Against all odds.

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Φ

Cos we've shared the laughter and the pain and even shared the tears
You're the only one who really knew me at all
So take a look at me now, there's just an empty space
And there's nothing left here to remind me,
just the memory of your face
Takr a look at me now, well there's just an empty space
And you coming back to me is against the odds and that's what I've got to face

Porque hemos compartido la risa y el dolor y hasta compartimos las lágrimas
Tú eres la única que realmente me conoció lo suficiente
Pues mírame ahora, hay un espacio vacío
Y no queda nada que me recuerde
Tan solo como era tu cara
Mírame ahora, hay solo un espacio vacío
Y tu regreso hacia mi es contra viento y marea y eso es lo que tengo que enfrentar.

- Beca, tu celular está sonando.
La adormecida voz de la mujer que estaba a su lado, despertó a una Beca que había culminado el día más largo de su semana luego de un importante viaje a Londres para cerrar un contrato con el que había soñado toda su vida.
Su carrera como actriz había empezado varios años atrás, cuando con apenas nueve años, su mamá la había llevado a un casting donde dejó a todos encantados con su talento y espontaneidad. Desde entonces obtuvo algunos papeles secundarios, y un frustrado intento de protagonizar una película adolescente que terminó siendo duramente criticada por los expertos y que pareció terminar con su corta carrera en la actuación. Descansó de las cámaras y los flashes por tres años, y para cuando regresó demostró que su talento daba para mucho más que una participación corta e insignificante. Coprotagonizó un drama con Jennifer Aniston, lo que le valió una nominación (y posterior triunfo) a los Globo de Oro de ese año, y luego fue llamada a ser la antagonista de Lucy Hale en una mini serie producida por Syfy. Incursionó en otras ramas, dirigió un capítulo de un Spin Off de la misma serie en la que había participado, y quiso sentarse en la silla de director una vez más cuando tuvo a Sophia Bush como protagonista de su corto policial.
Sin embargo seguía esperando dar con ese papel que la llevara al lado de las grandes estrellas, que le diera un nombre que la gente nunca olvidaría. Quería ser la Kate Winslet de Titanic, la Julia Roberts de Pretty Woman. Quería ser esa actriz que la gente pensara: “no habrá nadie mejor para ese rol”. Y creía haberlo conseguido en su viaje a Londres, en ese contrato millonario que había firmado para protagonizar un musical completo por donde se lo mire. Se había preparado para él. Sus clases de canto fueron con los mejores. Aprendió todas las danzas posibles. Estaba lista, y por esa misma razón dormía en paz, al lado de la mujer que la había acompañado los últimos tres años de su vida. Una productora joven, capaz, visionaria y muy talentosa. La había conocido justo cuando pensaba que eso de las citas y conocer gente no se le daba. Stephanie apareció como por arte de magia, se presentó ante ella en una cena entre amigos, y luego sólo se fue dando. Aprendieron a quererse de a poco, nadie apresuró las cosas, y cuando menos lo esperaban, estaban viviendo juntas en ese enorme pent-house con vista a la bella ciudad de Nueva York que ocuparon por algunos meses antes de mudarse a Los Ángeles, donde se habían establecido. Sin embargo, esa noche se habían encontrado en un hotel de Miami, donde Stephanie estaba trabajando.
- ¿Puedes atender esa llamada?- preguntó la productora, sacando su brazo de la cintura de Beca y casi obligándola a recoger el móvil y responder.
- ¿Quién puede llamar a las cuatro de la mañana?
El tono de queja llegó justo cuando pudo recomponerse y tantear su móvil en la mesita de noche. La llamada había sido finalizada desde el otro lado, y sólo unos segundos después inició otra vez. Era un número privado, que insistía en comunicarse con ella, y a juzgar por lo difícil que era obtener su número, pensó que podría tratarse de algo realmente importante. Aceptó la llamada y su tono cambió. Hablaba con seriedad, aceptó su identidad, y entonces Stephanie se puso alerta. La escuchó responder algunas preguntas, y luego preguntó si no había otro número dónde comunicarse. Aparentemente la respuesta fue negativa, porque aceptó la responsabilidad y tomó nota de algo en un papel que encontró cerca. Dijo que haría lo posible por llegar cuanto antes, pero aclaró que estaba lejos y necesitaba tiempo. Para entonces ya había buscado sus jeans en medio de la ropa dispersa en la habitación, y estaba marcando otro número.
- ¿Vas a decirme qué es lo que pasó?- su novia quería saber los detalles, pero supuso que los tendría una vez que la otra pudiera volver a su tranquilidad anterior.
- Tenemos que volar a Atlanta. Bueno, yo tengo que hacerlo, estoy llamando a Louis para saber si puede tener el avión a disposición cuanto antes.
- ¿Pasó algo grave?
- Es complicado. Sé que no es una respuesta, pero prometo darte los detalles apenas los tenga.
- Necesito saber que estarás bien. ¿Quieres que vaya contigo? Podemos esperar a mañana y puedo hablar con…- fue interrumpida por la llamada que Beca estaba manteniendo con Louis, a quien prácticamente le estaba rogando que tuviera el avión listo cuanto antes. Se levantó, tomó una bata que tenía colgada al lado de la cama, y tomó el papel en el que la actriz había anotado algunos garabatos. No había información acerca de nada, salvo un número de tres cifras que supuso pertenecían a una dirección.
Beca no dejaba de guardar cosas en su valija, y ya se estaba calzando los zapatos y un abrigo mientras terminaba la llamada. No dijo mucho, sólo que necesitaba ir a Atlanta, y que alguien necesitaba de su ayuda. Le pidió que estuviera tranquila y terminara su trabajo allí, le dijo que todo estaba bien y que iba a desocuparse pronto para volar otra vez de regreso. Louis estaba solicitando los permisos para volar y aterrizar en Atlanta unas horas después, y ella tenía que llegar al aeropuerto cuanto antes para acelerar los procesos. Stephanie la llevó en su auto, no pidió más explicaciones porque sabía que las tendría cuando la otra estuviera lista. Ayudó a acelerar los trámites, y le pidió que se cuidara y la llamara ni bien bajara del avión en Atlanta.
Para las siete de la mañana, ya estaba aterrizando en la ciudad de donde provenía la llamada, y buscó un taxi que la llevara rápido hasta el Grady Health System. Se anunció en mesa de entrada, y alguien la guió hasta la unidad de cuidados intensivos, donde un especialista estaba dando algunas indicaciones a las enfermeras.
- Señorita Mitchell, ¿cierto?.- dijo el médico, una vez que estuvo desocupado y pudo hablar con ella. Extendió una mano cortésmente y ella la aceptó.- ¿Es usted familiar directo de la paciente?
- No, a decir verdad ni siquiera sé por qué me han llamado.
- La policía dijo que era el único contacto en las cosas que encontramos en la mochila de la señorita. ¿Sabe si debemos llamar a alguien más?
- No lo sé. La verdad no lo sé. ¿Cómo está ella? ¿Y qué fue lo que pasó exactamente?
- Hubo un accidente en la autopista principal, un choque múltiple y el taxi donde ella iba también se vio afectado. Una camioneta impactó por detrás al taxi y ella fue la más afectada. Recién la sacaron de cirugía, tiene algunos huesos rotos y un coágulo en su cerebro. Estaba inconsciente cuando llegó a emergencias, y tuvo dos paros cardíacos que fueron controlados a tiempo. El diagnóstico no es favorable en su caso, hay muchos golpes en la cabeza y las próximas horas serán críticas. ¿En verdad no hay nadie más a quien debamos informar sobre esto?
- Como le digo, todo esto me toma por sorpresa. No esperaba que se comunicaran conmigo para un caso como tal, y estoy todavía tratando de entenderlo bien. No he sabido de ella por un tiempo.
- Entiendo. Bueno, ella estará en observación y recién podrán verla a partir de las nueve. Puede esperar por aquí o en la cafetería si desea verla. Los policías harán su trabajo para contactar a alguien más.
- Gracias, doctor.
Verla. Ese era el enigma más grande en toda esa confusa situación que estaba viviendo. ¿Debía quedarse? ¿Estaba preparada para verla después de tantos años? La respuesta era sencilla: nunca estaría preparada para verla otra vez.
Se sentó en el pasillo, tomó su celular y llamó a Stephanie. Le comentó que había llegado bien, y que necesitaba un tiempo para ordenar algunos trámites antes de saber cuánto le tomaría su estadía allí. Le contó que un familiar estaba enfermo, pero que no la había visto hace mucho tiempo y todo era muy confuso. Le habló del accidente, de una mochila encontrada y su número como único contacto, algo que la desconcertaba porque en mucho tiempo no habían hablado y le sorprendía que tuviera siquiera su número. Stephanie entendió que, siendo un familiar, el protocolo era llamarla, y le pidió que tomara todo con calma, porque sabía que su familia era un tema complicado y muy sensible. Ella quedaba a la espera de nueva información, y a disposición entera por si necesitaba algo.
Beca se apoyó contra la pared, frustrada. Odiaba revolver su pasado, y sobre todo que éste llegara así de repente, sin aviso. Un suspiro contenido no parecía suficiente, estaba muy confundida, enojada con ese destino que parecía empeñarse en unir su pasado con su hermoso presente, con esa vida maravillosa que había construido lejos de su vida antes de mudarse a Nueva York. Era feliz con Stephanie, con la familia de Stephanie, con sus amigos y amigas de siempre. Era feliz visitando a sus padres de vez en cuando en Maine, y cuidando a sus sobrinos, los hijos de su hermano mayor, cada vez que la visitaban en L.A.. Le había tomado mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio llegar a ese punto. Había resignado muchas cosas para sentirse como se sentía en ese momento de su vida, y le aterraba la idea de estar ahí, justo en el lugar de donde había huido años atrás, con la promesa de nunca más regresar.
- Beca…- una voz familiar le habló, y cuando levantó la cabeza la encontró, directo desde el pasado. Estaba distinta, tenía un semblante diferente, se veía más madura.
Habían pasado vacaciones juntas arriba de un yate privado, en medio de una isla, rodeadas de amigos, música y tragos. Habían pasado noches en Las Vegas, y ella había sido su compañera más divertida. Sin embargo todo eso había terminado en algún punto, y todo parecía muy lejano, ellas parecían desconocidas, y los recuerdos sólo eran eso. No esperaba encontrarla ahí, pensaba que había logrado salir de esa ciudad al final de todo, algo en ella en verdad esperaba que lo hubiera dejado todo al fin.
- Acabo de enterarme. ¿Cómo es que…?
- Me llamaron. Todo esto es confuso para mí también.
- Escuché que hubo un accidente y vine hasta aquí en cuanto pude. No esperaba encontrarte. ¿Te dijeron algo?
- Estará en observación unas horas, su estado es crítico y…- no podía dejar de mirarla, de observar cuánto había cambiado, estaba sorprendida por lo que veía y no podía disimular.- Lo siento, no puedo creer que estemos aquí otra vez.
- Lo siento.
- No, no te disculpes. ¿Por qué lo harías exactamente?
- No lo sé…- la muchacha frente a ella se dejó caer a su lado, y se veía igual de abrumada y confundida.- No pensé estar aquí otra vez. Estoy tan enojada.
- Todo estará bien. Ya salimos de otras cosas.
- ¿Te quedarás?
- No lo sé.
Se hundieron en un silencio abrumador. En otro momento de la vida, estar solas había sido distinto. Tenían confianza, hacían bromas, se apoyaban una a la otra, eran las mejores amigas del mundo. Pero las cosas habían cambiado, y era incómodo estar sentadas lado a lado después de todo ese tiempo. Sin embargo, como Beca había dicho, habían salido adelante en otras situaciones, y era importante mantener la fe mientras se pudiera.
La llamada había llegado para romper con todo lo conocido. Beca estaba otra vez ahí, con la persona que, posiblemente, más la conocía en todo el mundo. Incluso más que Stephanie. La única persona que la había conocido enteramente, sin paredes en el medio, sin verdades a media. La única persona a la que habría acompañado al fin del mundo si se lo pedía. Y se encontraba en la sala de espera de un hospital, otra vez.
Su regreso había sido inesperado, sorprendente, y totalmente fuera de lugar. No estaba lista para afrontar la situación. Pero no quería irse. Quería quedarse. Y eso era lo que más la confundía.

(Re) Escribir nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora