☀︎ | Capítulo 9

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☀︎ Capítulo Nueve ☀︎

Who needs to go to sleep
when I've got you next to me

Cole ☀️

Avanzamos a paso lento yendo en dirección al cine de Pinamar.

Hartley no habla ni me mira, y sé que está nerviosa. Camina mirando al suelo y la tensión entre nosotros es enorme.

Y eso no me gusta.

No quiero que esté nerviosa a mi alrededor, quiero que se sienta cómoda.

El problema es que ella cree que yo soy perfecto. Sé que ella se degrada a sí misma y cree que no es suficiente.

Pero no soy perfecto, y no soy mejor que ella para nada. Así que se me ocurre algo para romper la tensión.

Mientras caminamos, trabo mi pie con una baldosa salida del suelo, y caigo boca abajo en el mismo.

Obviamente detuve la caída con las manos, ya que tenía todo bien calculado.

-¡Oh dios! ¿Estás bien?- pregunta Hartley con sincera preocupación en su voz y yo sonrío.

-Si, si.- me levanto y sacudo el polvo de mis rodillas riendo, y ella me sigue.

-No es por sonar mala ni nada, pero hubiera sido más gracioso si caías arriba de esa caca de perro.- Señala un enorme sorete que se encuentra a menos de medio metro de distancia de nosotros. Y digo enorme porque no hay manera de que un perro haya producido eso.

Suelto una carcajada porque, sí, hubiera sido gracioso... pero para ella.

-¡Ew, qué asco!- exclamo entre risas.

Y cuando veo a Hartley reír, no puedo evitar que mi corazón se acelere... la adoro.

Bien hecho, Cole, me doy palmadas en la espalda a mí mismo, has roto la tensión.

Cuando llegamos al cine el olor a pochoclos llega a mis fosas nasales, e inmediatamente me siento mal. Seguro que Hart quiere comer pochoclos, y yo no tengo el dinero para comprárselos.

Tuve que gastar todo lo que tenía en los boletos y le ruego a Dios que ella no me pida. No sé como voy a decirle que no.

-¿Quieres?- ella pregunta a mi lado y la miro sorprendido. -Pochoclos, quiero decir. Yo invito. Bueno, yo no quiero, pero si vos queres, es lo justo, ¿no?

Y con una bolsa de pochoclos en mis manos y el corazón acelerado, tomamos asiento en el medio de la sala de cine.

Hartley deja las muletas en el suelo y nos acomodamos para mirar la película.

La sala se encuentra casi completamente vacía; sin embargo, un viejo que parece la Torre Eiffel decide que es buena idea sentarse justo en frente mío. Bueno, mientras no se siente en frente de Hartley, que es la personificación de lo pequeño, por mí está bien.

Cuando el filme comienza, noto que Hartley sigue nerviosa. Así que me arriesgo a arruinar todo y tomar su mano.

La tomo intentando asegurarle que todo está bien, que no tiene por qué estar nerviosa... al menos no a mi alrededor.

Forcing Smiles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora