HP Shipps - One Shots.

12: Mi Mimbulus Mimbletonia. ♡

»»Siempre seras el antídoto de mi nerviosismo y mi timidez, tu y solo tú, puedes hacerme fuerte, ponerme en orbita.

Te recuerdo como si hubiese sido exactamente ayer que me di cuenta que eras el mundo para mi, a pesar de las inalcanzables burlas ácidas de mi séquito de sopencos amigos por tus torpezas infinitas todo el tiempo, porque si tu Neville Longbottom eres la clara definición indiscutible de bobalicón en potencia, ese quinto año de 1, 995 llevabas en tu regazo como si la vida dependiese de ello un horrible cactus que parecía querer explotar en cualquier momento, todo Slytherin se alejo asqueado por donde pasabas temiendo en cualquier momento que le contagiases tu estupidez, pero yo me quede algo curioso un paso hacia delante con mi impecable uniforme de la casa de Salazar pero no tan exageradamente arreglado como Malfoy y los demás cabezas huecas a mi lado, eso sumando a Zabini y Parkinson, mis azules eléctricos iban escudriñando curioso el camino que trazabas pero sobre todo me sorprendi a mi mismo sintiendo un gusto visual por el suéter celeste que llevabas mecánicamente mi cerebro capto el castaño de tu sedoso cabello con esas cafés de borrego muerto del pavor cargabas transpirando nauseabunda inseguridad.

-¡ Nott, ven que te contagias!-Esa era la siseante voz de cierto platino arrastrando sus palabras con indignación y ese gesto de que iba a morir de alguna bacteria en su cuerpo en cualquier momento.

Eso fue lo suficiente para sacarme de mis cavilaciones sin sentido y reaccionar como era debido, desde el punto de vista de Slytherin. Despreciandote.

- Hey, Longbottom no sabía que te gustaba andar así de apestoso, claro no me sorprendería si eres un perdedor. - Mi lengua filosa no se detuvo sin una señal de expresión en mi pálido rostro a diferencia de los demás que siempre llevaban ese gesto de burla por los poros mal hiriente, ninguno de mis rasgos cambio, incluso cuando tus pupilas se aguaron como débil ñoño, tus mejillas arreboladas de furia y tus puños temblando, oh si te ibas a echar a llorar como idiota, saliste corriendo haciendome trasbillar en el vagón que ocupábamos en el pasillo del expresó en movimiento, maldije por lo bajo ignorando ese extraño punzante sentimiento de culpa que se instalaba en mi pecho al verte desaparecer de mi vista.

¿ Sentir pena por alguien como él? Ni en mis mas locos sueños.

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Así siguió pasando el año sin mucho que hacer, solo que Umbridgue nos favorecía a los de Slytherin, en parte no soportaba como el idiota de mi mejor amigo se pavoneaba como un tarado por el poder que había recibido de hacerle un infierno a todos los de Gryffindor como siempre, pero yo no era para nada estúpido desde primer año era más claro que el agua que Draco le tenia ganas a Potter, a veces pedía a Merlín que esos dos se besaran para que se acabara la asfixiante tensión y que dejaran de joder de una vez por todas.

Bajo el brebaje del caldero de pociones me sentía tan centrado en mi preparación de esa clase con nuestro jefe de casa, ignorando todo a mi alrededor, las típicas tretas, burlas, lenguas filosas como la tensión entre ambas casas enemigas bajo la misma mazmorra, era algo tan simple un somnífero para dormir sin sueños, movía expertamente la varita contra las agujas del reloj por la coeccion perfecta de mi preparación, adoraba enfurecer al descolorido de Draco y el sinvergüenza de Blaise porque aunque se maten y volviesen a nacer nunca serían mejor que yo en esta área, en mis manos estaba el don, todo iba perfecto cuando una voz enfurecida llamo mi atención y luego una explosión de un caldero a unos metros de nosotros que ensordecio todo el ambiente, con el aroma a azufre y la viscosidad por el suelo entre ella un castaño de mirada café con expresión de pánico que por poco parecía hacerse pipí ante las palabras duras y frías como la cripta de Snape.