• O5 •

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— Nosotras ya nos íbamos— hablé interrumpiendo el silencio, tomando la mano de mi hija.

— Oh, por favor, quédense a tomar un té, no habrá problema, ¿Verdad? — preguntó Lucy. Gilbert tardo unos segundos en contestar.

— Claro que no— dijo él al fin.

— Hay tanto de que hablar — agregó la mujer en su camino hacia el interior de la casa, dejándonos atrás.

— Esto será incómodo.

— —

— Y... dime, Linda, ¿como se conocieron Gilbert y tu?— preguntó la señora.

— Íbamos juntos a la escuela.

— Mira que bueno — era obvio que estaba siendo falsa — Que raro que no te volviste aquí después de tu pequeño "accidente".

Su "pequeño accidente" hizo que un enojo y odio hacia la mujer creciera en mi.

Siempre he pensado que el odio es el peor sentimiento, pero esta señora está logrando que cambie de opinión. No puedo creer que Gilbert en algún momento de su vida estuvo junto a ella.

— No pude, entre organizar el velorio y algunos temas económicos, decidí que la mejor opción era instalarme en Paris con mi vieja familia. — hable agradable.

— Oh, ¿Y que te hizo volver?

— Aunque mi estadía aquí fue corta, hice grandes amigos y en verdad me enamoré del lugar. Y pensé que sería muy lindo que mi hija pudiera disfrutar de una infancia aquí, cosa que yo no pude darme el lujo de tener.

— — —

— Fue un gusto conocerte, Lucy — la saludé.

— El gusto es mío — me devolvió el saludo — no olvides que siempre serás bienvenida en casa para jugar con Cedric— se dirigió a Kate.

— Gracias, señora.

Cuando Lucy finalmente se fue y los niños se fueron dentro, suspire.

— Eso fue incómodo — hablamos al mismo tiempo, y luego reímos.

— Se hizo realmente tarde — dije mirando la oscuridad que nos rodeaba. Entramos y nos encontramos a dos lindos angelitos durmiendo.

— Quédense— habló de repente, ofreciéndonos estadía.

— Sería demasiada molestia.

— Sabes que no, ademas, míralos — dijo señalando a los niños— ni en cien años podrás despertarlos — cundo termino de hablar Cedric soltó un ronquido. Reímos.

— Okey, pero mañana a primera hora nos iremos.

— Lo dices como si quisieras irte corriendo — dijo "indignado".

Solté una carcajada.

— ¡Los despertarás! — me reclamo en broma.

Luego de poner a ambos a dormir en la cama de Cedric fuimos arriba. Me tendió un conjunto de ropa y habló:

— Te quedará gigante, pero algo es algo, si necesitas algo estaré durmiendo abajo.

— No, no, tu dormirás en tu cama, yo iré al sillón.

— Ni en tus sueños dejare que eso pase.

— Bueno, creo que entramos ambos en esta cama — ofrecí.

— Espero no te moleste — habló medio preocupado.

— Para nada — sonreí.

Luego de cambiarnos, yo en el baño y el en esta habitación, nos acostamos.

— Buenas noches.

— Buenas noches — hable y sonreí, sabiendo que el no me veía.

— — —

— ¿Mami? — escuche la voz de Katherine, abrí los ojos y me la encontré de la mano con Cedric.

Intenté levantarme pero sentí unas manos en mi cintura, quise sacarlas sin despertarlo, pero fue misión imposible.

— ¿Que pasa niños? — para ese momento Gilbert y yo nos encontrábamos sentados en la cama con la luz prendida.

— Escuchamos un trueno — dijo Katy, aferrándose más de la manita de Cedric. Ni me había percatado de que estaba lloviendo.

— Vengan — ordene mientras abría mis brazos y plantaba una reconfortante sonrisa en mi cara.

Ambos corrieron a mis brazos.

Cuando por fin nos acomodamos, los niños en el medio y nosotros en las puntas, apagamos la luz y dormimos.

Ahora que lo pienso, esta escena es realmente familiar. Me encanta.

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