III

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—¡Atsushi! ¿cómo va el cordero?—se escuchó fuerte la voz de Ranpo, desde el otro lado de la cocina.

—En dos minutos sale del horno—respondió, siguiendo con su tarea de aromatizar con distintas especias la salsa que acompañaría al cordero.

—Kyoka, ¿el pan?—se dirigió ahora a la chica.

—Listo sobre el horno.

Ranpo asintió y vio la hora en el reloj de pared. Faltaban diez minutos para que los invitados de Mori llegaran a la residencia y ya tenía todo prácticamente listo.

El mesón que quedaba más cercano a la puerta y que funcionaba para dejar los platos, tenía las diez entradas ya montadas. Solo faltaba agregarle la limoneta a la ensalada de hojas y montar la merluza, pero eso es algo que debía hacerse a la minuta, así que ahora concentraría su atención en los principales.

La puerta de la cocina fue abierta de imprevisto (aunque Ranpo ya se lo esperaba en realidad) y la esbelta silueta de Ougai Mori con su particular aroma a miel hicieron que Ranpo y Kyoka repararan en su presencia.

—¿Cómo va todo, Edogawa?—fue lo primero que dijo en cuanto estuvo a su lado, paseando su completa mirada en los platos montados y el resto de la cocina.

—Perfecto, sin problemas—respondió este no dejándose intimidar.

—Excelente—se toma un momento antes de proseguir—recuerda que en esta ocasión los chicos del comedor realizarán el servicio caliente, solo deja el agua hervida para que ellos no tengan problemas. Además, deja la mitad de la producción de pan para ahora y luego para el final ¿entendido?

Ranpo asintió.

—Descuida, tengo todo bajo control.

Mori dio unos pasos más, sin ingresar del todo al resto de la cocina, sabía que al no estar usando su uniforme ni su gorro para mantener sus cabellos firmes, podía estropear algo. Años en el rubro se lo enseñaron.

Ranpo al ver que el otro no decía nada más, dio por finalizada la conversación.  Vio la hora nuevamente, solo faltaban cuatro minutos para que el servicio comenzara. Revolvió la limoneta una vez más y tomó el sabor para cerciorarse que estuviera bien.

—¿Cómo ha estado Fukuzawa?—la voz de Mori volvió a escucharse a su lado y gracias al tono bastante insinuante que usó, no pudo evitar sentir un desagradable escalofrío recorrer su espina.

Ranpo lo miró y encontró en su rostro una sonrisa que interpretó como cínica y amenazante.

—¿Por qué lo preguntas?—no pudo evitar que su voz saliera más seria de lo acostumbrado. Mori y Kyoka lo sintieron, el leve cambio en el aroma de Ranpo; caramelo amargo.

El alfa interior de Kyoka quiso salir para calmar a ambos, sabía que nada bueno salía de una pelea entre omegas, sobre todo cuando de territorio se trataba. Pero debía pensar en frío y darse que cuenta que a pesar de todo ambos eran sus jefes (de cierta forma) y no podía interferir.

Mori no puede evitar soltar una leve risa, encogiéndose de hombros. A Ranpo esta acción le molestó mucho más.

—Por nada en especial, solo mera y sana curiosidad—comenzó a caminar hacia la puerta de la cocina que daba hacia el comedor—los invitados ya deben estar por llegar, que todo salga bien—y salió sin escuchar alguna contestación.

Ranpo bufo cabreado. Detestaba cuando su jefe Mori hacía comentarios así y hablaba cualquier cosa respecto a Yukichi, era como si le encantara recordar y hacer salir sus inseguridades con solo unas palabras.

Dime que me quieres - AU!Omegaverse Soukoku (Bungou Stray Dogs)Where stories live. Discover now