Felix

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«Hoy es el último día.»

Eso lo que me digo apenas escucho la alarma del celular. Lo apago, como ya es costumbre, y me siento sobre la cama, sintiendo de manera inmediata el frío de mi cuarto recorrer mi cuerpo. Estiro mis músculos y me pongo de pie. En cuanto doy el primer paso hacia mi baño, el molesto spam de Joseff hace vibrar y vibrar mi celular.

Ya me hago una idea de lo que habrá puesto.

FELIX HOY ES EL ÚLTIMO DÍAAAAAAAAAAAAA
AY
QUE
CELEBRARLOOOOOOOOO ASDFGHJK
y no puedes negarte porque invitare a tus padres
y al gallinero para que te secuestren en caso que quieras huir
😈

Resoplo asumiendo que hay cosas que jamás van a cambiar en esta vida; el odioso spam de Martin y sus ganas de celebrar cada cosa que me sucede es una de ellas. Sin embargo, aunque bien no lo quiera hacer, creo que merece ser atacado también.

ESTÁ

BIEN

.

CELEBREMOS 

.

PERO

DEJA

DE

MANDAR

MENSAJES

ASÍ

.


Mala idea. Mi amigo toma mi respuesta como un desafío y comienza un contraataque lleno de stickers de todas las formas, colores y frases. Sus mensajes llegan rápido, como los disparos de una ametralladora. Uno, dos, tres... No llevo la cuenta de todos los mensajes, prefiero cortar por lo sano y silenciarlo... de nuevo.

Es hora de una ducha, meterme en uno de mis lugares favoritos de meditación.

Una vez me visto, salgo de mi habitación al pasillo. La televisión está tan alta en volumen que puedo escuchar las idioteces que hablan los animadores de un matinal que a mis padres les encanta ver. Antes pasaban de él todo el tiempo, Carlotte se apoderaba de la televisión para ver sus caricaturas, pero desde que salieron en una entrevista que hacían por la calle, decidieron hacerlo su programa mañanero favorito. En parte me gusta desayunar sin tener que escuchar las canciones infantiles, la contraparte es que en el matinal ponen peores canciones.

Una vez abajo, en la cocina, mis padres sueltan gritos de celebración. Están animados, solo les falta la serpentina y el pastel con velas.

—¿Qué es todo este ruido?

—Hoy es tu último día en el hogar —exclama papá.

Sí, lo que no quiere decir que sea motivo de celebración. Qué digo... Hoy en día se busca cualquier excusa para hacer una fiesta.

—Lo sé —digo en lugar de echarles encima todo mi discurso de amargado—. Como celebración ¿podrían bajarle al televisor?

—¡Claro! —exclama mamá, quien aprovecha que está junto a mí para besar mi cabeza—Después de que pasen el horóscopo pon el canal que desees.

Ninguno aquí cree en el horóscopo, pero es una pareja quien habla de él, y a mis padres —ya para colmar lo extraño que son— les interesó. Papá se fijó en la mujer, mamá en el hombre. Menos mal supe desde la preparatoria tenían una relación excéntrica —por no darle otra connotación—, pero esto supera todas mis expectativas. Me pregunto cómo le diré a Carlotte que vive en una familia casi-disfuncional, donde sus padres tienen amores platónicos con personas que dictan el horóscopo.

FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora