XIII. "Desahogo"

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- ¿Quieres venir hoy al cine? - preguntó animadamente Alya a través de la línea telefónica - iremos todos los del curso.

- No tengo ganas de ir Alya, pero gracias por invitarme - hable e inmediatamente corte la llamada para apagar mi teléfono.

Me encontraba destrozado, mis ojeras eran notorias y mi rostro estaba hinchado. Me quedé dormido mientras lloraba, no creo poder sentirme peor. Aún tenía en mis brazos aquel peluche y entre mis manos el delicado relicario.

Sentía que algo me faltaba, sentía un vacío gigante al pensar todo lo que pasó. Desearía que estuviera viva y que viniera a consolarme diciéndome que todo estaba bien...

"La observaba del otro lado del juego trazado en el suelo animandome a saltar, pero estaba aterrado de caerme pues no tenía equilibrio. La Rayuela para mi era un juego del demonio, llevaba casi dos rondas en las cuales me había tropezado y caído, no quería seguir haciendo esto pero ella insistía hasta que aprendiera la lección.

- ¡Vamos Adrien, ven hasta mi! - exclamó con una sonrisa.

Yo trague duró por los nervios para luego lanzar la pequeña roca y me dispuse a saltar. La primera sin una pierna para rápidamente caer en la segunda con ambas, respire y repetí la acción pero al saltar la última casilla de una pieza tropecé y caí raspandome la rodilla.

Mis ojos se cristalizaron y mi rodilla comenzó a sangrar rápidamente. Ella se acercó a mi preocupada y se sentó en el suelo para luego sentarme en su regazo.

- ¿Te duele mucho? - asenti, ella tomo su botella con agua y limpio mi rodilla con cuidado, para luego colocarme una bandita.

- No lo logre - solloce tristemente mientras recostaba mi cabeza en su pecho. Sentí su mano acariciar mi cabello y luego sus labios besar mi frente.

- Todo estará bien cariño, tienes que levantarte y seguir, no dejes que esto te haga sentir triste - consolo con una sonrisa y me enderece en sus piernas para mirarla.

- Pero no logre llegar a ti - hice un puchero mientras comenzaban a salir lágrimas con más fuerza.

- Pero yo llegue a ti, pronto a aprenderás a cruzarlo completo sin caerte; mientras eso sucede, yo te cuidaré - me abrazo y correspondí inmediatamente.

- Te amo _____ - hable con cariño.

- Y yo a ti Adrien - respondió y rápidamente me levante de sus piernas sacudiendo mis Bermudas.

- ¡Lo haré otra vez! - exclame tomando la pequeña roca y lanzandola nuevamente - y si caigo...

- Te levantadas y lo harás de nuevo porque yo estaré ahí para ayudarte - sonrió colocándose al otro extremo del juego esperándome con los brazos extendidos..."

Sonreí tristemente ante aquel recuerdo y las lágrimas volvieron a salir.

(...)

Nathalie llamaba a mi habitación por sexta vez en lo que lleva el día, no había desayunado por no tener apetito y seguía así para estos momentos en los cuales me llamaba para ir almorzar. Tocó una vez más y se marchó, observe el relicario y comencé a darle vueltas al pequeño corazón, embelesado por ello no me percaté de que mi padre había entrado, hasta que lo veo por el borde de mi ojo, parado a un lado de mi cama.

- Vete, quiero estar sólo - hable fríamente sin mirarlo.

- Adrien no has comido y me preocupa como te sientas - soltó preocupado.

- Ahora si te preocupa - ironice y me incorporé para verlo - Creo que si me hubieras dicho todo hace muchísimo tiempo te hubieras evitado todo esto - escupi con molestia.

- Trataba de cuidarte Adrien - excusó posicionandose frente a mi.

- ¿Cuidarme de que? - cuestione con desprecio levantándome a su altura.

- ¡De que sufrieras como lo hiciste con la muerte de tu madre! - exclamó silenciandome - No quería que pasarás por lo mismo nuevamente, habías perdido a tu madre poco tiempo antes. No hubieras soportado su partida.

- ¿Por eso tuviste que mentirme? - cuestione aún sin comprender, no me eran excusas concretas, sólo me convencía más de haberme mentido.

- Adrien, _____ era la luz de tu vida - explicó - podría jurar que la amabas más a ella que a mi, que soy tu padre.

Yo permanecia en silencio, mientras observaba como sus ojos se cristalizaron y su gruesa voz titubeaba.

- Era mejor decirte que se había ido para siempre a decirte que había muerto, pues podías quedar con la esperanza de volver a verla - explicó aflojando su corbata - Cuando comenzaste a superar su partida un poco más rápido que la muerte de tu madre entendí que había hecho lo correcto.

Nunca había visto a mi padre llorar y verlo así frente a mi me mantenía con la boca cerrada. El Me tomo de los hombros y me ordenó a que lo mirara.

- Ella era como una hija para tu madre y para mi, y tu para sus padres un hijo. Éramos familia Adrien - mencionó con nostalgia - Después de unos meses, al ver que habías superado todo aquello y que estabas tan feliz fue que pude salir del hueco en donde me había sumergido.

- Yo... - No encontraba palabras para hablar.

- Tuve que ir a reconocer su cuerpo Adrien, tuve que ver a mis amigos muertos - explicó - No quería que te sintieras como me estaba sintiendo yo en esos momentos.

- Lo siento papá - solloce y lo abrace al instante.

- Yo también lo siento hijo - correspondió.

- ¿Ella de verdad me amaba tanto? - cuestione observando el peluche y el relicario que se encontraban en mi cama.

- Más de lo que crees hijo - suspiro apretando mis hombros.

¡Holaaa!
¿Cómo están? Espero que muy bien y que el capítulo les haya gustado.
Aquí vimos a Gabrielito aún más sentimental.
Prepárense para el final que está más cerca de lo que creen...
Recuerden votar y comentar

Att: Maruu💕

ALMAS | Adrien Agreste | ✔Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum