Capítulo 73

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     Renato se apoyó contra la puerta, cruzado de brazos, y se miraba las zapatillas. Gabriel no lo dejaba de mirar. Tan chiquito, con esas arruguitas.
—¿Esas arruguitas son por mí?
—¿Eh?  —Preguntó Renato, levantando la cabeza.
     El celular de Gabriel de pronto empezó a sonar. Lo sacó del bolsillo de sus jeans y vio quién lo llamaba:
      Lucía.


***

Capítulo 73

—Es Lucía —dijo en alto, mirando la pantalla con la boca abierta.

—¿Qué? ¡Atendé! —Soltó Renato, y Gabriel eso hizo, a las apuradas. 

    De pronto, escuchaba a una desesperada Lucía mientras le explicaba que Chiara se había escapado del jardín de infantes. Todo había ido bien, hasta ese momento en que estaban guardando los juguetes para contarles un cuento. Parecía ser que la maestra había salido del aula un rato, dejando a la alumna observadora de esas semanas sola con los chicos. Estaba ayudando a uno de los nenes porque no podía abrocharse la campera y descuidó a los otros.

     La puerta lateral del Jardín de Infantes estaba abierta, y nadie cuidando.

—¿Lucía? ¿Qué? ¿Cómo que Chiara se escapó del Jardin? ¿No había ningún padre en la calle?

     Renato miró preocupado a Gabriel, que se puso de pie y de repente estaba temblando.

—No, todavía faltaba mucho para la hora de salida, y me avisaron un poco tarde, creían que podían encontrarla en la calle… Y si había alguien, no estaba prestando atención. Parece que se fue por la puerta lateral, por ahí nunca hay nadie.

—¡No me podés estar hablando en serio!

—Creo que te fue a buscar a vos… Esta mañana no dejaba de llamarte… Y la maestra no dejó de decir que quería irse “con el padre"… Yo estoy saliendo para allá, ¿vas a venir? Tengo mucho miedo. ¡Nadie sabe dónde está!

—¡Tranquila, yo ya voy!

     Gabriel ni sabía lo que estaba haciendo, caminaba de aquí para allá y empezaba a llorar y desesperarse. Cortó el llamado, todavía temblando, y vio al chico, que lo seguía mirando.

—¡Chiara se escapó del jardín! ¡Está perdida por ahí!

—Jódeme. Mierda —soltó el chico.

     Gabriel respiraba agitado, temblaba, lloraba. Renato se le acercó despacito, y puso su mano en su brazo, una mano que Gabriel agarró con la suya.

—Tengo que irme —dijo.

    Renato corrió a la puerta y empezó a golpear, por si escuchaba el padre del ojiverde y les iba a abrir. Gabriel intentaba llamar a Alejandro con el celular.

    Pero no contestó la llamada y enseguida abría la puerta, entraba y veía el estado en el que se encontraba Gabriel.

—Tengo que ir al Jardín de Chiara, se escapó.

—¿Cómo que se escapó? —Alejandro también se asustó.

—¡Sí, se escapó! ¡Se escapó!

—¡Andá! —Se desesperó el hombre.

      No era necesario que se lo dijeran, por lo que corrió a la entrada de Rectoría, pero entonces frenó. Volteó a mirar al castaño, que lo miraba, asustado, con los labios semi abiertos, los ojos grandes y el pecho moviéndose en una respiración agitada—. Te necesito… ¿Me acompañás? —Le preguntó. Casi le suplicó con la mirada.

     Y Renato no necesitaba nada más para aceptar. Asintió con la cabeza.

    Alejandro le pidió a Gabriel que lo mantuviera al tanto y eso era lo que iba a hacer.

Chico problemático // QuallicchioWhere stories live. Discover now