Capítulo 22: "Dos corazones rotos, y un chico arrepentido"

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Brendan está seguro de que es un ridículo.

Un completo ridículo.

No puede ser posible que gaste mucho dinero en un maldito café en Starbucks solo para ver a una chica que sabe que jamás le haría caso. Sabe que esa chica jamás se fijaría en un chico cómo él, y es que Brendan está consciente que son tan diferentes; sentada frente a una de las mesas que están afuera del local, hay una hermosa chica con el cabello de colores rosa, purpura y azul, cómo si formara la bandera del orgullo bisexual, en su nariz, labio, oreja derecha y lengua tiene perforaciones y piercings, un brazo lleno de tatuajes de diferentes diseños y colores, ropa que pareciera que está desgatada, dejando mostrar un poco de su piel, unas media de red ajustadas a sus piernas y unas botas de motociclistas. Entre sus dedos hay un cigarro y en su otra mano sosteniendo un libro mientras lo lee con suma tranquilidad.

Brendan está seguro de que su padre puede recibir un paro cardiaco si llega con esa chica etiquetándola cómo la futura madre de mis hijos.

No sabe cómo acercarse a ella. No puede. Siente que, si dice o hace algo mal, la chica lo tomaría como un psicópata acosador, le golpearía con su libro y se iría del local para no volver nunca más, dejándolo con el corazón roto.

«—No lo sabrás si nunca lo intentas.» recuerda las palabras de Louis, cómo si su voz fuera su conciencia.

Bien, puede hacerlo. ¿Pero qué puede hacer? ¿Qué le diría? ¿Debería darle su número? ¿Cómo debería saludarle?

Y es que nunca ha sido bueno relacionándose con las chicas en temas amorosos, siempre ha sido muy tímido, y odia tanto como sus mejillas se sonrojan tanto por cualquier cosa. Lo ha intentado con chicos, y él se ha dado cuenta que ellos se sienten más atraídos por él cuando se comporta de esa manera tan... blanda, y él ha considerado muchas veces en olvidarse de las chicas y salir con chicos en un plan más romántico.

Pero no puede. De verdad, lo intenta, pero, para su mala suerte, es heterosexual.

Y, aparte de eso, asexual, más mala suerte no puede tener en su vida.

—¡Hola, Brendan!

El nombrado sube su mirada, casi asustado en que fuera la chica misteriosa -ignorando el hecho de que no conoce su nombre y sería imposible que lo llame-, pero suspira al ver que es Lily.

—Hola, Lily. ¿Cómo estás?

—¿Mejor que tú? Sí. Parece que te acabas de levantar de la cama.

—Solo estoy un poco cansado. No pude dormir bien. He estado durmiendo en el sofá, ya que sorpresivamente llegó Zayn a nuestro departamento. Invadió mi habitación, eso es una falta de respeto, pero lo soporto porque es mi amigo y lo quiero.

—¿Zayn llegó a Londres? —pregunta, demasiado confundida, tanto que su ceño se frunce y se toma el tiempo para sentarse frente a Brendan—. Creí que estaba estudiando medicina en Estados Unidos.

—Sí, pero al parecer decidió pasar sus vacaciones aquí, invadiendo cualquier tipo de privacidad en mi departamento —la mirada de Brendan baja, prestándole suma atención a su café—. Lo hubieran sabido si tan solo fueran a visitarlo.

Lily suspira, y siente todo el sentimiento de culpa en ella. —Brendan, no hemos ido a visitarlo porque... ya sabes, pasó lo de Harry y...

—Pero necesita a sus amigos, no lo han visto a él ni a Harry. ¿Han intentado llamarle? ¿Han intentado comunicarse de alguna manera con ellos?

—No, pero es que no queremos meter la pata. Ya la cagamos con Niall, no la queremos cagar con ellos también.

—Pero son sus amigos, Lily. Está bien, todos la cagamos con Niall. Fuimos crueles con él y terminamos muy mal todos esa noche, más Louis y Harry, pero siento que si le decimos algo... vamos a cagarla de nuevo. Siempre arruinamos todo —gira sus ojos, pasando su mirada a la ventana del local—. Yo ya arruiné lo mío con Liam, con las chicas, y eres el único amigo que tengo ahora.

REVOLUCIÓN SEXUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora