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Brendan se acerca a Lily, un tanto nervioso mientras juega con sus manos, pensando que podría perder la dignidad en cualquier momento.
La chica está sentada sobre el pasto de la Universidad, por mientras, está leyendo en su tableta portátil y come algunas gomitas de un pequeño palto, pareciese muy concentrada en la historia; Brendan está casi seguro de que trata de algún detective averiguando quien fue el asesino de algún millonario, y también está seguro de que había sido su segunda esposa para recibir toda la herencia, y terminaría en darle todo a su único hijo, concebido de su primer matrimonio.
Tan predecible.
Para Brendan, todo el mundo le parecía predecible; las personas, las situaciones, todo a su alrededor. Algunas veces le parece aburrido y monótono. No va a negar que se imagina yéndose de esa ciudad para viajar por el mundo, descubrir otras culturas, conocer otros lugares que, seguramente, jamás ha visto en algún post en internet o algo así.
Es su mayor sueño desde hace mucho; viajar a todos los lugares, sentir que puede recorrer cada rincón del mundo que le vio nacer.
Pero quiere hacer las cosas bien. Quiere terminar su carrera de psicólogo, trabajar, ahorrar cada centavo para cumplir ese sueño, porque está consiente de que nadie más lo haría, y es algo que siempre tiene presente en su mente, esa frase que su padre siempre le decía cuando este todavía estaba con vida:
«Nada te llegará en bandeja de oro, Brendan. Tienes que luchar por tus sueños; vas a sufrir, a llorar, vas a sentir como si te ahogarás con tantas cosas, pero como dicen; Dios aprieta, pero no ahorca.»
Oh, bueno, Brendan no cree en Dios, pero agradece el consejo de su padre.
—¿Lily? —le llama a su amiga, sosteniendo con algo de fuerza su mochila, le relaja de cierta manera.
La hermosa castaña sube su mirada, sonriendo al ver a su buen amigo irlandés. —Hey. Hola, Bren. ¿Qué tal?
—Hola. Uhm... ¿estás muy ocupada?
—De hecho, el detective descubrió que la asesina fue la segunda esposa del millonario. ¡Y lo hizo para quedarse con la herencia! ¿Puedes creerlo?
—Jamás en la vida lo creería.
—Lo sé, este escritor es un genio —la chica cierra su libro, dando a entender que toda su atención está en Brendan—. ¿Pasa algo? Te noto un poco preocupado.
—¿Puedo hablar contigo de un asunto? Es un poco... ¿personal? ¿Gracioso? ¿Vergonzoso para mí?
—Oh, sabes que puedes contarme lo que sea.
—Bueno... —Brendan se sienta en el pasto, frente a su amiga, tiene esa típica mirada de estar asustado, con ese miedo de que le juzgaran por lo que había pasado y... mierda, está sonrojado—. Hace poco estuve a nada de tener mi primera vez con una chica y... no me funcionó allá abajo.
Lily hace una mueca. —Ouch. Justo en tu masculinidad.
—No... no me sentí menos hombre por eso o algo así, no mal entiendas. Es solo que... tú sabes lo mucho que espero ese momento, y fue horrible que no pudiera pasar algo con ella, ¿entiendes? Así que... se me ocurrió que... —de verdad, Brendan siente que le dará un paro cardiaco en cualquier momento-. Ya has tenido sexo con Louis, Liam y Shawn... así que....
La delgada ceja de Lily se alza. —¿Quieres que tengamos sexo?
—Eh... ¿sí?
—Oh, Brendan —la risa de Lily resuena por el lugar, es tierna, como si fuera una pequeña gatita—. No tendré sexo contigo.
