Capítulo 17.

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A Louis le asustaba la seguridad de aquella mujer. Bobby sonreía y él se sentía pequeño y estúpido, sabía que sería bastante tonto preguntar cuánto costaba la renta del departamento, el podía imaginárselo y la cantidad que pasaba por su menta, no era una cantidad corta ni barata. 

Tragó en seco. No quería rechazar personalmente a la mujer, de hecho, esperaba que Bobby lo ayudara o dijera algo en negación, pero él no hacía nada. 

—Disculpe, Bobby, ¿Podríamos hablar un segundo…? En privado. —La mujer captó el mensaje y desapareció de la vista de ambos en cuestión de segundos, avisando que estaría cerca. 

— ¿Qué ocurre, muchacho? 

—Estoy esperando el momento en que rechace la oferta, ¡Acaba de decir que este será mi hogar! Claro que no lo será. 

— ¿Por qué? 

—Porque es demasiado. Será bonito y lujoso, también cómodo, pero eso incluye que su renta no será barata. No tengo dinero, bueno, no tanto. —Louis comenzaba a entrar en pánico y desesperación. A la próxima, haría eso solo. 

—No te preocupes, podrás pagarlo, está todo arreglado. Espera, el problema es que no te gusta, si es así podríamos ver otros por la zona. 

— ¡No! Claro que me gusta, es hermoso y Harry le encantaría, estoy seguro, pero…


—Pero nada, este es el correcto. Lo veo en tus ojos. 

Bobby tardó en convencer a Louis en darse cuenta que deseaba ese departamento más que a nada en el mundo, pero al final, lo consiguió. Todo había quedado hecho y las llaves ya descansaban en el bolsillo trasero del pantalón de Louis. Estaba emocionado por darle la noticia a Harry, sabía que se podría muy contento y estaría insistiendo en venir a ver lo que sería ahora su nuevo hogar.

En el camino Bobby hablo acerca de que no sería mala idea sorprender a todos en casa con una cena preparada, Louis estuvo de acuerdo y en menos de 10 segundos Bobby estaba llamando a Maura para avisarle que la cena la llevarían ellos. Por su puesto, ella estaba más que encantada con la idea. 

Louis y Bobby llegaron 30 minutos después y al entrar, los tres chicos menos se les fueron encima intentando quitarles las cuatro cajas de pizzas que Louis llevaba. 

La cena había sido relajante y divertida. Todos compartían la misma felicidad: Louis había encontrado el lugar perfecto. Harry no dejaba de hacer preguntas acerca del departamento; que tan grande era, cuantas habitaciones había, por donde quedaba, entre muchas otras. Al rizado no le gustaba esperar y cuando Maura le pidió que esperara no le hizo muy feliz, pero al final acepto. 

Esa noche, Liam se quedaría a dormir mientras que Zayn preferiría dormir en su cómoda cama. Todos se despidieron y subieron a acomodarse. Louis se sentía terriblemente cansado y no necesito ningún pijama, se deshizo de su camiseta, tirándola por algún lado, seguido de su pantalón rojo; Harry se había ido a dar una ducha rápida y cuando salió se llevo la sorpresa de que Louis ya estaba plácidamente dormido. El menor frunció el seño, esa noche él quería jugar. 

El ojiesmeralda se subió cuidadosamente a la cama, acomodándose a la altura de la entrepierna de Louis. Jamás había hecho algo así, solo tenía 10 años y su experiencia en la masturbación era jodidamente nula. Ni siquiera lo pensó cuando su mano se pasó traviesamente sobre la tela del bóxer blanco de Louis. 

Tampoco lo pensó cuando su mano se metió por debajo de su ropa interior, alcanzando el miembro del mayor y acariciándolo con cariño. 

Y apuesto, que Louis jamás lo pensó cuando inconscientemente empezó a gemir. 

We are not real brothers.Where stories live. Discover now