Capítulo 31

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Vacilé, y solté el lápiz, dejándolo caer al suelo. Dios, no. Esto había sido lo más estúpido que había podido haber pensado en hacer. Sin embargo, lo pensaría dos veces antes de enviársela. Quizá sólo debiera esperar un poco más, hasta que el fulano se cansara de escribir sus ridículas notas anónimas. Doblé el papel cuadriculado, y lo introduje dentro del primer libro que vi.

-Anda, ____, ¿por qué te has ido así? –Megan entró por la puerta, y se sentó en el asiento contiguo a donde yo me encontraba. Cerré el libro de golpe, y fingí escribir en mi celular.

-Lo siento –aparté la mirada, nerviosa -. Yo… No me encuentro bien.

-Oh, ¿qué tienes? –arrugó el entrecejo, acercándose y poniendo su mano sobre mi hombro.

-No es nada –sonreí con nerviosismo -. Quizá vaya a la enfermería después de clases.

-La noticia te ha caído como un balde de agua fría, ¿no?

La miré, escéptica.

-U…Ustedes… No son nada, ¿verdad? –musité, y subí la mirada para mirarla a sus ojos azules.

-No –desvió la mirada -. De hecho –se encogió de hombros y rió lánguidamente, para romper el hielo -…De hecho, prácticamente he tenido que obligarlo a tomarse un trago conmigo.

-Ah –asentí frenéticamente, y continué husmeando en mi celular.

-No tienes de qué preocuparte –me tranquilizó, con aire confidente -. Si él es tu novio, yo sabré respetarlo.

-No –la corté -. No es nada mío –negué con la cabeza. Se suponía que tenía que hacer esto, ¿verdad? Negarlo. Estaba actuando bien, ¿verdad?

-¿Entonces por qué tanto drama? –sacudió la cabeza.

Desvié la mirada, e intenté actuar despreocupadamente. Como si no me importara en lo absoluto.

-No sabemos de dónde viene –la miré, apretando los labios –. Creo que lo mejor es prevenir.

-Sólo lo he visto un par de veces. No te preocupes –respondió con soberbia palpable, y se giró en su asiento, al tiempo que todos entraban a borbotones por la puerta del salón.

-Meg –la llamé. Giró la vista hacia su cuaderno, y seguidamente miró al frente, ignorándome por completo. Rodé los ojos y suspiré, apoyándome en el espaldar de la silla de madera. “Si tan sólo ella supiera. Si tan sólo yo pudiera contarle todo”.

-o-

-No me dijiste que habías tenido un encontronazo con Megan –lo miré. Él apretó el edredón descurtido entre sus manos.

-Lo había olvidado, nena.

-Ella me lo dijo hoy –desvié la vista -. Parecía que ella va enserio.

-¿Qué? –sus ojos se abrieron y sus cejas estuvieron arqueadas.

-Sí –asentí, mirando al vacío -. No puedo estar celosa de mi mejor amiga…

-¿Estás celosa? –rompió en risas, tumbándose de costado junto a mí. Rodé los ojos.

-Ella es espectacular –puse los ojos en blanco, y suspiré -. De todas formas, ése no es el problema, ¿me equivoco?

Me miró, y negó con la cabeza.

-No.

-Créeme que cuando algo se le mete a la cabeza, puede llegar a ser la persona más insistente del mundo hasta conseguirlo –dije, frotándome las manos en las piernas, al pendiente de escuchar algún ruido que diera indicio de mis padres.

Lost | Adaptada | Justin Bieber y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora