Capítulo 90: Hemos llegado

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—¿Por qué no le cuentas a tu noviecito cómo nos estamos divirtiendo?—preguntó Travis enfocando el flash de su móvil frente a mis ojos.

Quedé algo cegada por la luz. Intenté alejar su rostro del mío, pero me quitó la mordaza y dejo un beso mojado sobre mis mejillas. Tragué saliva intentando ignorar las náuseas que sentía dentro mío.

—Vete a la mierda— solté. Observé cómo apagó la pantalla de su teléfono y centró toda su atención en mí.

De un momento a otro, sujetó con fuerza la parte baja de mi cabello y arrastró mi cabeza justo frente a la suya. Su respiración comenzó a agitarse y su mirada se transformó en algo aún más siniestro.

—Vuelve a responderme de esa manera y verás lo que te espera— me amenazó. Cerré los ojos con fuerza intentando ignorar el dolor que sentía bajo su agarre.

—Vete. A. La. Mierda— repetí.

Su mano derecha viajó con rapidez hasta mi cuello, en donde se moldeó sobre mi piel. Comenzó aparentando despacio, pero poco a poco intensificó la fuerza impidiéndome respirar.

Colocó su cuerpo sobre el mío y, con la ayuda de su otra mano, siguió apretando aún más fuerte. No me resistí. Solamente me dediqué a observar sus ojos con detenimiento. Cada parte de ellos y de lo que transmitían. Aún para ese entonces, no podía entender cómo había llegado a enamorarme de él. Cómo había logrado ocultar toda esa oscuridad que llevaba dentro. Cómo ni siquiera pude haberla notado.

—Hazlo— susurré con las pocas fuerzas que me quedaban—. Mátame. Ahora.

Dejé que una sola lágrima se derramara sobre mi piel. Mantuve el contacto de miradas hasta el último segundo. El aire ya no lograba llegar a mis pulmones. Y estaba empezando a perder la visión.

Cuando creí que el final había llegado, las manos de Travis se separaron de mi cuello y todo el aire pasó de repente haciéndome ahogar. Tosí con fuerza mientras lo observaba alejarse con una sonrisa en el rostro.

—¿¡Por qué no lo haces de una puta vez!?— pregunté a los gritos, con algo de dificultad.

—Esta noche— respondió antes de abandonar la habitación con un portazo.

No podía negar que, haber escuchado sus últimas palabras me produjeron unas ganas inmensas de llorar. Pero... no de tristeza, ni de angustia.

Quería llorar de felicidad. Porque después de tanto haberlo esperado, había llegado el día en el que todo terminaría.

El día en el que, finalmente, sería libre.

*

No pude percatarme del tiempo que había transcurrido desde que Travis me hizo la promesa hasta que volvió a ingresar a la habitación. Tal vez era producto de las drogas. O tal vez simplemente, ya había perdido por completo la noción del tiempo.

Durante esas horas, que parecieron segundos, no hice más que pensar. Dejarme llevar con mi mente, hasta los lugares más oscuros que jamás había explorado. Solo me quedé allí, en una esquina, sin ser capaz de moverme.

¿Realmente Matthew está muerto? ¿O hay alguna mínima posibilidad de que haya logrado salvarse?

¿Travis cumpliría con su promesa? ¿De una vez por todas, pondrá fin a este sufrimiento?

¿Dolerá mucho?

¿Me encontraré con mi madre en el cielo? ¿O en el infierno, tal vez?

¿A dónde iré ahora?

Intenté mantenerme tranquila cuando la puerta volvió a abrirse. Por más de que quisiera evitarlo, no podía no sentirme asustada.

Black Soul   |Completa|Where stories live. Discover now