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Una cabizbaja coreana iba caminando lentamente hacia su habitación en la madrugada de ese frío sábado. Sentía su corazón achicarse en su pecho a medida que se acercaba a aquel cuarto en donde se encontraría cara a cara con el amor de su vida. Su vista era borrosa y las gotitas que hacían un camino desenfrenado por sus mejillas como cascadas caían con fuerza al piso como si de una lluvia torrencial se tratara.
Había hablado por teléfono con su novia, había sido muy tierna y habló con su suegra que le tomó un cariño único por hacer feliz a su hija, Chaeyoung prometió ir a visitarla algún día.
¿Cómo pudo ser tan estúpida? Estaba destrozada, prefirió poner en juego su felicidad, la felicidad de Rosé y la de Mina. Lo único que quería la pelinegra era que la tierra se abriera, la tragara y la escupiera en un lugar muy lejos donde nadie pudiera encontrarla. Se sentía devastada, casi inútil, una mierda viviente. Se sentía sucia, se empezó a repudiar a sí misma por no poder ser sincera con ella misma ni con los demás.
Chaeyoung: Soy una jodida basura... - murmuró con asco secándose las lágrimas con fuerza.
Paró en seco en la habitación 227 y se quedó un momento mirando la madera de la puerta. Su mente estaba en otro lado y las ganas de drogarse se hicieron presentes.
Apoyo su cabeza en la puerta unos minutos tratando de calmar su llanto y secó sus lágrimas con el torso de su mano. No tenía que verse destrozada, debía ser fuerte para enfrentar a la castaña.
Pero el escenario al otro lado de la puerta no era mejor que el suyo. La japonesa se encontraba en su cama, acostada en posición fetal mientras lloraba.
Ella no quería hacerle daño a nadie, ella tan sólo no supo qué hacer... se sentía presionada. Por un lado estaba su mejor amiga que se enamoró de ella con la más pura inocencia y no quería romperle el corazón, no quería que la hermosa persona que era Tzuyu derramara una lágrima por ella ni que sufriera por su culpa, no quería que la persona más importante en su vida fuera infeliz y que se alejara de ella por no corresponderle a sus sentimientos. Y por otro lado estaba la pequeña chica que robó su corazón desde un principio... a la cual amaba con todo su ser, la chica tierna y sexy que le dió su primera vez, que la hizo sentir en las nubes y le llenó de color el mundo, la chica que le mostró que no todo en la vida es malo.
Pero ¿qué podía hacer? Si era sincera con Tzuyu perdía su amistad, pero si era sincera con Chaeyoung, perdía su felicidad.
La puerta de la habitación se abrió lentamente para dejar a la vista a la chica que causaba que su corazón latiera con fuerza, la chica que le robaba el aliento... y lloró aún más.
Chaeyoung: Mi-Mina... - susurró cerrando la puerta y corriendo a la cama de la japonesa para abrazarla.
