Capítulo cuatro (cuarta parte).

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Louis estaba acostumbrado a estar solo en el departamento.

No tenía un trabajo; había perdido hasta la más mínima oportunidad de ser contratado tan pronto como dejó que Alex enterrara sus dientes en su cuello hace cinco años. Era una ama de casa sin un anillo, su trabajo era hacer las compras y luego limpiar la casa. Y como no tenía mascotas o hijos, se entretenía a sí mismo. Era bueno haciendo eso, encontrar formas de llenar el día lavando ropa y leyendo y escuchando la radio.

Esto no debería ser distinto. Pero casi el resto de los días, tenía a Alex llegando a casa a las 5 y al menos por un tiempo, Harry le había prometido hacer lo mismo. Solía tener una razón para planchar todas las camisas en el clóset y empezar a cocinar a las dos de la tarde. Solía tener compañía para llenar el departamento con olor y ruido y contarle sobre su día.

Ahora, no tenía nada. Se tenía a sí mismo, y sin la promesa de nada más, eso no era suficiente. No se suponía que estuviera solo. Se suponía que hiciera las cosas bien, y así tendría compañía y un propósito y no se volvería loco.

En su lugar, intentó seguir con sus tareas y su rutina diaria, pero mientras llegaba el lunes por la noche, su claustrofobia estaba empeorando, y la culpa empezaba a adueñarse de su cuerpo.

Había lastimado a Alex de formas que había prometido nunca hacer. Sabía que era un riesgo quedarse con el jumper- lo había sabido desde el momento en el que se lo había quitado a Alex y luego lo había olfateado violentamente y finalmente, lo había metido al fondo de su nido, lo suficientemente profundo como para que Alex nunca lo oliera. Pero lo había hecho, porque Louis lo había dejado ahí y había sido imprudente.

No culpaba a Alex por eso. Esa era la peor parte. Había hecho algo terrible. Pero definitivamente no esperaba que Alex se fuera. Y que no regresara por un día, y luego dos, y luego tres.

Alex rara vez se enfadaba- usualmente mantenía su temperamento controlado, e intentaba hablar con Louis sobre las cosas que le molestaban en lugar de gritar o atacar. Pero se había ido, y Louis ni siquiera sabía dónde se suponía que debía buscarlo. Podría ir a todos los hoteles en la ciudad para buscarlo, pero seguramente se correría la voz de que estaba buscando a su alfa en un hotel. Y el personal probablemente ni siquiera dejaría pasar a un omega sin acompañante más allá de la recepción.

Así que no, no podía hacer eso.

Pero estaba perdiendo la cabeza, solo e intentando desesperadamente limpiar la casa o su nido o solo rezar porque Alex caminara por la puerta en algún momento, le dijera a Louis que había exagerado, y que podrían arreglar todo.

Llegó el martes por la noche, y Louis supo que necesitaba hacer algo.

Fue a las tiendas, y compró todo lo que necesitaba para hacer una tarta de moras.

Era el postre favorito de Alex- Louis usualmente lo hacía cada verano, y cuándo podía encontrar moras, en el cumpleaños de Alex. La madre de los gemelos le había dado a Louis la receta hacía algunos años, cuándo Louis la conoció, y le dijo que había sido el postre favorito de Alex desde que tenía tres años. Así que Louis intentaba copiar la receta desde entonces cuándo necesitaba algo grande. Era algo que tomaba todo el día, pero era lo que Louis necesitaba. Algo para distraerlo.

Se puso el delantal que Alex le había dado por su cumpleaños- era color morado pastel, los bordes eran de encaje y tenía un pequeño moño de seda. Usualmente lo usaba solo cuando estaba terminando pequeños detalles de la cena, o cuándo sabía que Alex regresaría a casa pronto y quería verse especialmente bonito para él. Tendría que ser muy cuidadoso esta vez para asegurarse de no mancharlo demasiado.

Empezó con la corteza. Sacó cada bolsa y taza medidora y llenó un tazón con harina, sal y mantequilla. Lo mezcló todo, añadió agua, y lo mezcló de nuevo. Sacó la mezcla y la enrolló, frotando harina en sus manos y extendiendo la masa hasta que estuvo suave. La cubrió y la puso en el refrigerador. Empezó a hacer el relleno-- mezcló las moras, azúcar y harina. Lo metió todo al refrigerador de nuevo y luego esperó, pasando las páginas de un libro sin siquiera leerlo. Sacó la masa, la amasó y arrugó los bordes con un tenedor en un molde y cortó las líneas que irían en la parte posterior. Llenó la tarta con moras, puso las líneas y cepilló todo con leche, azúcar y mantequilla.

Feeling it out (Alex/Harry/Louis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora