Capítulo 72: ¿Es el final?

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—Lo nuestro terminó, Mía.

Mi mente se quedó en blanco por un momento. No podía ni oír los latidos de mi corazón. Todo pasó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de procesar sus palabras.

Se alejó unos pasos y se dió la vuelta, determinado a irse. Pero yo no podía permitir que me dejara sin una explicación al respecto.

—¿Eso es todo?— le grité. Se dio la vuelta y volvió a caminar hacia mí—. ¿Te irás así sin más?

—¿Qué quieres que te diga?— preguntó algo enojado moviendo los brazos.

Los dos estábamos gritando y habíamos empezado a llamar la atención de algunas personas a nuestro alrededor. Todavía no me había mirado a los ojos, y eso era algo que me enfadaba aún más.

—¿Qué te pasó?— pregunté intentando contener las lágrimas. Me acerqué a él—. Quiero saber qué te hizo tomar esta decisión.

—Yo solo quiero alejarme de ti. ¿Es tan difícil de entender?— exclamó. La vena del cuello había empezado a sobresalir y su ceño se fruncía más en cada palabra.

—Hace unos días me decías que me amabas. Qué harías todo para protegerme. ¡Maldición, hasta te tatuaste mis ojos, Matt! Necesito saber qué ocurrió en medio de todo eso. Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión sobre nosotros.

Mi pecho subía y bajaba con rapidez. Estaba agitada. Necesitaba una respuesta.

—Me aburrí de ti, Mía.

Lo miré a la cara intentando de descubrir algún indicio que me dijera que estaba bromeando. Que todo era un chiste. Pero eso no sucedió.

—¿Te aburriste de mí? ¿Como puedes aburrirte de unos tenis, o una comida? —pregunté incrédula. Parecía hablar de mí como si de una cosa se tratase.

—Vamos, Mía— soltó una risa—. Ambos sabíamos que esto no funcionaría, que no era más que una aventura. Que en cualquier momento me aburriría de ti y buscaría a otra. Así funcionan las cosas conmigo.

Tragué saliva. Sentí mi pulso temblar. Busqué su mirada. Intenté sostener su mano. No había manera de hacerlo cambiar de opinión. Estaba decidido. Y cuando me di cuenta de eso, rompí en llanto.

—Necesito que me mires a los ojos y me digas que ya no me quieres— susurré con la voz quebrada.

Noté como se tensó incluso aún más. Miró a ambos lados, y cuando se centró en mí, me miró directo a los ojos y sonrió; dijo algo que hizo estallar mi corazón en mil pedazos.

—Nunca te quise. Fue todo una mentira. Y me encantó ver cómo te creíste cada momento.

Y sin decir nada más, se fue.

Se fue dejándome rota. Vacía.

Se fue habiéndome partido el corazón en más pedazos de los que podía contar.

Se fue haciéndome sentir que todo volvía a desmoronarse. Pero que esta vez, ya no había nada que reconstruir.

Se fue, y una parte de mí se fue con él. Porque nunca volvería a ser la misma.

Se fue. Caminó entre la multitud hasta desaparecer. Perdí el equilibrio y caí al piso. Lloré. Sentí mi a mi corazón salir de mi pecho con cada latido. Tomé aire, suspiré secando mis lágrimas, pero otra vez rompí en llanto. Ese llanto tan fuerte y profundo que no te deja respirar. De esos que toman toda tu energía para destrozarte por dentro.

¿Había sido todo una mentira? ¿Me había usado? ¿Sus palabras, todo lo que alguna vez me dijo, era sólo parte de una actuación?

No. No me lo creía. No podía terminar así. Había algo que no cerraba, que no encajaba.

Volví a entrar a la casa. Empujé a todos los que se toparon en mi camino. Intenté distinguirlo entre la multitud, pero no estaba. Subí de dos en dos las escaleras, aún con la respiración agitada y las lágrimas cayendo a borbotones. Me tambaleé provocando que casi cayera, pero recuperé el equilibrio y no lo hice.

Llegué al primer piso. Todo se veía borroso debido al mar de lágrimas y al alcohol que había consumido. Doblé a la derecha y me encaminé por el corredor. Casi al final del pasillo, pude distinguir la silueta de Chase. Se encontraba golpeando una de las puertas, la de nuestra habitación.

Comencé a caminar haciendo resonar mis tacones contra la madera. Cuando Chase notó mi presencia, se fue acercando hacia mí preocupado.

—¿¡Dónde está!?— grité.

Chase se plantó adelante mío impidiendo que continuase con mi camino. Lo miré con una ceja levantada y le pedí que por favor me dejara pasar. No lo hizo.

—Mía, créeme, no quieres entrar ahí ahora— habló con un tono calmado.

—¡Necesito hablar con él!— volví a gritar, mientras sentía caer las lágrimas.

—No es un buen momento.

Empujé a Chase para que me dejara pasar. Caminé hasta la puerta, tomé un largo suspiro y abrí la puerta.

La chica morena se encontraba en ropa interior, con su cuerpo pegado a la pared. Matthew sostenía sus manos hacia arriba mientras besaba su cuello. Puse un pie dentro de la habitación sin creerme lo que estaba viendo. Cuando él notó mi presencia, se alejó de ella y se acercó hacia mí.

—¿¡Qué estás haciendo aquí!?— preguntó a los gritos. Llevaba el pecho descubierto y el pantalón desabrochado—. ¡Vete, Mía!

—Necesito que hablemos. ¡Por favor, Matt!— supliqué con los ojos llorosos.

—¡Que te largues!— gritó.

Mordí mi labio conteniendo la respiración. Miré sus ojos, y él miró los míos. No había más que dolor en ellos. Por un momento creí que todo terminaría, que se acercaría a pedirme disculpas por la tontería que estaba haciendo. Pero solo me empujó hacia afuera para poder cerrar la puerta de un portazo. Escuché como trababa la cerradura y como la cama comenzó a golpearse contra la pared.

Me paralicé por un minuto. Y luego, estallé en llanto, otra vez. Sentí que me faltaba el aire.

Chase se acercó a mí e intentó sujetarme para alejarme de allí. Pero luché para soltarme de su agarre. Golpeé su pecho con fuerza un par de veces, hasta rendirme. Lloré en su hombro por un largo tiempo. Tanto que había perdido la noción de las horas. Hasta que, sin darme cuenta, me quedé dormida.



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¿Qué creen? ¿La cuestión se ha puesto interesante, no? Debo admitir que me dolió mucho escribir este capítulo.

Ahora, les tengo una propuesta. Si logramos llegar a los 10 votos en esta parte, prometo publicar un capítulo nuevo cada día, durante esta semana. ¿Lo lograremos? ¡Espero que sí porque deseo con ansias que continúen leyendo lo que he preparado!

Gracias🥰

Black Soul   |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora