☀︎ | Capítulo 1

510 73 208
                                    


☀︎ Capítulo Uno ☀︎

La única persona que no ve
tu belleza es el rostro en el espejo
devolviéndote la mirada

Hartley ☀️

Parpadeo ante la imagen que tengo a frente a mí e intento ignorar las inseguridades que se van construyendo en mi interior.

Pero eso es imposible, ¿no deberías saber eso ya, Hartley?, me digo a mí misma.

Mi atención vuelve a la foto... maldita seas, Instagram. Podía vivir tranquilamente bien sin ver esta foto.

Karma y Brooklynn. Besándose. En la boca. Los brazos de Karma rodeando la perfecta y diminuta cintura de Brooklynn. Ambos sonriendo, felices.

Y luego estoy yo, tirada en mi cama, lamentando mi existencia.

Me gustaba Karma; me gustaba muchísimo. No puedo creer que incluso llegué a pensar que alguien tan perfecto como él siquiera miraría en la dirección de alguien tan imperfecta como yo.

Era más que obvio que él iba a preferir a alguien perfecta. Brooklynn es todo lo que yo quiero ser: es bonita, flaca, y amada.

Yo realmente intento ser perfecta, pero nunca parezco ser capaz de llegar a ese nivel de perfección que busco.

Nunca nadie me va a querer, voy a estar sola con mi miseria hasta el día de mi muerte. Mi corazón se estruja al pensar en eso.

¿Cómo alguien podría amarme?

Mi mirada se dirige al espejo que se encuentra a la derecha de mi cama, recordándome todos los días que no valgo la pena.

El disgusto y el odio a mi ser corren por mis venas cuando veo mi cuerpo, mi rostro, mis ropas...

Soy horrible, soy horrible, soy horrible.

Lágrimas queman en mis ojos, rogando por salir. ¿Quién soy yo para impedirlo?

Bloqueo mi teléfono decidida a dejar de mirar esa foto y me pongo de pie.

Quiero hacer algo productivo, algo para sentirme mejor conmigo misma, pero ¿a quién engaño? Ya sé que eso no es posible.

No sirvo para nada.

Hay personas en todos lados que tienen talentos, talentos reales. Personas que cantan hermoso, que bailan divino, que tocan instrumentos, que son inteligentes.

Y yo... yo soy un don nadie. Soy la persona cuya existencia es más inservible que las instrucciones del shampoo.

Así de patética soy.

Mis ojos vuelven a dirigirse a mi reflejo por inercia, y me sorprendo al ver mi cuerpo de perfil. Por un segundo había olvidado lo obesa que era. Verlo en el espejo se siente como una patada en el medio del rostro.

Y las lágrimas comienzan a fluir como un río.

Miro mi cara roja en el espejo y aquello me lleva al límite.

Siento las paredes de mi habitación cerrarse cada vez más, asfixiándome.

Necesito salir de aquí. Me digo, sin saber exactamente a qué me refiero. Si a la habitación o al estado de depresión que me persigue como una nube oscura sobre mi cabeza a donde sea que vaya.

A toda prisa, voy a la habitación de mi madre con la esperanza de que ella se encuentre allí con los brazos abiertos dispuesta a consolar a su patética hija.

Y aunque sabía que ella no estaría allí, la decepción invade mi ser cuando la encuentro vacía.

Nunca está allí. Me recuerda mi subconsciente.

Salgo corriendo de la ridículamente enorme casa a la que mi madre llama hogar y corro por las calles.

Las lágrimas vuelven mi vista borrosa, pero no me importa.

Corro sin mirar atrás, ni adelante.

Corro teniendo ojos sólo para el odio hacia mi ser.

Corro hasta que mis piernas duelen y mis pulmones arden.

Corro esperando poder escapar de la nube oscura que me acecha y atormenta.

Pero no lo logro.

Increíblemente cansada y con la respiración agitada, me detengo abruptamente y miro a mi alrededor. No tengo ni la menor idea de dónde estoy, pero no me importa.

Apoyo mi espalda contra la pared de una casa y lentamente me dejo caer en la vereda, sin parar de llorar en ningún momento.

No puedo. No puedo seguir así, pero no hay solución para esto. No existe manera de deshacerse de la grasa que me rodea, que me recuerda la abominación que soy.

No sé cuánto tiempo pasé sentada allí, abrazándome a mi misma por el frío y llorando desconsoladamente.

Tal vez fueron minutos, o tal vez horas.

Una vez que me quedo seca de lágrimas, levanto la cabeza y la apoyo contra la pared. Mi mirada se encuentra fija al frente, aunque no observo nada en específico. Estoy comenzando a calmarme un poco...

Pero todo mi cuerpo se pone a alerta cuando noto, por mi visión periférica, que alguien se sienta a mi lado, casi rozando mi muslo.

Me abrazo a mí misma en un gesto protector mientras mis dientes tiritan levemente, debido a la baja temperatura. Hace mucho frío y olvidé mi campera en casa.

Siento la respiración del extraño a mi lado pegada en mi cuello, y giro la cabeza abruptamente.

Me relajo un poco al ver que es un chico, más o menos de mi edad, y no un viejo pervertido. Su cabello es negro azabache y sus ojos de un profundo color verde.

-Oye, hola, lamento molestarte.- dice mirándome a los ojos, un poco nervioso. -¿Te molestaría...? eh... ¿Te molestaría hacer como que dije algo muy gracioso y reír? Sólo una fuerte carcajada y listo.

Lo miro desconcertada y un poco ofendida... ¿qué diablos?

☀︎ ☀︎ ☀︎

¡Gracias por leer!

¿Qué piensan de Hartley? ¿Qué consejo le darían?

El segundo capítulo será publicado mañana y a partir de entonces habrá actualización todos los martes❤️

¡Los quiero!

-V ☀️

-V ☀️

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Forcing Smiles ©Where stories live. Discover now