1O: Yo solo fui tu ilusión.

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El recuerdo de ese cabello tan escarlata se le fundia entre su pecho desolado cual corazón de oro hecho añicos en su pasado,  ni siquiera la búsqueda de las más extrañas criaturas en sus exploraciones como mozoologista le distraía de aquellos azules sin fondo como el mismo océano que le había robado el aliento hasta su propia alma incontables veces desde hace un par de años atrás,  un par de años donde todo había sido perfecto entre ellas dos..  Donde Luna Lovegood aprendió lo qué era el amor pero también, también aprendió lo que era en verdad el dolor. 

Sus rodillas no podían más y se dejaron enterrar sobre la tierra firme  de ese lugar  virgen y exótico que se encontraba en aquella expedición,  sus preciosos grises azulados y grandes se habían  desonrientado hacia algún punto infinito en su alrededor y sus labios pálidos en un una fina línea lanzaba suspiros  reticentes  y mudos luchando contra el recuerdo de unas pecas  que siempre fueron sus puntos más favoritos de aquella mujer,  Ginny...  Su Ginny. 

¿ Cuanto tiempo había pasado desde que la abandonó? Ella fue su primer beso,  su primer beso de verdad cuando era una soñadora e inocente niña que vivía en su mundo de torposoplos  y pudin de chocolate, entonces en ese tiempo no importaba nada más. 

Pero había llegado ella,  esa pelirroja vivaracha,  tan segura de si misma,  su fuerza la admiraba más que nada,  su seguridad,  ella le transmitía paz, todo lo bueno del mundo le enseñó sobre todo la amistad....

Una amistad que con el tiempo y al pasar los años florecía más y más. Luna  aquella rubia de largos cabellos enredados, sonrisa sincera y esa forma de pensar tan elocuente sobre los demás quedo atrapada por completo  desarrollando sentimientos desconocidos y confusos para ella misma pero verdaderos...  Estaba enamorada de una Weasley. 

Y llego aquel día en sus días de Hogwarts cuando la guerra contra el mundo mágico y quien no debe ser nombrado reinaba causando terror y pánico sobre los magos,  en ese tiempo que Harry Potter uno de sus mejores amigos y sin quererlo su rival en el amor por la pelirroja estaba en una contienda para salvar el mundo de la devastación. 

Cuando el Ejército de Dumbledore se había reunido de nuevo en Hogwarts para luchar contra las injusticia de aquellos hermanos Carrow y por el bien del colegio,  recordaba entre largas charlas los llantos de su mejor amiga con el corazón destrozado por el niño que vivió la había  abandonado, solo su buen corazón infinito podría estar ahí para darle palabras de aliento como su amiga, confidente  aunque su corazón se le estrujase por no ser la dueña de esos sentimientos que la pecosa llamaba amor. 

Tal vez, solo tal vez su amor por aquella Gryffindor valiente era nada más que unilateral,  Luna era siempre optimista a pesar de la desgracia que le traia la vida,  nunca dejaba de sonreír aunque estuviese echa una tormenta en su interior ella estaba dispuesta a seguir. 

Pero aquel momento entre abrazos le valió para tomar ese momento y vena de Gryffindor que poseía a pesar de ser una Ravenclaw muy genuina y original a su manera única. 

Tan cerca de su rostro estaba enterrada contra su pálido cuello entre lágrimas y mocos sollozando sin consuelo,  sus manos pequeñas y suaves rebuscaron entre sus pecas y mejillas para que la mirase con esos océanos que poseía por pupilas,  pudo percibir la confusión de sus labios temblorosos,  verla asi le partia la misma alma siempre conoció a Ginevra por ser una muchacha muy fuerte y segura de si misma,  que le desesperaba ser espectadora de su cataclismo personal que se volvía una mancha gris en la nube de tristeza que le consumía. 

— Ginny... Harry no te merece,  él no sabe lo que perdió al dejarte ir así yo pienso que te tiene tan poca confianza al terminar contigo  para protegerte,  sé que él  va a vencer y todo volverá como antes,  Voldemort  no le hará daño y Harry terminara con todo esto,  te buscará por que él te ama como yo te amo a ti no solo como amiga,  tu eres mi luz Gin,  desde que me  tendiste la mano para defenderme de todo,  desde que fuiste mi mejor amiga,  supe en un tiempo que mis sentimientos hacia a ti no son solo amistad si no amor,  puro amor,  estoy enamorada de ti.... — Había terminado la frase,  esa larga frase con valia y a pesar de que sus labios parecían trasbillar y la presión de sus latidos como pecho no le daban cabida a su reparación de los nervios jamás dejo de perderse en esa mirada confundida y curiosa,  preparada para el rechazó,  Lovegood tan solo esperaba.

— Luna....  — Era la voz de sus delirios en un dulce tono confundido y no lo premedito sus labios húmedos, Rosas contra los suyos pequeños contra el llanto,  en un beso,  su primer beso por unos gloriosos segundos que hizo asaltar su corazón de brío y chispas en su interior ¿ Así era el amor?,  Sabia salado pero era glorioso,  ese beso era perfecto y  sublime. 

Todo era tan rápido un año entre el dolor y la impotencia de la guerra bajo sus cabezas,  en la pequeña cúpula de roces pequeños y besos entre los pasillos insólitos como oscuros,  siendo clandestinos sus encuentros era todo un sueño para esa rubia enamorada,  sabia que muy en el fondo solo eran migajas de tal vez un corazón destrozado que estaba reparando en un tiempo pasajero pero se empeñaba en pensar que aquello no llegaría jamás y lo disfrutaba mientras pudiese,  mientras se lo permitiese hasta que se marchara y la dejara abandonada. 

Y ese tiempo llegó...  llego cuando todo se cayó de bruces en esas navidades de 1, 997 cuando fue capturada por los mortifagos siendo custodiada en los calabozos de la mansión Malfoy,   prisionera,  torturada,  con hambre,  con frío,  entre las rejas,  las pesadillas venían en el insomnio siempre alerta cada nuevo rehén que tiraban ahi estaba el señor Ollivanders,  un duende de Gringotts, Dean Thomas uno de los amigos de Harry junto con ella en ese cruel destino,  pero Luna nunca perdió su sonrisa se mantenía inmutable,  optimista a pesar de las torturas,  de los crucios que tuvo que soportar y golpes del Señor Oscuro en persona para hacerla hablar pero nunca,  jamás dio revelación de Harry, Hermione,  Ron,  los amigos nunca se traicionan. 

No supo que dia era cuando Ron y Harry habían sido puestos en las celdas junto a ella,  recordó decir el nombre del pelirrojo cuál reconoció,  se le lleno el corazón de Esperanza al saber que podría salir de ahí y volver a ver a esas pecas,  esa melena se escarlata y poder besarla para aspirar su aroma a frambuesas. 

Dobby un amigable elfo los había sacado a todos con vida de ahí,  con una Hermione torturada  y afectada por los espasmos de los inhóspitos crucios de Bellatrix Lestrange,  Harry lloraba desolado por la muerte de quien los salvo aquel Elfo Dobby,  ella tuvo que ir con el corazón encogido para cerrar sus ojos inertes y decir que solo estaba dormido,  sus palabras de aliento. 

Pasaron los días desde el funeral del pequeño héroe y pudo al fin entre  algunos contra tiempos volver a Hogwarts cuando la guerra se desataría asi como su corazón se rompería,  era inevitable. 

Encontró a una Ginny muy diferente,  ella buscaba con desesperación los ojos verdes del azabache,  todo en la rubia se destrozo pero lo aceptó ya su tiempo había pasado, tenía que dejarle ir  con su verdadero amor. 

Y cuando toda aquella guerra terminó, cuando Voldemort murió y Harry Potter venció,  ahi lo vio,  ahi lo comprobó quien fue y siempre será su más grande amor,  volvió a los brazos de quien la pelirroja siempre amo,  siendo solo Luna una ilusión. 

Tres años habían pasado de aquella guerra,  al dejarla ir,  aprender a perder,  con todo su dolor  callo para siempre, mostró su sonrisa única y sanadora de almas,  dejando ir a Ginny Weasley con Harry Potter ese hombre que realmente le hace feliz.

Limpio aquellas lágrimas traviesas entre el recuerdo de su dolor y primer amor todo por un pelaje de color escarlata de aquel animal que buscaba en su expedición le hizo recordar a ella y toda su historia que una vez la amo. 

Se levantó de su posición con una sonrisa melancólica retrato aquella extraña pequeña criatura para su nuevo artículo.

— Ginpy,  asi te llamaras porque me recuerdas a ella,  no perdere las esperanzas de volver a verla.— Susurro con sus órbitas grandes y brillosas en una manera tan optimista de siempre, sabiendo que su artículo será el mejor regreso hacia Londres después de esos largos dos años lejos de él.

HP Shipps  - One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora