16.- Salida de 5, huida de 2

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Los tres nos estamos abrazando, sintiéndonos especiales después de tanto tiempo, porque siempre que tenemos problemas porque no nos sentimos lo suficientemente especiales y únicos ante los demás, con tristeza porque vamos a desaparecer sin ser amados o solamente porque estamos en un punto en nuestras vidas que queremos irnos a llorar y no ver, ni hablar con nadie, siempre regresaremos a ser nosotros, los únicos tres contra el mundo antes de desaparecer.

—¿Por qué andabas llorando?—inquiere Holland después de despegarnos de nuestro abrazo grupal, viendo a la morena hundida en el inodoro, yo por otro lado estoy sorbiendo mis lágrimas con el top crema.

—Me siento rechazada...—gimotea—. Siento que me estás ignorando.

Nos quedamos como piedras, Holland me mira preocupado porque no entendemos qué es lo que le ha llevado a sentirse tan mal cuando intentamos ser las mejores versiones de nosotros mismos para ella porque se lo merece cuando se le es muy complicado hacer amigos.

—¿Por qué? Siempre te cuento todo lo que puedo.

—Bueno. Yo no te cuento, pero eso no quiere decir que no seamos amigos. Te falta demasiado para poder alcanzarme en mi nivel de D-I-V-I-N-O—dice lo último en son de broma que nos miramos por unos minutos para luego reírnos como locos.

Me seco las lágrimas de risa, amarrandome a la espalda de Danna como si fuera un koala, Holland me ve y con una sonrisa picarona se me tira encima besando humedamente mi cuello, le pellizco los rollitos, se aparta de mí soltando una risa contagiosa que nos hace llenos.

—Nunca vamos a dejarte de lado bae—le digo alejándome de ella. Sigo sintiendo el malestar de mi corazón roto en mi garganta, no entiendo cómo alguien puede ser tan malo y ruin con una persona que lo ama, que daría todo por estar juntos, me arrancaría uno de mis dedos si con eso puedo verle feliz y que me sonría igual cuando anota un gol.

Danna termina de secarse las lágrimas, Holland le agarra la mano. Yo les doy mi mejor intento de sonrisa.

—Perdón por ser tan inestable, chicos. En serio que a veces siento que a nadie le importo...—se le quiebra la voz— y en veces que siento que mucha gente me ama.

—No te preocupes—me seco los mocos—. Yo también ando llorando por tonterías como que el chico que me ama no me presta atención.

—Ay, amix. Eso ya se lo venía venir. El muy cabrón siempre te ignora cuando le hablas.

Le miro feo.

—Cállate aborto fallido.

El rubio me saca la lengua, escondiéndose en la espalda de la morena. Es un cobarde que no quiere dar la cara de las tonterías que provoca.

—¿Y si hacemos algo para qué pasen tiempo sabiendo que eres tú?—Danna ha ignorado nuestras peleas, sorprendiéndome con su idea ¿pero qué puedo hacer para que eso ocurra? Liam con suerte se sabe mi nombre... y eso es porque sigue pidiéndome prestado lápices en clase.

—¡¿Vas a seguir pidiendo su amor?!—me exclama el rubio agitándome por los hombros—Ten algo de dignidad, amika.

—Lo necesito, quiero su amor.

Holland me mira con desaprobación, Danna me arquea las cejas tecleando algo en su celular, cuando termina de escribir, me mira con una sonrisa traviesa.

—Ya sé que haremos.

—¿Qué piensas hacer?—interviene Holland queriendo ver lo que ha escrito, la morena le da un zape en la mano cuando intenta arrebatarle el celular.

—Haremos que se enamore de Nate bb.

—¿Pero cómo?

—Ya verás. Así como Tara está haciendo un lugar en tu corazón, así mismo haremos con Liam.

Mi primer y último crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora