J-Sisters / MiSaMo

Campament

Lo que más quería Sana ese verano era irse de campamento, lo deseaba demasiado, lo había pedido una y otra vez a sus padres quienes insistían en que quizás aún eran muy pequeñas para algo así.

Pero Sana no estaría conforme con eso, convenció a sus hermanas y ahora su deseo lo compartía con ellas, Jihyo les intentaba explicar que aún podía ser algo peligroso. La verdad es que Jihyo siempre ha sido muy sobreprotectora y cobarde a la hora de dejar salir a sus hijas, le asustan los accidentes y lo que pueda salir mal, el perder el control de la situación la pone aún más nerviosa. Daniel lo entendía, y no quería que su esposa fuera a estresarse de más, por lo que veía prudente esperar un poco conociendo a sus niñas.

La visita de Nayeon y Tzuyu fue lo que utilizó Sana, bastó convencer a Nayeon para que la idea fuera firmemente apoyada. La mujer le propuso algo bastante atractivo a Jihyo, ir a la casa de vacaciones que tiene junto a un lago por un fin de semana todos juntos, las niñas escucharon y saltaron por toda la sala. Tzuyu inesperadamente se emocionó también, prometió dar de su ayuda para cuidar a las niñas, aunque le explicó que el sitio en realidad es bastante seguro. Daniel, emocionado, comenzó a apoyar la idea igualmente esperando por la decisión de Jihyo.

-Si me arrepiento, nos devolvemos

Las niñas, acompañadas de Daniel y Nayeon, saltaron y festejaron como si ese fuera el triunfo más grande que habían conseguido en toda su vida.

Maletas hechas, juguetes empacados, expectativas altas y todos subieron al auto. Mina con sus cinco añitos aún necesitaba de la silla de seguridad, lo cual era una ventaja y desventaja a la vez, era cómodo para dormir un buen trecho de viaje, pero muy lejano de sus hermanas que jugaban en los asientos normales justo a un lado. Sana y Momo ya se imaginaban en el agua jugando, planeaban todo un itinerario para lo que harían en dos días.

Daniel ocacionalmente las miraba por el espejo retrovisor y sonreía, Jihyo también lo hacía, pero no podía ocultar su preocupación, con ese sentimiento de que algo iba a salir mal.

Cuando llegaron lo primero que atinó a hacer Momo fue correr por el extenso campo, Sana tras ella la siguió y finalmente Mina también quiso ir, pero Daniel la tomó en brazos antes de que diera un paso.

-Oh, espera, Minari- La menor se movía pidiendo ser dejada nuevamente en el suelo- Bebé, calma, espera un momento- Rió Daniel mientras alcanzaba un sombrero- Eso es todo- Le puso el sombrero- Ya puedes ir

Mina cuando estuvo en el suelo comenzó a correr intentando alcanzar a sus hermanas, sus cortas piernitas intentando superar la alta hierva que se levantaba. Momo y Sana jugaban a las atrapadas, se unió a ellas entre risitas que demostraban cuan feliz estaba. Sus hermanas seguían jugando entre ellas la verdad, pero Mina era feliz pensando que si participaba del juego y las seguía con esfuerzo, gotas de sudor corriendo por las frentes de las pequeñas.

Jihyo, luego de sacar fotos, las continuaba viendo preocupada y siguiendo con sus ojos aquellos pasos que podían caer, el resto de adultos sacaba los bolsos y los guardaba en la casa. Daniel pasó por el costado y le dio un ligero empujón aconpañado de una sonrisa.

-No te preocupes, Mina las cuida- Dijo en tono de broma.

-¿Y quién cuida a Mina?- Preguntó preocupada Jihyo.

-Momo

-¿Y quién cuida a Momo?

-Sana

-¿Y quién cuida a-

-Jihyo, relajate- Interrumpió Daniel- Ve tu misma, están felices, no les pasará algo- Continuó sacando bolsos.

Jihyo suspiró, quizás sí necesitaba  relajarse un poco. Alzo nuevamente la vista, ahora Mina era digna parte del juago persiguiendo a sus hermanas, destacando esa sonrisa que dejaba ver sus encías y hacía sus mejillas mucho más apretables de lo normal.