje, alertó a los presentes de la llegada de los señores de la casa, por lo que los presentes esperaron a que llegarán a la sala para ponerlos al tanto de la situación.

*****

—María, Howard, buenas noches— saludó el rubio a los presentes, apenas llegaron. —tenemos un problema. Tony no aparece, y él hoy... Entró en su primer calor— avisó el rubio con seriedad y preocupación, pero como un tinte de carmesí que bañaba sus mejillas, el cual delataba su vergüenza.

La mujer dió un jadeo aterrorizado y el castaño solo suspiró y acarició su tabique.

—sabemos lo del calor, por eso pedí que le llevarán comida a su habitación y que se mantuvieran alejados de allí— respondió el castaño con calma, causando una expresión de confusión en el mayordomo. —supongo que nadie te aviso, Jarvis ¿O me equivoco?— preguntó el mayor, recibiendo un débil y apenado asentimiento del platinado, causando un suspiro del castaño —es comprensible, no tienes de que preocuparte, para cuándo nosostros llegamos, tú ya habías salido de la mansión, por lo que es posible que en algún punto se haya perdido la línea de comunicación, además, en el lugar que nos encontrábamos María y yo era imposible comunicarnos con usted— respondió el castaño, para dar otro suspiró cansado.

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