B2:Lodo

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Jonathan llegó a la alberca en la tarde, se sentía mal, y sabía que no podía expresar del todo lo sucedido con sus amigas Laura y Liliana.

Se sentía cansado y casi como si viera borroso.

La alberca había sido abierta nuevamente después de un mes luego de que la contaminación en ella hubiera dejado ciega y en coma a una niña de sólo siete años, y con grandes alergias a la mayoría, algunos incluso perdieron piel, había sido asqueroso, pero esa es otra historia...

Jonathan estaba ahí no para entrenar, sino como una especie de guardavidas, el llevaba lo que se necesitaba a los instructores y cuidaba que las personas se encontraran bien, también los ayudaba a salir, a entrar o con algún malestar, estaba simplemente a su servicio. Sólo que este día se encontraba exageradamente distraído.

Se encontraba sentado cuestionándose mentalmente, todo era muy aburrido, nunca había nada interesante. Así que se puso nada más que a contemplar la limpieza del agua y la gracia que hay en los movimientos que se hacen al nadar, como un ave, tal ves un cisne, elegantes, rápidos, y lentos a la vez, delicados, pero cortando el agua...

Se perdió en el espesor de sus pensamientos, esa niebla... Javier...

-Jonathan, Jonathan, ¡¡Jonathan!!-Gritaba el maestro pálido y de abdomen marcado, sin duda de mas de cuarenta y seis años, las arrugas del cuello nunca perdonan.

Lo mandó por unos sumergibles, que llevó y lanzó a la cristalina agua por orden del maestro.

Estando cerca de la entrada notaba la alegría, aprobación y satisfacción de los usuarios al ver tan buenos resultados con el agua.

Janet la señora encargada de revisar credenciales le dio la llave de la bodega para que llevara una bolsa con... quien sabe con qué. Al agacharse para recostar dicha bolsa en la esquina de la pequeña habitación sintió como si le dieran la vuelta a su cuerpo y la sangre golpear su cabeza y sus ojos desde el centro de su cuerpo, trató de levantarse rápido, y sintió como la sangre volvía a bajar de golpe, seguido de.. si, un golpe en la cabeza debido al pequeño techo que había ahí.

Al salir escucho unos gritos al fondo del lugar desde la alberca.

-La maestra fue al baño Jonathan ayuda a la mujer- Gritó Janet, y Jonathan salió corriendo listo para lanzarse a la alberca nadando lo más rápido posible, pero mientras lo iba a hacer resbaló y se golpeó la espala, frunció el ceño y saco los dientes de dolor.

.mi cartera cayó al agua- Dijo la señora fuera de la alberca mientras el volteaba a ver adentro una bolsa hundiéndose, se lanzó por ella, y ambas situaciones se cruzaron trayéndole reflejos y flashes mentales, como puñetazos de diferentes lugares.

-AYUDANOS, SALVANOS POR FAVOR-

-SALVANOS-

-MI CARTERA-

-ME AHOGO-

-¡¡BUSCANOS!!-

Laura, Liliana, Janet, dos mujeres, todas las voces al mismo tiempo pero finalmente logró unirse en sui mismo y sacar la cartera y a la mujer que se ahogaba "al mismo tiempo" en "el mismo lugar".

Solo que ahora se quedaba en el centro de la alberca. Se sumergió en cada una de las líneas que dividían los carriles hasta llegar a la orilla, y salir por la escalera, ahí se percató por primera vez que se y había lanzado con tenis, y con su playera y short, sólo que los tenis estaban algo sucios.

se dirigió a la señor para averiguar que estuviera del todo bien, tosió unas cuantas veces y después se incorporó.

Él fue a los vestidores a secarse y tomar un merecido respiro.

-La recientemente limpiada y reluciente agua que se encontraba en el centro de natación más grande del país ha sido victima de algún tipo de broma o recaída, pues se informa que luego de que tan transparente agua fuera usada esta mañana, se ha ido pintando de un asqueroso.. perdón por decirlo pero así se ve, este color café de tuviera- Dijo la reportera que se encontraba con la alberca a sus espaldas en la pantalla que estaba sobre los casilleros

Al salir corriendo Jonathan se encontró aún con más cámaras y reporteros filmando todo, junto con el coordinador envuelto en lágrimas, de la alberca surgían burbujas espesas desde la escalera que empezaban a cubrir todo, de... lodo.

En la orilla de la alberca, uno de los accesos tenía lodo afuera, que se convertían en huellas hasta llegar a los vestidores, si, justo la trayectoria de Jonathan.

Los coordinadores del centro estaban furiosos, de pronto la gente que no alcanzó a salir se ahogaba en lodo mientras los reporteros seguían hablando de la tragedia y de que dicho centro no se recuperaría nunca de lo antes sucedido, y menos después de las manifestaciones y esta recaída.

ENCUENTRANOS

Resonó en su cabeza, y la alberca comenzó a generar más y más burbujas asquerosas cargadas de un gas o vapor que salpicaba hasta el techo. Sus sonidos aumentaron como una hoya que tiene agua hirviendo, agua color marrón.

El lodo empezó a salir a borbotones y llenó el lugar, las entradas y salidas se llenaron de los espectadores que trataban de escapar, Jonathan corrió para salvar a una pequeña niña que le gritaba a su padre antes de que el lodo consumiera todo lo de esta área, la levantó en brazos y corrió a la salida más próxima pero una ola del barro lo golpeó entrando en sus oídos y desgarrando las finas capas de piel protectora, soltó a la niña y las olas lo siguieron revolcando y haciéndolo girar, raspándolo con la tierra.

Pero el dolor no se comparaba con el que sintió mezclado con culpa de haber ocasionado eso en el agua que tanto había costado tratar, poner en duda una vez más la reputación del centro por sacar un monedero a lo rápido.

Vio el cielo como si se hubiera elevado por el empujón de una fuerte corriente, perdió el conocimiento luego de un rato justo antes de escuchar sus huesos crujir al estrellarse en el suelo.

Despertó en una calle sin pavimento, lleno de lodo seco. Se sobó las costillas y la espalda mientras se incorporaba con mucho dolor.

Era un lugar conocido no muy lejos del centro de deportes y natación. Reconoció la casa e una vieja amiga de su madre que vendía churros y raspados de nieve, frotándose la cara para quitarse la arena fue girando reconociendo el extraño lugar a la vez desconocido.

Había algo inquietante en esa tranquilidad, no se escuchaba más que el viento chocando con ciertos lugares, y... algo más, una ligera fricción, algo que raspa y corta otra cosa... como una piedra a un trozo de madera. El sonido se detuvo antes de que supiera de donde venía.

A tres casas de distancia, recargado en un poste de electricidad, el hombre dejó de tallar su cuchillo de madera, para levantar la cabeza con las riza canas bajo la cachucha, y observarlo con aquella mirada.

En realidad llevaba un buen rato observándolo con aquella locura en sus pupilas.

Susurros de la lunaWhere stories live. Discover now