C1: La bebé

7 1 0
                                    

Aproximadamente eran las 3:00 horas, la luna se encontraba en su mejor punto de visibilidad, se escuchaban los grillos en las esquinas de los cuartos, y el frío recorría las paredes sin enjarrar de la casa; Si ponían atención, se podía escuchar eso indescriptible tan característico de la noche, el sonido mezclado del viento rosando con las plantas, los animales pequeños y al mismo tiempo el silencio.

Consuelo se movió en su cama para obtener una mejor postura, se había sentido intranquila mientras dormía las ultimas semanas, por fin dormía plenamente un lado de su bebé, quien no era al cien por ciento la causa de sus últimos desvelos.

El lugar en el que estaba ubicada su cas era muy frío, ya que estaba en medio de la nada prácticamente, solo algunas otras casas separadas, sin servicio de agua potable, escasa luz, y con bastantes plantas y arena al rededor.

Ambas estaban muy cómodas con dos sabanas y una colcha gruesa.

Consuelo estaba viendo algo, algo mientras tenía los ojos cerrados, su infancia: Ella y dos de sus hermanas en el rancho de sus padrinos, les gustaba correr detrás de las gallinas, y jugar a hacer pasteles de lodo, Ella llevaba dos trenzas a los lados, un vestido color crema, calcetas blancas, y zapatos negros, le recordó a Alicia en el país de las maravillas.

A consuelo no le gustaban mucho los típicos juegos femeninos, pero se divertía asustando a sus hermanas y viendo cosas como los tractores o las podadoras, también amaba ensuciarse, visitar a los caballos.

Berenice empezó a contar recargando la cara en una mano que a su vez estaba en la pared de la casa, Consuelo, Eliza y su prima corrieron entre risas a esconderse, dejando atrás a la otra para que las buscara, la niña e cabello oscuro fue a meterse en una especie de cabaña que funcionaba de cochera, y se metió justo detrás de la camioneta, tapando sus pies con la llanta; A las otras dos ni siquiera las vio para donde fueron.

Se escuchó el grito de Berenice: ¡¡LAS VOY A ENCONTRAR NIÑAS!!

A Consuelo se le escapó una risita de la emoción.

-Te encontré, ¡un dos tres por Isabel que estaba atrás de esa piedra!- Gritó la buscadora.

La niña escuchó que afuera corrió alguien, y después la risita de su hermana menor -Eliza, búscate otro lugar, vas a hacer que me encuentre- susurró

-Shh- fue la respuesta que recibió. -Niñas, ¿Dónde están?- preguntó Bere de forma divertida. -Eliza, nos va a encontrar muévete- Pero Consuelo no obtuvo respuesta, así que asomó la cabeza, no había nada, pero escuchaba una respiración. -¿Eli?- preguntó ya algo angustiada. -Eli... Eliza, ¿que haces?-

Se sobresalto cuando volvió a escuchar un: ¡¡SHHH!!. Sintió un escalofrió. -Tonta vas a hacer que nos encuentre- Le respondió Eliza mientras asomaba de la llanta en la que estaba prácticamente metida. A Consuelo le dio algo de risa, y se le ocurrió hacerle algo a su hermana mayor.

-Entonces cuando ella se acerque tu sales de ese lado al mismo tiempo que yo, y gritas lo más monstruoso que puedas- Le dijo entre risas.

A Eli le costaba contener la riza y la respiración mientras estaba de rodillas detrás de la puerta izquierda.

.-Ya se donde están niñas- dijo su hermana acercándose y entonces entró.

Consuelo y la otra niña saltaron y le gritaron de forma que les caló la garganta. Berenice pegó un gritote abriendo los ojos como platos seguido de un gran brinco de miedo, el corazón se le agitó. -Niñas, se pasaron ahora si- dijo con la respiración cortada mientras las otras dos no paraban de reír.

-Debiste ver tu cara- literalmente no podía parar de reír, y su hermanita empezó a sonar como puerco por la respiración.

Consuelo entreabrió los ojos, y vio al piso, de pronto no estaban sus hermanas y la arena del suelo se movía en remolino, muy desubicada levantó la cabeza y se le quitó la risa, la camioneta se estaba torciendo de manera extraña al mismo ritmo que la arena, volvió a escuchar a Eliza, luego nada, luego otra vez.

Eso no era como recordaba, algo estaba cambiando, vio otra vez a Berenice parada en la entrada, pero de pronto no estaban en esa vieja cochera, sino en el campo,.

-Jaja su cara- dijo Bere.

-JAJAJAJAJ- escuchó, y se dio cuenta que los sonidos se retorcían igual que todo.

-La niña, pégale, se va a ahogar_ le dijo volviendo así a "la realidad"; Eli estaba tosiendo encorvada.

-La niña- repetía Bere. -La niña-.

Consuelo fue a darle un golpecito a su pequeña hermana, cuando lo hizo le rompió la columna, y quedó torcida hacia atrás luego de escupir un chorro de sangre y se desplomó en el piso con los ojos llorosos.

-la niña. LA NIÑA la niña La niña La niña LA NIÑA LA NIÑA LA NIÑA la niña la Niña- repetía una y otra vez su hermana con la voz que se empezó a deformar y perder, Consuelo sentía mucho miedo, algo mayor todavía luego de haberle hecho eso a su hermana, algo que ni siquiera recordaba que hubiera pasado.

-La niña, la niña LA NIÑA-

Consuelo sintió como un golpe en todo el cuerpo que movió su energía, como si la lanzaran por un túnel pero hacia arriba, entonces abrió los ojos y dio una bocanada de aire.

Frente a ella estaba la fría pared y la ventana sin vidrio que daba al otro cuarto, pudo distinguir a la su pequeña que tenía aferrada a sus brazos inexplicablemente, y más allá de la ventana, una de esas cosas que no puedes estar seguro si ves o no, que tienen pero no tienen forma a la vez, que se sienten y perciben más que verlas.

-La niña, llévame a la niña, dame a la niña- Susurraba, y se dio cuenta que era aquello que la mantenía intranquila por las noches.

-Dámela, llévala arriba, dame a la niña- Consuelo volteó a ver la escalera no muy lejos, y otra vez a la ventana, no había nada. - déjame en paz- sentenció. Se cubrió con la cobija y sujetó con más fuerza a su bebé.

-Sólo dámela. la niña. llévala. súbela. dámela. dame a la niña. en la azotea. dámela- Le susurraban en el oído, -¡¡DEJAME!!, BASTA- Gritó la mujer a borde del llanto.

-Llévala arriba, y te daré el mapa-.

Susurros de la lunaWhere stories live. Discover now