H1: Maldición

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Alfonso nuevamente llegó a casa prácticamente arrastrándose, con un dolor en los riñones logró difícilmente sentarse en el viejo sillón que estaba enfrente del televisor.

Su madre, y hermanos ya ni siquiera le tomaban importancia, pues ya sabían que él nunca cambiaría y finalmente el alcohol ya había terminado con su vida productiva, se quedó dormido, mientras su hermana menor de cuatro años se asomaba a verlo.

La tranquilizó saber que estaba "bien", al menos no estaba tan, tan, exageradamente mal, con una mirada rápida y triste bajó la cara, y se fue lentamente a su habitación.

Una risa, un dolor, un suspiro, una respiración pesada empaño la vista de Carlos.

Se encontraba esta vez en una.. habitación fría y oscura, pero no era exactamente una habitación, sino...

la calle, la luz del alumbrado publico no era amarillenta sino azulosa, y fría como todo ahí, estaba cerca de casa, pero... no era su casa, o si, pero al menos no la que él conocía, aún había un terreno solo sin construir, y el techo seguía siendo de láminas, que a decir verdad no lucían muy viejas.

Caminó un poco, sintiendo el frío del piso, estaba descalzo y aún con la pijama, ni siquiera se había dado cuenta.

Antes de que su mano tocara la cerradura de la puerta, esta fue azotada, seguida de dos risitas. Dos niñitas salieron corriendo con unas sonrisas en la cara. -Ven acá Prudencia- Le gritó la menor a la otra que ya estaba como a tres metros de la entrada y salió disparada detrás de ella.

Carlos vio algo familiar en la mayor que se lanzo en un montón de hojas naranjas por el paso del otoño, en... ¿el bosque?, donde debía haber una.. carretera.

-Tiempo-. Escuchó un susurro, que más bien resonó por todo el cielo.

Se asustó algo, por lo que tropezó con una tabla salida en la entrada, sintió el dolor de un golpe, y reapareció parado en el mismo lugar que había iniciado, solo que ya no era otoño sino verano, y las niñas estaban más grandes que la vez anterior, estaban tristes al parecer.

Dos señoras mayores con cara muy seria salieron de la nada listas para entrar a la casa, fueron recibidas por otra mujer con un abrazo, ella estaba llorando.

Había algo raro en todas estas personas, que no parecían personas normales, sino físicamente frías y.. como si todo lo viera a través de un filtro azul y frío en el lente de una cámara.

A través del fío sol se podía ver la luna, alineada, sobrepuesta, como translúcida. -Rápido-. dijo la voz.

El niño ya sintiéndose algo agotado entró a la casa entendiendo un poco más...

En el centro de la sala sobre una mesa de madera mucho mas nueva que la que él conocía había un ataúd de madera oscura abierto, en el que yacía un hombre mayor sin vida, ni un poco, su alma estaba tan seca apagada, ni un rastro de luz en él...

Le causó algo de miedo, y mareo, de pronto comenzó a sentir mucho más frío, y como si se le empezara a bajar la presión.

Mientras decían algunas palabras con lágrimas en los ojos las que parecían ser sus hijas, y las niñas repartían panes con café caliente, le llamó l atención una persona que se hallaba apartada de todos, en el fondo de la habitación de otro cuarto, a través del pasillo, se podía ver sólo una silueta, como... torcida, la verdad no se distinguía que era, pero algo lo atraía, debía ver qué era, poniendo más atención se percató de un sonido de algo pegajoso, chicloso, como masticar con mucha saliva, y algo más tronaba. Mientras más cerca el frío era mayor y la debilidad también.

El perro blanco que estaba en el piso volteó a verlo, con el hocico negro y quitando la atención de su hueso y al instante la.. cosa también se detuvo.

Cuando el niño ya muy frío logró entrar a la habitación mientras el perro ya gruñía se percató de que lo que estaban comiendo o algo así era una versión más luminosa del mismo hombre que estaba en el ataúd. La sombra líquida negra de huesos salidos se retorció y volteó a verlo.

Literalmente la mirada más penetrante, como la de un agujero negro en una galaxia fría triste y sin esperanza.

-Vuelve- Dijo la voz ahora sólo en su cabeza.

Carlos tan débil, frío y casi sin pulso corrió sofocándose, como si estuviera aguantando la respiración.

Del saco de huesos y podredumbre en forma humanoide salió un grito, casi un lamento, pero como una risa agobiante doble y retorcida a la vez. El perro salió corriendo tras él.

El niño corrió como pudo hasta las escaleras, hasta que se atoró en un escalón, pero en vez de golpearse, solo lo sintió, y aún más, mucho más frío, hasta los huesos. Estaba en el mismo lugar pero mucho más oscuro con el mismo tipo de luces pero más tenues, a lo lejos todavía se escuchaba la criatura gritándole. -VUELVE-. volvió a resonarle con dolor por las venas de la cabeza.

Caminando a la sala vio nuevamente no uno sino cuatro ataúdes, y los cuerpos de los muertos encadenados al piso, llorando, lamentándose, de forma agobiante, y verdaderamente dolorosa.

Sintió cómo si le agarraran los pies, pero no había nada, la voz se empezaba a escuchar cada vez mas cerca, por lo que hizo llorando con terror lo que siempre hacia cuando tenía miedo, correr a su habitación, corrió subiendo todas las escaleras hasta toparse con una pared.

Escuchaba la desesperada respiración de la criatura aproximándose, corrió a través de la pared y llegó a las tejas, ahí debía estar su cuarto, en el futuro. Las láminas en el piso se estiraron, todo dio vueltas como si corriera a través de un tobogán, vio más funerales en casa, nuevamente en la sala, ahora su madre lloraba sobre el cuerpo de su abuela, y detrás del ataúd con una gran sonrisa... la criatura parada muy erguida. El frío ya no era tanto, había subido un nivel, las luces también ya eran más cálidas, pero sentía como si hubiera escarcha en sus venas, volvió a correr, otra vez un túnel, se vio en un destello siendo tomado por varias manos diferentes, algunas con garras mientras levitaba su cuerpo casi azul y sin pulso en la cama,el sillón con su hermano mayor borracho, y detrás la sombra otra vez, otra vez las manos, el frío la agonía, y su burla Inter dimensional que resonaba en las paredes.

Dio una bocanada de aire, los pulmones se le llenaron, volvió a sentir la sangre correr por sus venas y abrió los ojos mientras lo soltaban, y su cuerpo caía en la cama nuevamente. Cuando despiertas porque en el sueño caes, lo mismo.

Escuchó gritos de otro de sus hermanos buscando a su mamá: -Alfonso no respira mamá, ¡MAMÁ, AYUDA! ¡NO RESPIRA, Y ESTA FRÍO!- Gritaban.

Carlos salió asustado y lo confirmó, Alfonso su hermano mayor había fallecido, se veía igual que el hombre de su "sueño", seco, frío, apagado... atrapado...

Por el alcohol dijo su madre, y todos sus familiares.

La noche del velorio, que se hizo en casa como siempre se acostumbraba, Carlos volvió a escuchar la risa de la bestia mientras dormía abrazado de su hermano, hermana y madre.

Sólo vio por la ventana la luna, que siempre lo vigilaba.

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⏰ Last updated: Dec 07, 2019 ⏰

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Susurros de la lunaWhere stories live. Discover now