¿Cuántas citas se necesitan para encender una bombilla? - Parte 1

40.2K 5.3K 7.9K
                                    

ADVERTENCIA: El siguiente capítulo está hecho con el fin de caricaturizar a ciertas personitas del grupo de lectura con el fin de entretener y parodiar, no busca ofender los gustos o creencias.

Ah, si quieren entrar al grupo, el enlace estará en mi  info del perfil :)

***


La chica frente a mí tiene las manos sobre la mesa, sus dedos están entrelazados apretados al punto de emblanquecer las uñas. Está demás decir que expele nerviosismo y parece ser su primera vez aquí también. Al subir la vista hacia su rostro, una sonrisa tímida me es dada. No parece dispuesta a hacer más, por lo que me pongo de ánimos en ser yo quien hable.

—Soy Felix Frederick.

Mi presentación parece incomodarle.

—¿Podría preguntarle si estas gratificantes atenciones provienen del impulso del momento, o son el resultado de estudio previo? —pregunta. Un silencio tétrico se arma con capa y espada, presagiando los malos tiempos que seguro se vendrán el resto de los minutos. La sonrisa de la chica flaquea y puedo ver el cambio de color de sus mejillas—. Q-quiero decir que s-soy Roxy —se presenta y hace una reverencia dejando con el silencio juicioso detrás—. ¿Es el escritor?

Ya empezamos de la manera nefasta, aunque pensé en la posibilidad (mínima) de encontrarme con alguien que haya leído el libro.

—No.

Mi negación rotunda forma otro silencio incómodo. La sonrisa de la castaña ya no está. Supongo que fui demasiado cortante al responder. Si aquí estuviera Martin, se estaría quejando de lo pesado que soy cuando, se supone, busco conocer a alguien. Mas no puedo evitarlo, mi mal humor va de la mano con el pesimismo que desencadena mi estupenda idea.

—La verdad, no soy una lectora adepta a su círculo, yo prefiero seguir leyendo una y otra vez mi libro favorito: Orgullo y prejuicio. ¡Lo amo! Soy la administradora y fundadora de diversos grupos de fanáticos del libro y la película. Ahora estoy buscando a mi señor Darcy, ¿será usted acaso?

—Lo dudo.

«Aunque solo coincidimos en lo antipático», pienso.

La chica exhala el aire de sus pulmones con tal intensidad que llega a mover mi corto flequillo.

Desde el principio, casi desde el primer instante en que le conocí, sus modales me convencieron de su arrogancia, de su vanidad y de su egoísta desdén hacia los sentimientos ajenos; me disgustaron de tal modo que hicieron nacer en mí la desaprobación que los sucesos posteriores convirtieron en firme desagrado. Creo que no hay más que decir en esta mesa, señor Frederick.

El perfil de la chica se eleva con desdén y su cabeza esquiva a toda costa quedar frente a mi rostro. Un dejo de molestia en su largo discurso me es percatado, pero lo que más destaca de ello es la teatralidad con la que lo ha dicho. Más bien, la teatralidad naciente desde que se presentó.

—¿Estás citando el libro? —pregunto sin temor a equivocarme. Si tengo a un amigo que se viste de Batman, seguro hay personas que usan frases icónicas de libros para hablar.

Roxy vuelve a mirarme con altivez y los labios trazando una línea recta.

Qué listo eres para saber algo que ignoras por completo.

En efecto, está echando frases del libro al aire.

—Tienes una memoria estupenda.

Mi ironía no se la toma a gusto, lo hace de la manera en que cualquiera se la tomaría.

FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora