I want a penguin

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Mina en lo que llevaba en la familia Kang no podía estar más feliz, y quién no lo estaría, si la menor es la más consentida de la casa.

Todo lo que quiere lo tiene al instante, da igual si Daniel tiene como regla estricta solo comprar las cosas de la lista, él puede comprarle unos cuantos dulces a Mina. Da igual si Jihyo hace comer a todos la misma comida sin excepción, ella podría cocinar algo aparte si es que eso a Mina no le gustaba. Daba igual qué tan concentrada estaba Momo jugando sus videojuegos, si su hermanita menor llegaba, ella lo cambiaría para que ella también pudiera jugar, aunque el juego de pingüinos para ella resulte muy aburrido.

Sana era un caso aparte, ella siempre estaba al pendiente de Mina, siempre allí para ayudarla en lo que necesite. Cosas como alcanzarle un juguete, darle su comida, ayudarla a subir al sofá, peinarla, abrazarla cuando quisiera, jugar con ella a lo que sea que se le antoje, Sana estaba allí.

En ese ambiente Mina se sentía en las mismas nubes, no conocía el límite, ignoraba lo que era un "no", todo era posible si ella lo pedía por favor y hacía un tierno puchero.

Se acercaba una fecha especial, el cumpleaños número 5 de Mina estaba a la vuelta de la esquina, la menor nunca había tenido una gran fiesta de cumpleaños antes, por lo que sus padres ya comenzaban los preparativos para hacer algo genial.

Aunque faltaba un detalle importante, ¿Qué querría Mina de regalo de cumpleaños? Harían algo tan simple como preguntarle, por lo que toda la familia se sentó en la sala viendola para luego hacer la gran pregunta. Le explicaron que podía pedir absolutamente lo que quisiera, lo que más deseara en ese momento, no importaba que tan difícil fuera, su padre le prometió conseguirlo.

Los ojos de Mina brillaron y abrazó fuerte su peluche.

-Quiero un pingüinito- Dijo suave.

-¿Un qué? ¿Un pingüinito? ¿De esos de peluche?- Preguntó incrédulo Daniel.

-No- Negó con su cabeza- Uno de verdad

-O-Oh, pero Mina, no podemos cuidar de un pingüino aquí- Explicó Daniel.

-Sí, cariño, además... no venden pingüinos por aquí- Ayudó Jihyo.

-¿No quieres pedir otra cosa? ¡Podríamos ir a la juguetería!- Momo se les unió.

-Vi muchas cositas de pingüinos allí, ¿No te gustaría?- Animó Sana.

Mina los escuchaba atenta, pero ninguna de esas explicaciones lograga convencer su cabeza, de a poco su sonrisa iba bajando y se apoderaba de ella un rostro bastante serio. Su familia le dio su espacio para responder, a la menor le tembló el labio inferior por unos segundos mientras que sus ojitos se volvían brillosos.

-¡Quiero un pingüino!

-Mina, no podem-

-¡Quiero un pingüino!

-Hay más jugue-

-¡Quiero un pingüino!

-¿Podrías considera-

-¡Quiero un pingüino! ¡Quiero un pingüino! ¡Quiero un pingüino~!

-¡Bien! Bien- Algo alterado Daniel respondió- Papi intentará conseguir un pingüino ¿Te parece? Pero no prometo nada

Mina vio con los ojos más enamorados del mundo a su padre, a su heroe, al único capaz de conseguir un pingüino para ella. Saltó a sus brazos y rodeó su cuello con fuerza, solo con esa acción demostrando cuanto anhelaba ese animalito.

Daniel estaba feliz en ese abrazo, pero lo que ahora por su mente cruzaba era: ¿De donde demonios iba a sacar un pingüino?

Tarde era para arrepentirse de sus palabras, Jihyo lo observaba incrédula y sorprendida, su boca abierta esperando alguna clase de explicación acerca de su reciente compromiso, Sana y Momo emocionadas con la idea de que su padre consiguiera un pongüino para el hogar, Mina completamente feliz y dando saltitos por toda la sala, nunca antes la habían visto así.

J-Sisters / MiSaMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora