29. Siempre Te Recordaré

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Kristal Derricks

Aquel cruce de palabras entre Víctor y yo como era costumbre desató una gran disputa, y entre gritos y empujones por parte de él dio por finalizada nuestra conversación cuando uno de sus hombres lo llamó

Segundos después escuché como la puerta era abierta nuevamente y cerrada en el mismo instante. Estaba bastante nerviosa, sentía la presencia de otra persona en la habitación y incluso temía voltear o hablar, así que solo agaché la cabeza un poco temblorosa y esperé a que aquella persona diera el primer paso

—¿Kristal?—Cuestionó con algo de temor

—¿¡Christopher!?—Pregunté sorprendida mientras me daba la vuelta inmediatamente, y ahí lo vi, se notaba desorientado, y bueno como no estarlo con los ojos vendados y unas esposas en tus muñecas—¿Q-Qué haces aquí?—En ese momento se quitó la venda y miró la habitación con confusión

—Bueno, me dijeron que me trajeron para disfrutar del espectáculo, pero dudo mucho que sea algo bueno—Comentó mientras caminaba hasta estar en frente de mí, observó las mis cadenas con algo de tristeza—Nunca hubiera querido verte así Kris—Susurró para luego apretar los labios con frustración, se agachó frente a mí—Pero prometo que saldremos de aquí, sí?—Acarició mi mejilla levemente y dejo un corto beso en mis labios

—Sabes que confió en ti, cariño—Apodé cariñosamente a lo que la sonrisa de Chris se hizo presente

—¡Te amo, te amo, te amo!—Repetía mientras repartía besos por todo mi rostro

—¡Y-Ya basta!—Me quejaba con algo de vergüenza mientras intentaba detenerlo débilmente, aunque sinceramente no me molestaba en lo absoluto, de hecho lo amaba, lo amaba tanto...

—Eres lo mejor que me a pasado en la vida, Kris—Murmuró en un tono tierno mirándome fijamente, y con esa mirada logró enamorarme y tenerme a su merced en ese instante

Como siempre el momento se vio arruinado por Víctor, y Dios, sin duda ese desgraciado me las pagaría todas

—Bien par de imbéciles, esto se acaba hoy—Informó mientras se estiraba y una manada de hombres se aproximaba a sostener a Christopher con fuerza, cosa que inmediatamente me dio muy mala espina

—¿Qué demonios?, ¡suéltenlo ya!—Gritaba mientras sentía como cada cadena era retirada, y en mis cinco segundos de libertad logré darle un codazo en el mentón a mi queridisimo hermano, cosa que sin duda alguna disfruté, mirar como su mirada se llenaba de completo odio hacia mi hizo que aquel sentimiento de venganza creciera dentro de mi. Por todos esos días de comer sobras y apenas unas pocas gotas de agua cuales perros, por esas cadenas que me han apresado a mi y al posible amor de mi vida y por todo el sufrimiento causado—Te lo mereces—Susurré entre dientes

—Hija de puta—Murmuró para luego cargarme cual saco de papas y empezar a caminar agresivamente hacia una dirección que de verdad no tenía clara, mientras tanto yo solo protestaba y él me repetía que me callara

—¡Suéltame ya, animal!—Gritaba sin parar mientras golpeaba su espalda y pataleaba con fuerza

—¡Esto se acaba hoy, jodida perra!—Decretó tirándome con fuerza en una camilla parecida a la de un hospital—¡Me tienes harto!, ¿me oyes?, ¡harto!

—¡Y así te atormentaré durante toda tu vida!—Aseguré mientras sentía como ajustaba mis manos con unas correas, las apretó con fuerza logrando que inevitablemente gruñera y intentara escapar, pero así como lograron ponerme una, lo hicieron con mi otra mano y mis piernas, esta vez si estaba jodida

—Primero, te haré sufrir un poco—Susurró con una sonrisa siniestra, mostrandome un sello de hierro, lo miré con confusión—¿Dónde lo quieres?—Cuestionó mientras pasaba su mano por mi cuerpo

Te Recordaré |Venganza Y Avaricia: Dos Cosas Que No Deben Juntarse| (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora