Capitulo 1

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El día no tan libre de la organización

Era un día soleado, con nubes de color negro formando figuras maquiavélicas en el aire; los pájaros genéticamente alterados entonaban chillidos desafinados, ocurrían robos en una que otra avenida de la ciudad de Hatsville y los ocupantes de una singular mansión despertaban para emprender las malvadas labores que les correspondían.

Para el amo y señor de la casa, un demonio que curiosamente no poseía oídos ni nariz, su despertar era simple y relajado. Se levantó de su cama hecha de terciopelo infernal y rellenada con algodón de ovejas del inframundo; unos cuantos huesos sonaron en el proceso, pero para el no eran más que estiramientos mañaneros. Dejo su sombrero para dormir en su mesa de noche y se puso su gorro para ducharse, dirigiendo sus pasos hacia el baño para tomar un relajante baño de ácido hirviente. Ayudaba a dejarle la piel rasposa y en un tono “radiante”, o eso pensaba él.

Para el único humano en la mansión resultaba diferente, se levantaba del escritorio en su laboratorio con un gran pesar causando que su espalda crujiera, provocándole un inmenso dolor. Con una palmada, tres robots aparecieron ante él; uno se encargaba de darle un rápido masaje renovador, otro se ocupaba de poner todo en orden en su escritorio y recoger las 5 tazas vacías con rastro de café que quedaban mientras el ultimo robot le traía un cambio de ropa y su cepillo dental para que pudiera darse un ducha en el baño del laboratorio. Todo en un amanecer habitual del Dr. Flug Slys.

Ya bañado y vestido, agregando su bolsa y gafas de esquí, se dirigió a un lugar apartado del laboratorio, pero no por eso se encontraba sin uso; era un espacio con una cama para mascotas de un tamaño algo grande que se encontraba lleno de peluches hasta el tope, cubriendo el cuerpo de un tierno oso celeste.

-505, despierta, ya es de día- dijo el doctor quitando un conejo de peluche mostrando el rostro durmiente del oso, quien se removía en sueños para luego abrir sus lindos ojitos soñolientos, libres de ningún ápice de maldad o tristeza.- Buenos días mi rayito de sol, es hora de levantarse; hay mucho por hacer hoy- acariciaba la cabeza del animal, generando pequeños gruñidos de satisfacción. Se tambaleó un poco antes de levantarse, mientras se frotaba los ojos con sus patitas peludas.

Luego de la parte fácil de un trabajo, la difícil viene por lógica. Si despertar al oso celeste era la parte fácil…

“Alerta, alerta, tenemos un código verde en el laboratorio. Hatbots modelo 44, 72 y 84, preséntense de inmediato. Esto no es un simulacro. Alerta…”

Entonces despertar a Demencia era la tarea más dura y titánica de todo el mundo.

-Hatbots, encárguense de resguardar las salidas y las ventanas; que uno de ustedes lleve a 505 a la cocina- Flug se movía de un lado a otro repartiendo órdenes a los grandes robots que ocupaban la entrada del laboratorio- Tu, el de allá; tráeme el lanzador de dardos relajantes. Esto será tedioso.

Tomando en sus manos la pistola modificada (por el mismo), el científico abrió la puerta que conducía a la habitación de la chica con ADN de lagarto y personalidad explosiva; una vez abierta, envió al primer Hatbot hacia el interior de esta, siendo lanzado por los aires en menos de un instante, pero completamente despedazado.

-¡Demencia, déjate de tonterías y sal de allí de una vez!- grito desde el marco de la puerta, escondiéndose al ver como se aproximaba una bota gigante hacia su cabeza- ¡Y deja de lanzar cosas escuincla, casi me da a mí!

-¡Esa era la idea nerd de pacotilla!- contesto la chica lagarto, ataviada con un pijama de cuerpo completo con la cara de Black Hat estampada en el centro, junto con un sinnúmero de corazones negros y unas manchas rojas de algo que probablemente no era pintura- ¡Y te lanzo todo lo que YO quiera, tú no eres mi líder! ¡Solo mi Blacky me dice que hacer!- cruzo los brazos en señal de negación. Por lo menos se estaba calmando.

Another Villainous AntologyTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon