Capítulo 39

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—Mi chiquito. Sí, dormí. Tenés que descansar.
       Lo miró largamente y luego agarró la tabla y el dibujo que habían quedado en el piso, guardó la tabla en su lugar en el armario, agarró el celular, que había dejado sobre el escritorio y salió, apagando la luz y cerrando la puerta, todo sin hacer ruido.


                                   ***


Capítulo 39

     Renato abrió los ojos. Estaba acostado, tapado, las sábanas y acolchado hechos un revoltijo. Volvió a cerrar los ojos aún con el cansancio pudiendo con ellos. Entraba luz por la ventana, incluso con las cortinas corridas.

      Había algo que se estaba pasando por alto.

      Alguien.

      Gabriel.

—¡Gabi!

      ¿Pero qué hacía durmiendo? ¿Y Gabriel dónde estaba?

      Recordó que se había puesto su pijama, la ropa que se había llevado de la casa del ojiverde, y se había acostado para esperar a Gabriel.

       Y se había dormido. Qué idiota.

       Se fue, seguramente.

       Gabriel debería haberlo despertado. Todavía tenía que contarle qué le estaba pasando. Y había querido que se acostara al lado de él y se quedaran durmiendo juntos, pegaditos, dándose calorcito.

       “Te quiero en mí"

      Sonrió grande, sus ojos intensificaron su brillo y un calorcito se instaló en su corazón. Que Gabriel le hubiera pedido eso a Renato había sido para el chico una muestra de confianza y amor por él muy grande. Y todo había sido tan maravilloso, perfecto, único, cálido.

       Y verlo disfrutarlo… Saber que le había hecho sentir cosas… No lo podía creer.

       Suspiró. Se fue. Ya lo llamaría por teléfono para que le contara lo que estaba pasando, y le preguntaría por qué no lo había despertado.

       Salió de la cama. Tenía ganas de ir al baño y el estómago le estaba pidiendo comida. Acomodó la cama, abrió la ventana y salió del cuarto.

      Aunque quería ver a Gabriel y hablar con él cara a cara, recordaba que estaba castigado, y que a pesar de eso, su mamá lo había dejado a Gabriel quedarse un rato. Ya lo había visto y había estado con él unas horas a pesar de su castigo y ya no quería pasarle por encima.

     Pero quería darle muchos besitos a Gabriel. Sentir que de verdad había sanado.

      Fue en dirección del baño con los pelos parados, con los ojos cerrándose, más dormido que despierto, y la cara larga porque despertó sin la presencia de su novio. Su hermana estaba en el sillón de la salita, leyendo un libro, y vio al castaño cuando iba al baño.

—Buenas —saludó Bruna.

—Buen día —correspondió Renato el saludo, sin ganas, pero frenó para mirarla.

—¿Por qué esa cara larga? ¿Por qué “chinchudo"? Como dice Gabriel —Rio Bruna a lo último.

—Gabriel se fue, por eso.

—Gabriel está durmiendo en mi cuarto.

—¿Qué? —Preguntó Renato, abriéndosele los ojos grandes, ya más despierto que dormido.

—Cuando llegamos con mamá de la casa de enfrente, Gabriel estaba durmiendo en el sofá. Entonces, lo despertamos y lo mandamos a dormir a mi cuarto a empujones, y no pudo resistirse. Yo dormí con mamá.

Chico problemático // QuallicchioWhere stories live. Discover now