Dolorosas decisiones

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¡Dios! Era un ser humano y un Omega horrible. Había fantaseado con Tony, con Tony de todas las personas y había actuado en consecuencia.

¡Era asqueroso! ¡Tony aún era un niño, por el amor de Dios!

Pero ese beso lo había vuelto loco y había liberado en él todo aquello que se había esforzado en mantener para sí. Le había hecho desear cosas que nunca se había imaginado, le hizo hacer cosas desagradables con su cuerpo, pero que por más desagradables que fueran, también se habían sentido muy bien. Y ese olor, ese bendito olor que estaba impregnado por toda la habitación y que identificó como el olor de excitación Alfa de Tony, no había hecho las cosas más fáciles.

Pero quizás, lo que más lo afectaba de todo esto, es que cuando la bruma del celo desapareció de su cuerpo y se dio cuenta de que todo había sido una ilusión, una parte de él se sintió deseosa de que todo esto fuese real y decepcionada al no encontrarse la presencia del alfa.

Se paso las manos con frustración por el rostro, sin saber que hacer.

A pesar de las intenciones que Tony tenia para con él, no podía aceptar ningún avance del menor. ¡Tenia prácticamente la edad de su padre, por amor a Dios! Tony merecía encontrar a alguien de su edad con quien pudiese experimentar, debía estar con alguien perfecto, no con un omega roto como él, que había vivido en carne propia los horrores de la guerra, que estaba abandonado en el mundo y que una gran cantidad de las noches soñaba con muertos y sangre, ademas de tener mas enemigos en el mundo que amigos.

No importaba que Steve no fuese feliz, o que probablemente Tony fuese el único alfa con la capacidad de estar con él en toda la tierra, él no podía condenar a Tony a vivir esa vida y todo lo que implicaba, no podía amarrar a Tony a su sufrimiento. Por eso no podía estar con él y no podía permitirse ceder a sus instintos.

[****]

Tony se encontraba tendido en su cama, pesando en lo que había dicho su madre. La idea de estar lejos de Steve era aterradora y causaba dolor en su corazón. Él lo amaba con todas las fuerzas de su cuerpo y estaba absolutamente seguro de que Steve era el amor de su vida, de que en ninguna otra persona lograría encontrar lo que había hallado en él. Sin embargo, Steve no parecía tener la misma idea o simplemente se negaba a todos sus avances.

Esta bien, aceptaba que el había sido el primero en romper el acuerdo que había hecho con el rubio de darle tiempo, pero es que no podía mas con las ganas. Llevaba largos meses sin verlo, sin estar con él en el mismo espacio, sin sentir su aroma, sin ver su sonrisa, sin sentir su calor y sin ver sus hermosos ojos azules. La tentación pudo con él, y lo hizo, se dejo llevar, aprovecho la oportunidad que se le presentaba y lo beso como hace tanto tiempo tenia ganas de hacerlo. Se deleitó con la suave y dulce textura de sus labios.

Una vez no fue suficiente y, reconoce que hizo mal en hacer lo que hizo, pero solo un poco de Steve no era suficiente para calmar la sed de tantos años que el rubio había generado en él. Habían sido largos años de tener a Steve tan cerca, de jugar con él, de verlo sonreír, de compartir un espacio físico cercano, de tener la oportunidad de conocer todas y cada una de sus distintas facetas, de estar con él tanto en los buenos como en los malos momentos.

Toda esa amalgama de emociones se escapaba cada vez mas de sus manos, hasta el punto de que era difícil controlarse a si mismo estando cerca del rubio. Cuando estaba cerca, solo quería besarlo y quería tocarlo, acariciar y adorar su cuerpo como lo hacia en sus fantasías juveniles.

Esos pensamientos solo hicieron mas fuerte la idea de marcharse a estudiar a un internado, para así ahorrarse el sufrimiento y ahorrarselo a Steve. Si tenerlo lejos era lo que quería el mayor, él se lo daría.

El Alfa Perfecto Para MiWhere stories live. Discover now