DADDY [Dean Winchester]

41. Intuición

Al terminar el brindis de bienvenida para los nuevos empleados y pasar la ronda de todos los aburridos discursos, los asistentes volvemos nuestra atención al baile principal. La música lenta resuena en todo el lugar, y ahora la pista está llena de parejas disfrutando del momento en este hermoso lugar bajo las luces suaves de la fiesta.

Mamá, Dean y yo que estamos en una esquina con nuevas copas de champagne en nuestras manos, nos miramos con cara de "¿Y ahora qué?". 

No han pasado más de 3 horas desde que llegamos, pero ya no siento que haya ambiente agradable entre nosotros. La tensión en el aire se podría cortar con un cuchillo.

Sé que mamá sospecha, aunque no diga nada, sé que ella sabe. La conozco desde toda la vida y sé como son sus reacciones. Por otro lado, sé que Dean quiere irse lo antes posible para que al fin estemos solos y podamos disfrutar de otra forma nuestra noche. También sé que a pesar de que lo nuestro va viento en popa, puede que él tenga uno que otro sentimiento reprimido hacia Mel. Terminaron hace un tiempo, no hay que ser idiota para saberlo. Todo está muy fresco.

Y yo... pues yo solo quiero apaciguar los ánimos, pero siento que cada vez, se me está haciendo aún más difícil de soportar y guardar silencio. Esto es demasiado incómodo.

-Bueno... entonces... ¿Bailamos una canción? -pregunta Mel rompiendo el "silencio" extendiéndole su mano a Dean.

En segundos, él baja la mirada hacia la mano de mamá y rápidamente vuelve a mirarme a mí, casi como si me estuviera pidiendo permiso, o preguntando si estoy de acuerdo con esto.

-Tranquilo, Maddi no se enojará por robarme a su pareja de baile un rato -dice mamá irónica y siento que mi corazón se va a salir de mi pecho.

Ella lo sabe. Ella ya entendió, y ahora está jugando a ser irónica.

Oh Dios, esto es muy malo.

-Vamos -dice Dean dejando su copa en la mesa y tomando su mano. 

-Yo, iré a sentarme por ahí -les sonrío a ambos tratando de callar el latido doloroso de mi corazón. 

Mamá deja su copa en la mesa también y luego sonríe mientras su ex la lleva rápido a la pista. 

Me siento en la misma mesa al no ver ninguna otra desocupada. No sé en que momento llegó tanta gente a este lugar.

Sonrío falsamente cuando mamá me saluda desde la pista y empieza a bailar lento con quien ahora es el dueño total de mi corazón. 

Ellos siguen viéndose como la pareja más bonita y perfecta que yo jamás haya visto. Ambos rubios, esbeltos y bien vestidos. Sonrisas que enamoran al sexo opuesto y ojos que expresan mucho más que las mismas palabras. ¿Por qué demonios tuve que meterme en medio de algo tan bonito como lo que ellos tenían?

Poco a poco siento crecer una pequeña angustia y confusión en mi pecho. 

Puedo presentir que mamá y yo terminaremos muy mal todo esto. Ni siquiera puedo imaginar cómo reaccionará cuando al fin pueda confesarme. Ni siquiera puedo imaginar cómo me mirará a la cara después. ¿Con vergüenza? ¿Con ira? ¿Con asco?

Su propia hija, esa por la que luchó contra viento y marea cuando solo tenía 15 años... esa que consideró su mejor amiga, su confidente y su principal apoyo todos estos años. Esa misma que ahora la apuñaló por la espalda al enamorarse de su novio con quien quizás tenía un brillante futuro de amor y felicidad.

Vuelvo a la realidad cuando siento que mi garganta se empieza a cerrar por otra maldita crisis de ansiedad. Trato de regular mi respiración y vuelvo a sonreír cuando mamá me vuelve a mirar desde la pista de baile. Es casi como si estuviera examinando mis reacciones.