3. Fotografías

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Editado.

Salimos de aquella clínica y nos dirigimos al estacionamiento donde se encontraba el auto de Jackson, él sacó las llaves de su bolsillo y presionó un botón, en respuesta el auto emitió un sonido. Era una camioneta negra, algo grande y reluciente, aunque ni con mi memoria intacta podría adivinar que tipo de marca era

—Sube—Me indicó abriendo la puerta del copiloto, yo sólo tomé aire y entré con cuidado, adentro del auto olía a ambientador, los asientos de cuero estaban bastante bien cuidados, por un momento me quedé inmersa en los buenos detalles. Aunque salí de mi burbuja cuando él entró

Se acomodó y encendió el vehículo, este dio un rugido mientras comenzaba a avanzar saliendo del estacionamiento.

—¿A dónde vamos?—Pregunté impaciente posando toda mi atención en él en ese instante.

—Ha casa.

—Ah... ¿Tú casa?

—Sip—Afirmó sonriendo suavemente.

Casa. Qué extraño sonaba...

Después de unos largos minutos de viaje, en los que me mantuve mirando el camino con curiosidad, nos detuvimos en frente de una hermosa residencia. El césped era de un hermoso verde cegador, estaba perfectamente cortado, el jardín me atrapó haciéndome sonreír un poco, aunque abrí los ojos algo sorprendida cuando pude apreciar la magnitud de la casa en la que nos encontrábamos

Que digo casa, ¡Era una mansión!

¿Qué clase de amigos tenía yo?, Jackson se bajó sin mediar palabra y dió la vuelta para abrirme la puerta cosa que... Veía innecesaria, otra vez. Aunque lo dejaría sentirse un galante caballero, sólo por hoy

Caminamos hasta la entrada de la casa, frente a la puerta me pude permitir verla más detalle. La fachada estaba pintada de un color blanco bien pulido, y los marcos de las ventanas, puertas y demás detalles, eran dorado. Tenía dos plantas, una puerta gigante y sofisticada... Que digo mansión. ¡Un jodido castillo!

Sin darme cuenta, al parecer ya había localizado la llave de su hogar entre el pequeño manojo que guardaba y abrió la puerta de enfrente con una sonrisa infantil. Se veía demasiado emocionado

—¡Bienvenida!—Dijo con alegría dándole un pequeño toque a la puerta para que se abriera, si la casa era bella por fuera ¡Imaginen por dentro!

Las paredes eran color crema, la estancia era grandiosa, tenía un sillón en forma de "L" color negro en la zona de la sala, también una gran alfombra color salmón frente a el que daban ganas de... Uf, echarse una siesta en el de lo acolchada que se veía

Habían escaleras majestuosas que me daban demasiada curiosidad, uno que otro jarrón con platas decorando las esquinas vacías y también cuadros coloridos en ciertas zonas. A lo lejos ví puertas transparentes corredizas que daban paso a otro sitio del cuál no tenía idea, y a un lado, lo que parecía ser la cocina y el comendor, aunque desde mi lugar no podía divisarlo bien

—Wow—Susurré para mí misma al admirar tanta belleza en un solo lugar. Era una maravillosa obra de la arquitectura. Escuché la risa nasal del pelinegro a mi lado, de seguro tenía cara de idiota mientras admiraba

—¡Ah! se me olvidó presentarte a alguien—Mencionó de pronto mientras alborotaba su cabello con descuido

—¿Vives con más personas?—Cuestioné frunciendo el ceño, la casa se veía bastante vacía a decir verdad

—No necesariamente personas—Aclaró con diversión mientras me guiñaba el ojo, alcé una ceja mucho más confundida.

—¿A qué te refieres?—Me sonrió, luego silbó, unos segundos después escuché algo... ¿Correr?
Hacía donde nos encontrábamos.

Te Recordaré |Venganza Y Avaricia: Dos Cosas Que No Deben Juntarse| (LIBRO 1)Where stories live. Discover now