Capítulo 38

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-Repítelo.

-Me voy de casa, mamá –sentí el corazón en la boca mientras ella soltaba lágrimas repentinas y se apoyaba sobre el mueble de caoba. Desvié la mirada y me acomodé el morral lleno de cosas sobre el hombro, sintiendo el brazo cálido de Justin rodear mis hombros.

-¿Con él? –ella entrecerró los ojos.

-Sí –sentí que las lágrimas se apoderaban de mis ojos. Pero no estaba segura de que fueran de dolor, sino, más bien, de alegría -. No lo conozco desde ayer.

-Este muchacho no es bueno para ti, ____ –dijo, poniéndose firme con dificultad -. Nunca voy a aceptar esta relación. ¡Míralo! Solamente ¡míralo!

-¿Qué intentas, mamá? –entrecerré los ojos. Ahora mismo me sentía en contra de mi propia madre. Ella sólo estaba tratando de… ¿minimizarlo? -. ¿Qué quieres decir, que no es suficiente para mí?

-¡Por supuesto que no lo es!

-Ah, claro, ¿y se supone que mi padre lo era para ti? –la reté. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró de inmediato.

-Bien, bueno, me da igual –proseguí, fingiendo indiferencia -. ¿Por lo menos podrías esforzarte un poquito, e intentar ver las cosas con claridad?

-¡Pero mírate! –gritó, poniéndome los pelos de gallina. Justin apretó mi hombro -. ¡Eres una niña! Diecisiete años, ____. No te gusta siquiera tender tu propia cama, y ahora jugarás al concubinato con este… -lo evaluó con ojos despreciativos, y, cortando la frase, posó su mirada de nuevo en mí, y secó las lágrimas con la mano -. Quién sabe cuántas cosas tú habrás hecho con él –arqueó una ceja, cruzándose las manos sobre el pecho.

-Ése no es tu problema, Amanda –respondí.

-¡Soy tu madre! –gritó casi guturalmente, y se apartó los cabellos rubios del rostro -. ¡¿Qué crees que se siente saber que tu hija se ha estado acostando con un desconocido en secreto?!

-Mi vida íntima no te importa, Amanda –desvié la mirada -. ¿Qué coño estás tratándome de decir? –la reté de nuevo. Ella abrió los ojos como platos -. ¿Quieres decir que soy una zorra por amar a alguien?

-Eres una sinvergüenza –me acusó, con la crueldad goteando en cada una de sus palabras -. Mírate –me evaluó con la mirada -. Te estás yendo con un…

Su mirada se posó en Justin.

-¿No te da vergüenza? –lo interrogó -. ¿Hacer todo lo que haces con mi hija?

-¿Es acaso un pecado que yo la ame? –él arqueó una ceja.

-Tú no la amas, desgraciado –apretó los labios con fuerza, reprimiéndose las lágrimas -. ¡Ella es mía! ¡Te llevas a MI hija!

-¿Sabe qué sí es pecado? –él habló con ese tono que me daba escalofríos -. Creer que ____ es solamente suya, simplemente porque ella salió de usted. Usted no es nadie para cortarle su libertad.

-¿No tienes familia, muchachito? –arqueó una ceja, y la mandíbula de Justin se tensó.

-A usted no le incumbe lo que haya o no pasado con mi familia. No estamos hablando de mí –respondió -. Deje a ____ ser feliz; ella no necesita vivir en un lugar donde es reprimida. Viendo a su padre golpear a su madre, como el criminal que es.

-Ése no es tu problema –ella arqueó una ceja.

-Por supuesto que lo es –casi gritó, apretando mi hombro. Dirigí mi vista aterrorizada hacia él, haciéndolo rectificar de inmediato -. ____ está sufriendo aquí. ¿Por qué no lo entiende de una buena vez? –él achicó los ojos -. Déjela en paz.

Lost | Adaptada | Justin Bieber y TúWhere stories live. Discover now