Capítulo 56

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Bruna volteó como si estuviera viendo alrededor y le dijo:
—El rector está volviendo a la escuela y Gabriel y Chiara están yendo al auto… Tato, la nena te conoce…
—Sí.
—Dios, ¿vos viste? Y el rector no dejaba de mirar, qué miedo.
—Ni me lo digas.

                                                                                                                                ***

Capítulo 56

     Ese día, Renato casi se dormía en el trabajo y de igual manera fue a Educación Física. A pesar de que había pensado en saltearse esa clase, lo pensó mejor y sintió que no debía permitirse faltar, que no estaba en condiciones de hacerse el tonto con las materias. Lo único que faltaba era que terminara reprobando Gimnasia o se quedara libre, aunque apenas tenía faltas.

     Se la pasó en movimiento, lo que ayudó a no dormirse, pero su mente no dejaba de maquinar.  El miedo por la prueba de Matemática no se le iba y tampoco aquel que sintió ante la mirada del padre de Gabriel cuando lo vio con Chiara. Quería dormir más para tener un poco de paz en su cabeza que porque tuviera un sueño tremendo.

     Para sacarse la sensación fea por esos pensamientos que lo atormentaban,  después de cenar, llamó a Gabriel.

—¿Tu papá no dijo nada sobre Chiara y sobre mí? —preguntó después de un saludo con un “Hola, Chiquito", “Hola, Gabi".

—Le pareció raro que te conociera tanto.

—Uia.

—La pude pilotear, creo.

—¿Creo? ¿Te dijo algo?

—Bueno, no, estoy seguro, después de eso, saludó a Chiara y volvió al colegio.

    Renato permitió que el aire que había mantenido se fuera por su boca con un suspiro de alivio.

—Te hiciste querer, eh —Sonrió Gabriel del otro lado de la línea.

    Renato largó una risita.

—Y otra cosa más…

—Sí, decime.

—¿Corregiste mi prueba?

     Los nervios no se le iban, su corazón estaba corriendo como loco.

—Todavía no corregí ninguna, Chiquito.

—Está bien.

—¿Y te gustó?

—¿Lo qué? —rio Renato.

—No te pude avisar, pero dejé algo dentro de tu mochila cuando estaban en el segundo recreo… Me olvidé de dártelo antes cuando los fui a buscar… quizás estén un poco dobladas…

—Uy, no vi. ¿Qué?

—Fíjate.

    Renato había dejado su mochila en el sillón. Esperaba que no hubiera aplastado nada en el afán de guardar las cosas. La abrió y sacó la carpeta y dos manuales fotocopiados y anillados, y ahí vio, con los bordes hacia dentro, como si hubieran sido enrolladas, la foto que se habían sacado en el cuarto y las fotos que se había sacado en la batería él solo.

     Se quedó mirando la foto de los dos, pero sus ojos se concentraron más en Gabriel, en esos verdes únicos e inigualables, en esa sonrisa, en las arrugas que se le hacían en la nariz.

—¿Qué pasa? ¿Por qué ese silencio?

       No quería ni imaginar que un día le faltara, que lo que estaban viviendo se desvaneciera de pronto y no pudiera hacer nada para evitarlo. No hacía falta preguntarse qué sería de él si Gabriel le faltara, porque lo sabía. No sería nada.

Chico problemático // QuallicchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora