18: Reflejados.

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El océano tan marchito de sus pupilas se perdía sin retorno contra el reflejo del espejo una desazón tan insana que ahogaba más allá de la discordia cada centímetro de su cuerpo su pesar interminable de la confusión y la redención buscando las respuestas de su mas grande error. Un laberinto sin salida enterrado en su propio tan amargo sufrimiento.

Se veía a si mismo su figura anclada en ese dorado espejo desconociéndose por completo ¿Cuánto tiempo había pasado desde que...? La ultima vez que supo de el ... el tiempo mismo se había esfumado ante sus ojos tan solo quedando el basto tan leve recuerdo de Gellert. Debió haberlo premeditado aquello ese primer encuentro cuando se conocieron en julio de 1 ,899 había sido tan mal agüero, pero aquel rubio joven había sido tanto su salvación como su mas gran perdición.

¿En que se había convertido? ¿Quiénes eran ahora? ¿Porque el amor era tan traicionero y venenoso?

Albus Dumbledore; estaba destrozado y devastado desde hace tanto, tanto tiempo aquella relación insana que una vez se había formado entre su único supuesto mejor amigo desde ese verano había sido la discordia de su infierno personal y su tan condenado destino. El comienzo había sido solo un cruel aviso con la muerte de un ser querido trajo consigo a su verdugo, aquel ángel negro que le había robado hasta el ultimo latido de su noble corazón incordiando su reducida tranquilidad en su mundo, en su pequeño pueblo humilde junto a lo que quedaba de su familia. Fue cegado por completo hasta que llego al limite de las locuras y las intenciones tan oscuras de Grindelwald demasiado tarde no podía hacer nada más. La muerte en sus manos estaba en la misma balanza de tan solo un agrio recordatorio de no dejarse llevar por las tentaciones y detener toda esta maldad que bordeaba el mundo el cual conocía desde la raíz, Ariana su pequeña hermana había sido el sacrificio para que la venda se despojase de sus ojos y viese la realidad del monstruo que creía amar.

Hacia mas de 20 años cuando ellos se vieron cara a cara por una ultima vez.

En ese salón en desuso del colegio de magia y hechicería de Hogwarts más claramente el séptimo piso donde descansaba lo que era conocido como el místico espejo de Oesed tan enorme frente a su figura cual reflejo se distorsionaba resaltando los bordes dorados dando la imponencia de lo tan anhelante cuales eran tus mas profundos deseos. Era tanto como un castigo que como un sueño balsámico a su herido corazón recordándose tanto tiempo lo que ansiaba con todas sus fuerzas que no podía jamás negarlo y su vista de el mismo se esfumo cada vez que se acercaba hasta el cristal de aquel espejo , las décadas le cobraban factura presentándose ante si unos breves segundos ese hombre de unos 39-40 de edad , cual barba tan cuidada e incipiente del castaño de su cabello descansaba tan amoldado a su figura madura y experimentaba bajo el iris de sus océanos apagado no olvidando su puesto de profesor en ese colegio que lo vio crecer hasta el ultimo de sus tiempos siendo asi su único refugio contra el exterior su única maniobra de escapismo a sus punzantes responsabilidades.

Tan solo fueron cuestiones de minutos en que su mirada cambio a una melancólica y anhelante cuando el reflejo mostro lo que había estado esperando desde que entro esa tarde, aquel atractivo joven de cabellos dorados como el sol, el cielo de sus pupilas frías e insoldables su apariencia tan perfecta que parecía tan irreal siempre dando esa mascara tan contraria fingiendo para no dejar sobresalir a su verdadero yo. La sonrisa desde el otro lado del espejo le derritió por unos breves segundos su corazón, por un momento Albus había perdido la noción de la realidad y la ilusión aferrándose con garras y dientes a ese pasaje de su mente a esa visión que ansiaba su corazón pegado sobre el cristal se desgarraba mudamente llamando a Gellert con desesperación y la sonrisa calurosa que una vez le obsequio permanecía tan intacta el primer paso de su seducción.

"Por el bien mayor, Albus."

Insólita frase que escondía tan bien sus más sadistas y dementes intenciones aun escuchaba el tono tan exacto de su voz cuando lo besaba en la clandestinidad, cuando se dejaba envolver tan tontamente por su oscuridad, cuando la venda le oprimía hasta el hartagazo dejándose llevar por sus manipulaciones llegando al punto sin retorno de caer en sus redes para apoyar con tanto ahincó la causa de un chico que miraba el mundo con otros ojos, siendo asi una dualidad entre el negro y el blanco. El bien y el mal. Nunca un punto intermedio.

HP Shipps  - One Shots.Where stories live. Discover now