42. Ahogándome en mis mentiras

4.7K 410 97
                                    

A penas pude cerrar los ojos anoche.

Mi mente no dejó de repetir una y otra vez las palabras de mamá.

Dean te gusta. Dean te gusta. Las mamás sabemos todo.

Traté de distraerme viendo algo en la tele, hablando con Dean por whatsapp, pero nada dio resultado. Logré quedarme dormida a eso de las 5:30, cuando el sol ya empezaba a salir.

Ahora que he despertado de nuevo, ya es casi medio día, y no tengo el valor para salir de mi habitación y enfrentar nuevamente a mamá. No sé si ella recuerda lo que pasó anoche, no sé si ya despertó también y si está en la misma situación que yo, queriendo evitarme, queriendo hacer como si nada pasó.

Pero mi estómago ruge de hambre, y ya no sé cuanto tiempo podré aguantar encerrada aquí.
Dean me llamó hace un rato y me dijo que tiene algo preparado para mi esta tarde, así que me pasará a buscar a eso de las seis cuando salga de mis clases de baile.

Necesito seguir haciendo mi vida, solo queda una semana y media para volver a clases y mi loco verano habrá terminado.

Estos dos meses pasaron extremadamente rápido. Siento que fue ayer cuando vi a Dean sentado en la encimera de mi cocina y yo salí corriendo disparanda hacia mi habitación.

Siento que mi amor por él subió y subió como la lava de un volcán, uno que no fue ardiente de pasión, pero si de amor puro y desinteresado.

Aún recuerdo como tan solo hace un mes lloraba al ver lo feliz que Mel y él eran. Y lo patética que me sentía yo por haberme enamorado de alguien tan prohibido e inalcanzable.

¿Cómo fue que llegamos hasta hoy?
¿Cómo fue que decidí dejarme llevar por mis egoístas sentimientos y traicionar a quien más quiero en la faz de la tierra?

Joder, hay momentos en que desearía volver el tiempo atrás y hacer las cosas bien, pero estar con Dean ahora... me ha hecho igual de bien que de mal.

Cuando al fin decido salir de mi habitación, veo que la puerta del cuarto de mamá está abierta hasta atrás y ella no está dentro.

Trato de agudizar mi oído examinando si es que ella está en su baño pero logro escuchar su voz desde el primer piso. Ella está hablando por celular.

Camino hacia las escaleras y me quedo quieta tratando de escuchar con mayor atención.

-No lo sé... siento que... siento que todo es tan extraño, y falso.

Una pausa de silencio y me acerco un poco más.

-Sam, ya no puedo seguir haciéndome la idiota. Esta situación me está superando, y tengo miedo de que sea verdad. ¿Qué haré si así es? ¿Sonreír y apoyarla como si nada? ¿Cómo si no me doliera lo que hicieron?

Trago saliva entendiendo un poco más su conversación y nuevas ganas de llorar hacen que mi corazón se retuerza.

Ahora mismo quisiera volver al campus y esconder mi cabeza como una avestruz, esperando que todo este enredo se solucione por si solo. Pero sé que no es posible, y que debo actuar con madurez y con lo último de dignidad que me queda.

-También te quiero Sam... no sabes cuanta falta me haces aquí. Si hay algo de lo que no me arrepiento de haber conocido a Dean, es que gracias a él te conocí a ti.

Amm, okey. Eso es nuevo.

-¿Lo prometes? -su voz ha cambiado en su totalidad y ahora se oye hasta un poco más feliz. -Esta bien, te esperaré.

Otro silencio y luego de una larga respiración, empiezo a bajar los escalones preparado mi cabeza para enfrentar lo que sea. Basta de ser cobarde.

Es hora.

Cuando mamá escucha mis pasos aproximándose, gira su cabeza en mi dirección y nuestras miradas se cruzan sin poder evitarlo.

Veo como ella endereza su posición en el sofá y rompe el contacto visual conmigo.

-Buenos días -titubeo insegura cuando he terminado de bajar los últimos escalones.

-Buenos días -responde mirándome otra vez, pero con unos ojos que jamás me habían observado así antes.

Nunca la había sentido tan distante como hoy.

-¿Ya... desayunaste? -pregunto mientras me siento en el sillón de al lado. Mamá asiente con la cabeza mientras vuelve a su vista hacia el celular en sus manos.

-Desperté temprano, la resaca no me dejó dormir hasta tarde -ríe resignada.

De pronto me siento estúpida al no saber que más decir. Nunca, jamás de los jamases mamá y yo nos hemos quedado sin conversación. Ni siquiera cuando hemos discutido por cosas más o menos graves.

Siento ganas de llorar y tirarme a sus brazos implorando perdón, pero en el fondo sé que yo no tuve la culpa de enamorarme del mismo hombre que primero le entregó su corazón a ella.

Yo no quise esto. Yo no busqué a Dean ni lo obligué a quererme como yo lo quiero.

Si ese viaje al campus nunca hubiera pasado, quizás Dean nunca me hubiera confesado sobre su atracción por mí y ellos aún estarían felizmente juntos. Y yo... bueno, yo doy igual aquí.

-Mad... -mamá interrumpe mis pensamientos. -Sé que bajaste hasta aquí para hablar conmigo. Quiero hacerlo. Quiero que vuelvas a confiar en mi -me mira compasiva y creo que mis ojos ya no aguantan más.

-Me estoy ahogando entre mis mentiras y ya no quiero sentirme así -susurro en un leve sollozo mientras las primeras lágrimas escapan de mis ya adoloridos ojos.

Veo que mamá se levanta de su lugar y se sienta más cerca de mi. Ella pone su mano en mi pierna y me mira con los ojos igual de cristalizados que los míos.

-Quiero que sepas, que siempre estaré de tu parte. Sea lo que sea que me estés ocultando. Yo jamás podría odiarte Maddi... jamás -acaricia mi mejilla y cierro mis ojos mientras acomodo mi cabeza en su mano.

Necesito sentirme refugiada en ella otra vez, tal como lo hacía cuando era una niña pequeña. Necesito saber que aún me amará cuando le confiese que me enamoré de su novio y que lo besé cuando ellos aún estaban juntos.

Cuando sepa que llevamos una relación a escondidas, y que anoche en la fiesta, Dean me haya dicho que un te quiero ya no le alcanza para expresar su amor por mí.

-Dean... -digo sollozando. -Dean y yo estamos juntos.

Y así, con esa simple oración, es como dejo y libero al fin todo lo que me estaba asfixiando.

DADDY [Dean Winchester]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora