Capítulo 22

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Martes. Miércoles. Jueves.

-Mi padre rentó el local de Oasis para el sábado –presumió Tyler frente a todos. Me acomodé el morral en el hombro mientras miraba a Megan, incómoda.

-¿No es uno de los clubes nocturnos de la calle doce? –inquirió una de las porristas, la de ojos azules y senos operados. En la escuela existían ciertas restricciones en el Reglamento de ochocientas páginas de infinitas especificaciones y letras chiquitísimas, en las cuales también se tocaba el punto de las operaciones estéticas notorias. Pero desafortunadamente, las porristas apenas sabían leer.

-Exactamente –Tyler la apuntó con el dedo.

-¿Cuál es el motivo de la fiesta? –inquirí, mirándolo. Él me rodeó con el brazo, mientras me acariciaba con los dedos.

-He acabado mi curso de fotografía, quiere celebrar mi logro –sonrió, plantándome un beso en la frente. Por alguna razón apreté los párpados cuando lo hizo, y me crucé de brazos después. El maravilloso Tyler Montgomery ahora me parecía un cretino.

-¿Todos están invitados? –preguntó Megan, interviniendo por mí. Estaba decidida, si ella no iba, yo tampoco. Así de simple.

-Claro –sonrió, lo que ocasionó que media escuela lanzara un bullicio y yo emitiera una cerrada mueca de frustración. No es que no me apeteciera ir a la fiesta de mi novio, sino que las reuniones grandes generalmente me traían mala suerte. Que lo confirmen mis antiguos secuestradores.

-Tú irás, ¿verdad que sí, ____? –se dirigió a mí, observándome con sus ojos de color chocolate, mientras me sostenía de los hombros con ambas manos.

-Déjame preguntarle a mi madre –dije.

-Anda, tienes que venir –musitó acercándose a mí. Miré de reojo a la multitud, que nos miraba con expectación.

-Yo le voy a preguntar –repetí, sonriendo falsamente, pero apostaba a que sólo me había salido una mueca grotesca.

-Vale –sonrió, mientras me susurraba aquello. Entonces estampó un beso en mi frente y me tomó de la mano, entrelazando sus dedos con los míos. Tanto tiempo que había estado anhelando este momento, e imaginándomelo todo durante la hora de baño y el almuerzo, y a veces en clases de Química, las cuales ambos frecuentábamos en la misma mesa, y ahora… Todo me parecía incierto. Me preguntaba el por qué…

Megan me acompañó a ver las prácticas del equipo de fútbol por la tarde. Dijo que primero iría a comer algo en la cafetería y que en diez estaría allí.

-Doce de retraso –la miré, sin dejarla sentarse apenas en las gradas conmigo.

-Dos minutos extra por el Nerd de Trigonometría –se excusó, encogiéndose de hombros.

-Ah.

Observamos la práctica hasta su final. A veces envidiaba tanto a Megan, pero en la forma buena, como cuando ves su cabello y deseas ser tan rubia como ella, pero al mismo tiempo cederías tu paraguas para proteger semejante melena, y más cuando se trata del pelo de tu mejor amiga. La envidiaba porque ella podía tener una vida normal a pesar de que sus padres estaban en pleno divorcio, la envidiaba porque ella sólo tenía que acompañar a su mejor amiga a ver un partido por el cual tenía que estar ahí por diversión, la envidiaba porque por más que fuese a fiestas y bebiese toda la cerveza que se le antojaba, nadie venía a hacerle daño, y si lo hacían, ella se defendía hasta dejarlos en el suelo. La vida de Megan parecía tan fácil ahora, comparada con la mía, que era un completo desastre.

-¿Tienes planeado decirle a tu madre lo de Oasis antes de que acabe el año? –bromeó ella, mientras mascaba una goma nueva de mascar.

-Déjame llegar a casa –me reí -. Le diré.

Lost | Adaptada | Justin Bieber y TúWhere stories live. Discover now